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Diario El Argentinomartes 16 de abril de 2024
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El río Uruguay cada vez más deteriorado

El río Uruguay cada vez más deteriorado

Antes de que la pastera UPM (ex Botnia) se instalara en la región, ya la comunidad de Gualeguaychú había advertido que el río Uruguay se encontraba saturado de fósforos y nutrientes y que esa planta iba a agravar la situación que ya se encontraba deteriorada por el desmonte, la actividad agropecuaria a escala industrial y la falta de tratamientos de los efluentes cloacales e industriales, entre otros impactos negativos en materia ambiental.


Ahora se conocieron nuevas floraciones de algas a la altura del Arroyo Pereira, fotografías que se tomaron el domingo pasado y que gentilmente las aportó el baqueano del río y asambleístas, Raúl Almeida.
Esta floración inusual de algas fue detectada en la zona del Puente Internacional “General San Martín”, cuando el Río de los Pájaros presentaba una temperatura del agua en superficie de 19º C y una profundidad del arroyo de apenas cuatro metros.
El exceso de nutrientes en el agua se debe a múltiples factores, todos agravados por la presencia de la pastera. El período de altas temperaturas es uno de ellos pero tal vez no el de mayor influencia. La gran bajante del río coadyuva a esta situación, porque las aguas son más transparentes y eso permite que los rayos del sol penetren con mucha mayor facilidad y genere luego la producción algal.
Pero no es lo único, ni tampoco alcanza como una explicación integral. Es una parte, pequeña del deterioro del río y hasta aquí hasta generada por procesos naturales. El gran problema del río Uruguay es la presencia antrópica sin responsabilidad. Porque también se vincula el exceso de nutrientes de fósforo y nitrógeno como consecuencia de la desforestación y el uso indiscriminado de agrotóxicos. Hay que decirlo claramente: la actividad agropecuaria industrializada influye de manera negativa al menos bajo seis modalidades.
El agro interviene en dos formas: cuando utiliza el herbicida y mata las llamadas “malezas” y esas malezas por el escurrimiento de las aguas siguen los diversos cauces y terminan siendo materia orgánica en descomposición: su producto final es el fósforo y el nitrógeno. El otro impacto es el uso de fertilizantes (especialmente urea), porque produce una gran cantidad de nitrógeno que también va a los cursos de agua.
La tercer fuente es la cría de ganado a corrales o feedlot, modalidad que es considerada de alto impacto negativo ambiental. La cuarta es la sobre explotación de cítricos. La quinta la producción de madera, especialmente eucaliptos y coníferas. Y la sexta es la desforestación del bosque original.
Otra causa tiene que ver con la falta de tratamiento de efluentes urbanos (que no es el caso de Gualeguaychú). También hace al enriquecimiento de nutrientes los basurales ubicados en la zona del valle de inundación del río.
Y del mismo modo, la otra fuente es la represa de Salto Grande, a raíz de la sedimentación que se está produciendo en el mismo lago y la falta de un ordenamiento territorial del uso del perímetro del lago o perilago.
Por eso el impacto local, a nivel de Gualeguaychú, tiene un agravante con la presencia de Botnia, dado que sus efluentes magnifican toda la carga orgánica que ya trae el mismo río por las causas mencionadas.
Para tener una idea: hasta hace tres o cuatro años, en la zona el río Uruguay recepcionaba los efluentes de dos ciudades: Fray Bentos y Gualeguaychú. Desde entonces, se le agregó de manera negativa una tercer ciudad, porque las emisiones de Botnia son equivalentes a las que arroja una población de sesenta mil habitantes. Y esto está directamente vinculado al reclamo de Gualeguaychú, cuando antes de autorizarse unilateralmente que la pastera comience con su producción, ya se advertía que esa actividad iba a agravar todas las condiciones que presentaba el río. La profecía se ha cumplido.
Por otro lado, hay que recordar que estas afloraciones algales atentan contra la actividad turística, dado que este verano ya hubo playas clausuradas; amén que presentan un riesgo directo a la salud y que además exige mayores inversiones para la potabilización del agua para consumo humano. Riesgo a la salud, contaminación ambiental, mayores costos para potabilizar el agua urbana, atentado al desarrollo turístico son sólo algunas de sus consecuencias nefastas.
Resulta paradójico que en Entre Ríos, ubicado en el corazón del Acuífero Guaraní, territorio rodeado por los dos grandes ríos de la Cuenca del Plata y atravesado por más de siete mil cauces de aguas superficiales, lejos de resolver ambientalmente la relación con el agua dulce, cada día se acerca más al escenario horroroso de dilapidar el llamado Oro Azul.
El escenario hoy es la contaminación y el agua –amiga del hombre- se está convirtiendo en su propio veneno. Por eso el río Uruguay no soporta más. Es un peregrino en medio de un holocausto y en su peregrinar exige, ruega, implora, pide, suplica, exhorta y reza por un milagro. Como respuesta, los pueblos ribereños están movilizados desde hace año en su defensa, son un torrente a favor de la vida. Los que están paralizados, como aguas estancadas, son los Estados.
¿Habrá capacidad de escucha o la tendencia será silenciar al río para que se asfixie en su propia agonía?

Por Nahuel Maciel
EL ARGENTINO ©



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