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Diario El Argentinomartes 19 de marzo de 2024
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Mujeres que hacen cosas...

Lejos de casa y orgullosa de ser argentina

Lejos de casa y orgullosa de ser argentina

Antonella Morales está viviendo en Minnesota, Estados Unidos, a donde fue por primera vez en el 2008 por un intercambio de un año.




Claro que antes de esto, estudió el profesorado de inglés en el Sedes Sapientiae y comenzó trabajar. Pero su meta era conocer Londres o EEUU y perfeccionar el idioma.
La entrevista fue posible a través del correo electrónico y cuando le preguntamos cómo llegó a donde está, contó “toda mi vida he sido una apasionada por los idiomas, (especialmente el inglés), la música y las películas. Esas tres pasiones dieron lugar a un sueño: conocer Estados Unidos”.
“Como la economía de mi familia durante mis años de escuela no me permitió estudiar inglés en forma particular más que por un solo año, empecé a aprender por mi cuenta. Antes de que existieran los traductores automáticos de Internet, la única forma de traducir canciones era con un diccionario. Así fue que mi locura adolescente por los Backstreet Boys fue lo que me llevó a aprender el idioma. Cuando terminé el secundario, ingresé al profesorado de inglés y al terminar la carrera, comencé a trabajar. Por mucho tiempo estuve buscando la forma de poder viajar y experimentar algo parecido a lo que había visto en tantas películas” lo que llegó con el intercambio.
“Durante esa etapa, debía ir a la universidad para perfeccionarme y tener reuniones periódicas con los otros chicos del intercambio; así conocí gente de todas partes del mundo. Además, como por contrato no podía trabajar de otra cosa, enseñé como voluntaria inglés a inmigrantes que estaban en proceso de sacar la ciudadanía norteamericana. Fue un desafío muy grande porque la única forma de comunicación que tenía con ellos era el inglés y eran japoneses, chinos, árabes, etc.”
¿Cómo te sentís allá? fue la pregunta siguiente y Antonella relató “al terminar el año, mi familia anfitriona me pidió renovar por seis meses más y yo encantada acepté, pero todos mis amigos de la agencia decidieron volver a sus respectivos países así que me quedé sola. A través de Facebook encontré un grupo llamado “Argentinos en Minnesota” y debo decir que desde ese momento se han convertido en mis amigos, mi familia, mi cable a tierra y mi sostén lejos de casa”.
Como dijimos al principio, también estudió para azafata y sobre esto recordó “ser Tripulante de Aviación era una forma de volver a EEUU y visitar a mis amigos. No alcancé a buscar empleo porque una amiga de Minnesota, me recomendó para un puesto en Macalester College, una universidad a sólo unas cuadras del que había sido mi barrio”.
De manera que desde enero de 2012 enseña español y cultura latinoamericana y coordina la Casa Hispana donde vive con su amiga Cecilia (de Nogoyá) y diez alumnos universitarios cuyo propósito es vivir en un ambiente hispanoparlante.
“La experiencia ha sido espectacular. Si bien yo ya sabía lo que era enseñar un idioma, antes de venir aquí tuve unas clases intensivas con mi mamá de lengua española, ya que hablarlo es una cosa, y enseñarla como lengua extranjera es otra muy diferente. Vivir en una universidad es increíble. Me siento como en casa y como el departamento de Estudios Hispanos está formado por gente excelente, muy buenos docentes de todas partes del mundo, aprendo de ellos día a día”.
A Antonella le encanta lo que hace pero sobre todo, como dijo, “poder enseñar sobre mi cultura. Es algo que cuando daba clases de inglés en Argentina me faltaba. En cambio, cuando enseño español y les muestro sobre Gualeguaychú (los estudiantes se quedan fascinados con el carnaval y las playas) o sobre Argentina en general, les hago escuchar mi acento o los trato de “vos”, se dan cuenta que no todos los latinos somos mexicanos y que las ideas preconcebidas que ellos tienen no siempre son reales. Estoy destruyendo estereotipos día a día... ¡Y me encanta!”
La decisión de irse y los años que han pasado han hecho que Antonella creciera en varios aspectos.
Y si bien le resulta muy difícil estar lejos de su familia, considera que hay cosas que hay que experimentar para saber lo que se siente.
Y algo más, porque no todo es trabajo y estudio. Antonella dijo “debo admitir que yo era alguien que renegaba de su país... solía mirar afuera y deseaba irme, tener esa vida que veía en las películas. Pero si bien admiro muchas cosas de Estados Unidos y mi romance con este país sigue firme, estoy aun más enamorada del mío propio. Tener derecho a ir a una universidad gratuita, sin tener que pasar años después de graduarse pagando los préstamos que se han pedido o tener hospitales públicos, son cosas impagables. Y si bien creo que nuestro país aun debe mejorar muchas cosas, no puedo expresar con palabras lo orgullosa que estoy de ser argentina”.
Esta convicción vale destacarse, para tenerla a mano frente a los derrotistas, porque lo que Antonella afirma tiene el peso de la vivencia que para ella, sigue siendo muy enriquecedora.

Silvina Esnaola
EL ARGENTINO








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