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Diario El Argentinosábado 20 de abril de 2024
Editorial

El cambio climático es hoy

El cambio climático es hoy

Las lluvias caídas en la Ciudad de Buenos Aires y en gran parte de la provincia de Buenos Aires, principalmente en la zona de La Plata fue caracterizada como una catástrofe adjudicada al cambio climático.


El cambio climático no es algo que se producirá en un futuro más o menos cercano, sino que es una situación que ya convive con nuestra realidad.
No es casual que sea considerada por los expertos como la mayor amenaza ambiental a la que se enfrenta el planeta.
Los gases de efecto invernadero emitidos a la atmósfera y el aumento de la temperatura de la Tierra, generan grandes distorsiones en el sistema climático a escala planetaria.
Los científicos ya han advertido a nivel mundial –con escaso eco por parte de los gobiernos de todos los hemisferios- que si la temperatura global supera los 2°C las consecuencias serán catastróficas. Impactos económicos, sociales, políticos, culturales y ambientales condicionarán el destino de casi todas las regiones del mundo.
Sus consecuencias inmediatas –algunas ya se están padeciendo- son el derretimiento de los glaciares y otras masas de hielos permanentes en todo el planeta (situación que pone en riesgo las más importantes reservas de agua dulce del mundo y que causará la crecida del nivel del mar), advierte Greenpace, además de señalar el incremento de olas de calor, inundaciones y sequías. Y junto con ello, la Organización Mundial de la Salud también alerta sobre la expansión de enfermedades y la posibilidad de un colapso general.
No son advertencias alarmistas. Las consecuencias que por estas horas se experimentan en la Capital Federal y en gran parte del Conurbano bonaerense son un elocuente testimonio de ello.
La vulnerabilidad al clima se encuentra fuertemente vinculada con el nivel de desarrollo, condiciones sociales y económicas, aspectos culturales, organización institucional y, especialmente, la pobreza.
No hay otro camino para enfrentar este complejo problema, que unificar criterios para realizar medidas de mitigación y simultáneamente adaptar otras políticas coordinando eficazmente las actividades que llevan a cabo los distintos actores vinculados.
Por eso es un proceso donde el Estado no puede desertar de su rol central y debe ser cauteloso como muy responsable a la hora de aplicar decisiones.
Lo que está ocurriendo en Entre Ríos con el desmonte nativo, el padecimiento de la erosión en la provincia hablan a las claras que en este territorio no hay política de contención ni de desarrollo en materia ambiental.
No se puede hablar de cambio climático y por otro lado no dimensionar que la toma de decisiones estratégicas requiere de la participación de muchos sectores y que es suicida que todo se agote en la perspectiva de quien está gobernando.
El cambio climático implica un gran desafío. Por empezar se debe tomar conciencia de las responsabilidades comunes, pero también la necesidad de que se adopten políticas de Estado para tener respuestas concretas para enfrentar esta calamidad.
Los ambientalistas enseñan que hay que pensar de manera global y actuar de manera local. Gualeguaychú es un ejemplo de ello si se lo mira en términos de ciudadanía. Porque si se lo analiza en términos de Estado es absolutamente al revés. El conflicto por la pastera da fe de ello.
La resolución de los grandes temas ambientales no puede ignorar las necesidades de las realidades de una comunidad, que no solamente está vinculada con las personas sino con una biodiversidad de la que también se depende.
Sin esfuerzo integrado a escala local, provincial, regional y nacional –e incluso internacional- será imposible mejorar la condición de vida. Y las consecuencias más negativas del cambio climático será la realidad dominante.


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