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Diario El Argentinomartes 19 de marzo de 2024
La Mujer

Mujeres que hacen cosas...

Los envases vacíos se invierten también en educación

Los envases vacíos se invierten también en educación

Ocupa el cargo en el que recae la mayor responsabilidad del turno tarde de la Escuela Gervasio Méndez.


Y con esta condición, impulsa desde hace un tiempo el programa de acopio de botellas plásticas para reciclar, con la premisa de que todo lo obtenido será destinado en beneficio de los alumnos, protagonistas esenciales.
Marcela Morganti contó cómo se trabaja en el turno a su cargo destacando “es un proyecto institucional transversal, porque toma todos los grados, de manera que se comparte el compromiso con el propósito d e vivir bien, en armonía. Y tratamos de ensamblar el cuidado del medio ambiente con la convivencia dentro de la institución”.
Y en este punto marcó, tal como ha de hacerlo a su alumnado “el hecho de tirar en la calle una botella de plástico es igual que tirar en la escuela un papel o cualquier basura donde no corresponde”.
Y de inmediato recordó “este proyecto surgió en marzo pasado, cuando vino un papá a comentarnos acerca de una planta que recicla botellas. Me generó inquietud y nos pusimos en contacto con la empresa. Luego empezamos a juntar botellas y en simultáneo, a trabajar con los chicos en el cuidado del medio en que vivimos”.
“Enseñamos a separar, porque hay consignas para esto”, aclaró, para explicar “las botellas se separan por color, características del plástico y contenido. Por ejemplo: las botellas de aceites son tóxicas, así que no se pueden reciclar junto a otros envases comunes. Las de lavandina tampoco se pueden mezclar con envases comunes porque son de material soplado, es decir, ya reciclado. Y estos conocimientos se van internalizando desde el primer grado”.
Marcela creyó necesario señalar “quisimos premiar la actitud de los chicos, estableciendo una competencia sana que comparten con sus papás: el grado de cada ciclo que más botellas junten se hará acreedor a un paseo a fin de año”.
“Estos paseos de los escolares tiene que ver con el aspecto pedagógico -marcó, para agregar “en un curso, al trabajar sobre poetas, surgió el tema del río y con esto, la idea de un paseo en catamarán con el grupo escolar, para que lo conozcan y se apropien de su cultura. La intención es seguir acopiando, reciclando y recaudando para recorrer distintos centros culturales de la ciudad para que los chicos puedan conocer y valorar su riqueza”.
Retomando el sistema del acopio, la docente explicó “juntamos botellas, que nos compran por kilo. Con eso vamos solucionado ciertos inconvenientes que pueden presentarse en la escuela, pero todo es para los chicos, que son los protagonistas de este emprendimiento”.
“En al escuela todo está clasificado y ordenado, porque también se inculcan estos hábitos. Los alumnos traen separadas las botellas: en una las transparentes, en otra las verdes o azules, en otra, las que son de material soplado (las opacas, esto es las de algunos detergentes, lavandina, champúes) y finalmente las de aceite”.
Claro que para establecer esta diferenciación, primero se investigó y se recibieron las explicaciones del reciclador. Estas charlas también se han incorporado a la propuesta integral del acopio y reciclado.
“Las tapitas también se separan y si el reciclador no las utiliza, sabe que debe enviarlas al Garrahan para este proceso”, aclaró.
Por el espacio que ocupan, el acopio se hace en un predio cedido para esto. Morganti destacó que los chicos no están en contacto con las botellas una vez que están en este lugar, sino que su trabajo termina cuando las bolsas son dejadas en el salón del establecimiento.
Además de los paseos relacionados con los temas que tratan en clase, los alumnos de sexto grado financian su viaje de fin de curso con estos ingresos.
De manera que quien quiera sumarse podrá acercar sus envases a la escuela desde la una y hasta las cinco de la tarde.
“Con este proyecto también ingresamos en la Biblioteca de la escuela una enciclopedia en CDs sobre los seres vivos, que compramos en conjunto con la cooperadora de la escuela para incrementar el material de consulta”, dijo satisfecha también por este logro.
“No es mucho el dinero que ingresa, pero la premisa es gastarlo todo en provecho de los niños”, dijo Marcela con su acento mendocino que revela su procedencia pero que al ser parte de Gualeguaychú, ha sabido incorporar el cuidado del medioambiente y sigue maravillándose con las riquezas patrimoniales de nuestra ciudad.

Por Silvina Esnaola





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