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Diario El Argentinomartes 19 de marzo de 2024
La Mujer

Mujeres que hacen cosas...

Para ella cada vestido es una creación

Para ella cada vestido es una creación

De hacer vestidos para sus amigas en el secundario, ayudándose de lo aprendido en los cursos de corte y confección, Natalia Hernández llegó al diseño y confección de alta costura.


“Lo mío no es la ropa para todo andar sino los vestidos de fiesta, de novias, madrinas y quince años”-aclaró de entrada, para agregar “comencé de chica, porque mamá nos mandó a mi hermana y a mí a corte y confección. Mi abuela cosía muy bien y mamá pensó que nosotras también lo haríamos”.
Y así como a ella le gustaba coser, a su hermana no, de manera que hacía su trabajo y el ajeno. “Pero nos divertíamos mucho”, remarcó.
“En la secundaria, hacía vestidos para mis amigas” recordó, agregando que si había tela para cortar estaba todo bien, si no, se desarmaba algo.
Terminada esta época, se fue a estudiar y se inscribió en arquitectura en la UBA, pero al cabo de un tiempo, se cambió a Diseño de indumentaria textil, en la misma Facultad. “También hice cursos de alta costura, porque la moldería es fundamental. Estudié en varios lugares y aprendí de cada uno al que fui”.
También en la escuela de alta costura de Piazza, a la que asistió hasta hace un par de años y participó de los desfiles que se organizan allí, con buen resultado.
Sus diseños se pueden ver en la revista Nubilis, que toda novia conoce y donde publica desde hace tiempo. También en Fiancee, Punto de partida y Vestidos de novia, así como en su página propia en Internet.
Casada y con un hijo, contó “me dediqué de lleno al atelier cuando Lucas (su hijo, de 9 años) comenzó la escuela, porque antes me dediqué a él. No quise mandarlo al jardín maternal sino mantenerlo conmigo”.
“Cosía para amigas y se fue corriendo la voz, así que me animé y alquilé un departamento para trabajar y me ha ido bien, porque el atelier se sustenta por sí mismo”. También aquí, alquiló una casa antigua que ha decorado a su gusto y de la que dice “estoy viendo de llevarlo a boutique. Mi hermana se incorporó y es la que me organiza todo lo administrativo, porque a mí me gusta lo creativo, la moldería, las transformaciones”.
Y las entrevistas con las clientas, porque los fines de semana, viene a probar y a mantener estas charlas que le servirán para dar con el punto justo para el diseño adecuado.
“La entrevista es fundamental, porque hay que conocer a quien llevará ese vestido, cómo camina, cómo se mueve. Les doy todo el tiempo porque la idea es entendernos y que sientan la libertad de decirme cuando algo no les gusta”.
“A veces tienen una idea de lo que quieren, las veo y les digo si lo que eligieron les puede quedar bien o no, las aconsejo y se me van ocurriendo cosas. Diseñamos juntas, pero como conozco el vuelo o la caída que tienen según su tipo, me ocupo de comprar las telas”.
¿Cuál es el secreto de un vestido? le preguntamos y ella dijo sin dudar “para que quede bien, la moldería, totalmente. También la confección. Soy perfeccionista y me cuesta delegar, me fijo mucho en los detalles y el calce, que es fundamental. Si el molde está bien hecho el vestido quedará perfecto al cuerpo”.
Sin esperar a que se lo preguntemos, Natalia agregó “mi trabajo es lindo, porque las chicas vienen contentas porque el casamiento es un momento de felicidad. Así que en general me divierto y me encariño con las novias, con las que después mantenemos el contacto. Me encanta la parte humana de mi trabajo”.
¿Preferís diseñar un vestido a tomarlo de una revista?, le dijimos y Natalia dijo “a veces eligen un modelo y entonces lo tomo, pero lo adapto”.
Su estilo es lánguido, como lo definió, “pero hago de todo. Si una novia quiere un vestido con corsé y armado de la cintura hacia abajo, se lo hago. Pero suelo trabajar en mi estilo porque las clientas llegan por recomendación. Y las que vienen porque ven mis trabajos en las revistas lo hacen por la onda que tienen y quieren algo así”.
Haciendo el diseño y la confección, quisimos saber qué piensa de las que compran el vestido hecho. “Me parece genial”, dijo para sorpresa nuestra.
Pero enseguida amplió “preparar una boda es lindísimo: es un tiempo que se vive con intensidad, preparando cada detalle. Lo mismo con el vestido. No es lo mismo comprarlo, aunque es más práctico. Comprarlo es una opción y está bien si la novia es así”.
¿Y cuando la novia ya no es veinteañera y el cuerpo ha cambiado porque tiene hijos?, preguntamos ante los casamientos de parejas que han convivido varios años y ya son familia. ¿Cómo diseñás en este caso?,quisimos saber y ella dijo “hay técnicas para disimular si hay panza o un rollito o el busto se ha caído. Lógicamente, de acuerdo a la edad será el vestido, pero prima la personalidad de la mujer: una glamorosa elegirá por ahí”.
“Para mí, cada vestido es una creación, casi como un hijo. El día de la boda la visto, la arreglo cuando baja del auto y la preparo para la entrada a la iglesia. Llego hasta ahí”.
¿Y cómo es ese momento de desprenderse? preguntamos y Natalia dijo “es muy lindo. Cuando la novia ya está caminando al altar y veo que está linda, que el vestido le quedó perfecto, que no se rompió nada y está feliz, vuelvo a casa con una relajación muy grande. Es una sensación muy linda”.

Silvina Esnaola


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