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Diario El Argentinoviernes 29 de marzo de 2024
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Francisco rezó por los explotados y los nuevos esclavos en el Vía Crucis del Vaticano

Francisco rezó por los explotados y los nuevos esclavos en el Vía Crucis del Vaticano

El Papa Francisco rezó por los explotados y nuevos esclavos del mundo moderno durante el sugestivo Vía Crucis nocturno del Viernes Santo en Roma alrededor del Coliseo.


“Recordemos a los enfermos, a las personas solas, abandonadas, que viven bajo el peso de la cruz para que encuentren bajo ese peso la fuerza de la esperanza, de la resurrección y el amor de Dios”, dijo el pontífice argentino al término del rito al que asistieron unas 40 mil personas.
El sumo pontífice llegó a bordo de un sencillo automóvil hacia las 21H00 locales (19H00 GMT) al célebre monumento romano en el corazón de la Ciudad Eterna, en donde miles de personas, turistas y religiosos, la mayoría con antorchas, lo esperaban.
Francisco, de 77 años, vestido con un abrigo blanco, asistió como el año pasado al tradicional rito desde la terraza del Palatino, bajo un toldo rojo instalado frente al imponente anfiteatro romano, donde soplaba una brisa fría de abril, y no recorrió a pie las 14 estaciones.
Este año, el Vía Crucis tiene la impronta de Francisco, quien encargó la redacción de las meditaciones que se leen en cada estación al obispo italiano de Campobasso (sur), Giancarlo Bregantini, conocido por sus batallas contra la mafia.

Contra las injusticias

“Jesús con la cruz a cuestas (...) Es también el peso de todas las injusticias que ha causado la crisis económica, con sus graves consecuencias sociales: precariedad, desempleo, despidos; un dinero que gobierna en lugar de servir, la especulación financiera, el suicidio de empresarios, la corrupción y la usura, las empresas que abandonan el propio país”, escribió el obispo para la segunda estación que recuerda el calvario padecido por Cristo.
“Padre Giancarlo”, como suele ser llamado el obispo Bregantini, al que la mafia de Calabria en 1994 colocó una bomba bajo el altar el día en que fue ordenado obispo, denunció en su texto el sufrimiento de los refugiados, de las víctimas de la trata de seres humanos, de la droga, el alcohol y las mafias.
El Papa escuchó concentrado las meditaciones que hablaban también de los males que aquejan a los jóvenes de hoy, “condenados a muerte, asesinados o enviados a la guerra, especialmente los niños soldados”.
El obispo de Campobasso denunció también los tumores causados en la región de Nápoles (sur) por el entierro de desechos tóxicos, un fenómeno nuevo, conocido como la “Tierra de fuegos”, provocado por la perversidad de la mafia napolitana, que por años acumuló fortunas sepultando desechos radioactivos en esa zona donde cientos de campesinos siguen cultivando verduras y legumbres, lo que causa efectos graves a la salud.
“Escuchamos el lamento desgarrador de las madres por sus hijos, moribundos a causa de tumores producidos por la quema de residuos tóxicos”, recordó.

Contra los abusos sexuales

En las lecturas se hizo alusión también a “la dignidad violada de todos los inocentes, sobre todo los niños”, una referencia a la pedofilia, dentro y fuera de la Iglesia.
“Dios está irrevocablemente y sin medias tintas con las víctimas” de todo tipo de abusos, recuerda el texto, que se inspira en la encíclica del Papa argentino “Evangelii Gaudium” (La Alegría del Evangelio), en la que traza la Iglesia que quiere impulsar, “pobre para los pobres”.
En cada una de las estaciones la cruz fue cargada por personas representativas de la sociedad como trabajadores, empresarios, inmigrantes, detenidos, huérfanos, enfermos.
El drama de los enfermos, especialmente de los terminales y el de las mujeres que sufren abusos, también fue recordado durante el rito que marca la Semana Santa.
“Lloremos por esos hombres que descargan sobre las mujeres la violencia que llevan dentro”, escribió el religioso, tras pedir “lloremos por las mujeres esclavizadas por el miedo y la explotación”.
Varias pantallas gigantes fueron instaladas en la céntrica zona del Foro Imperial para que los peregrinos y turistas que han llegado a Roma para la Semana Santa pudieran seguir el rito.
El Vía Crucis, que duró menos de dos horas, fue transmitido en directo por televisión a unos 50 países.
Al término del rito, el Papa leyó un breve texto a la muchedumbre. De repente, en medio del silencio religioso que reinaba, el grito “Viva el Papa” desencadenó aplausos y vítores de la gente.
La víspera, Jueves Santo, Francisco volvió a reiterar su mensaje de solidaridad y misericordia con los que sufren y se desplazó a una iglesia de la periferia de Roma para lavar los pies a doce discapacitados y enfermos, en una ceremonia que rememora la última de cena de Jesús con los doce apóstoles.
El domingo culminará las celebraciones de Semana Santa con la misa de Resurrección y el mensaje “Urbi et orbi”, a la ciudad y al mundo.

DE LA REDACCIÓN

EL ARGENTINO/AFP-NA



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