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La Agrupación Jawares, de Buenos Aire, visitó el Merendero Lucecitas y entregó donaciones

La Agrupación Jawares, de Buenos Aire, visitó el Merendero Lucecitas y entregó donaciones

La Agrupación Jawares reúne a amantes de las motos de Capital Federal y Gran Buenos Aires. A través de un contacto, visitaron ayer la ciudad y entregaron donaciones en el Merendero Lucecitas, ubicado en 1º de Mayo y Juan B. Justo.


Jawares, es “una agrupación, cuya principal regla es, transitar juntos la vida y las calles con sus motos”. Así se definen en la comunidad que poseen en Facebook y, es en ese transitar que han llegado a Gualeguaychú.
Tal como se explicó, la Agrupación está compuesta por amantes de las motocicletas y también de la solidaridad.
Ayer llegaron a Gualeguaychú, algunos en motos, otros en camionetas y vehículos, y entregaron una cantidad importante de donaciones al Merendero Lucecitas, donde además compartieron una jornada con los niños y adolescentes del barrio.
Sin duda se trató de una tarde para llevarse en el recuerdo y en los corazones.

La Agrupación

Entre bocinas y aceleradas, EL ARGENTINO realizó la entrevista a los integrantes de Jawares, y a Viviana y Sergio, quienes llevan adelante el Merendero Lucecitas, con el acompañamiento de Ivana, Delfina y otras personas desde hace ya varios años.
En este marco, Jorge Napolitano, referente de Jawares, explicó que la agrupación está compuesta por 16 integrantes, su gran mayoría de Capital Federal, que van “mechando la amistad, el amor por las motos y el costado solidario”.
“Estos vehículos –en referencia a las motocicletas- están sirviendo de nexo”, dijo más tarde el entrevistado quien brindó detalles de cómo fue que dieron con el Merendero Lucecitas.
“Legamos a la ciudad a través de un contacto que es de acá, Cristina, y nos interesamos en lo que hacía Lucecitas. Nos gustó mucho y pensamos que era una garantía traer donaciones a este lugar, porque nosotros trabajamos con mucha seriedad. Reunimos las donaciones y las entregamos en las manos de la gente que más lo necesita”, añadieron.
Además, detallaron que “a las donaciones las pedimos en nuestros trabajos, a nuestros familiares, en las escuelas y un poco usando esta herramienta que es internet, que muchas veces es muy nociva pero otras es tan buena, no?”.
Asimismo, contaron que es la primera vez que salen de Buenos Aires con una movida solidaria y reconocieron que les gustó mucho la ciudad.
“El premio es ver a los chicos, sus caras al ver las motos… verlos fascinados como están. Esta es la mayor recompensa”, reconocieron emocionados los integrantes de este grupo.

El Merendero

El Merendero Lucecitas funciona desde sus inicios en la vivienda de la familia de Viviana y Sergio, ubicada en la esquina noreste del asentamiento de 1º de Mayo.
En un principio la leche se daba en una habitación de su vivienda, pero con el paso del tiempo y el incremento del número de chicos, el espacio ya no fue suficiente. Fue así que realizaron un precario salón, con chapas donde tienen tablones y realizan allí las meriendas y las diferentes actividades, de apoyo escolar o recreativas, que se llevan adelante.
En la actualidad asisten cerca de 80 niños de todas las edades cada sábado, aunque en ocasiones especiales, como el festejo del Día del Niño el número crece y alcanza los 300 chicos.
Viviana indicó a EL ARGENTINO con alegría que “gracias a estas donaciones vamos a tener leche por un tiempo”.
“Gracias a Dios Gualeguaychú es muy solidario. Nunca nos han faltado donaciones”, añadió Sergio.
“Yo vivo en el barrio y sé las necesidades que hay. Siempre que hay las cosas se reparten”, agregó el matrimonio.
Respecto a lo que reunieron en Buenos Aires, desde Jawares contaron que “la cantidad de donaciones –la mayoría de comestibles- superó nuestras expectativas. Realmente nos parecía que era mucho, pero en realidad llegamos acá y nos dimos cuenta que nunca es demasiado”, indicó otro de los integrantes de Jawares.
Viviana agregó que “nosotros éramos felices si nada más nos visitaban con las motos, no eran necesarias las donaciones”.
“La idea era venir con las motos y jugar con los chicos, pero surgió esto y salió muy bien: nos sentimos muy felices”, agregaron desde la Agrupación que además fueron acompañados por algunas personas de la ciudad que comparten la pasión por las motos.

La solidaridad se contagia

“Uno a veces quiere ayudar porque hay mucha necesidad, y también ves que los Gobiernos muchas veces hacen tan poco. Y vos decís: yo qué puedo hacer desde mi lugar. Muchas veces pensamos que no podemos hacer nada, pero mirá lo que pueden hacer 16 personas, más sus parejas, amigos y compañeros de trabajo. Uno no puede hacer nada pero cien personas logran cosas como esta”, dijo Jorge en referencia al grupo de chicos que se mostraban felices, rodeaban las motos y se subían.
En este sentido, Viviana recordó una frase que siempre la motiva a seguir adelante: “yo siempre digo que nadie es tan pobre como para no tener nada para dar, aunque sea amor. La vida me esta mostrando que es así. Cuando yo me sentaba acá y veía tanta miseria y a los chicos sufrir yo pensaba: ‘si yo tuviera plata haría tal cosa, o tal otra’, y un día me puse a hacer algo y después la gente empezó a ayudarnos”.
“Más de una vez pensé que lo iba a tener que cerrar y siempre caía alguien a ayudarme”, dijo Viviana.
Es que una pequeña acción puede resultar inmensa para aquellas personas que atraviesan situaciones difíciles y cuando la ayuda solidaria llega a quienes la necesitan, su vida puede tomar un rumbo diferente.
En la actualidad son cada vez más las personas que se abocan a brindar ayuda a quienes atraviesan una situación de vulnerabilidad. Se trata de un fenómeno que va cobrando más y más fuerza no sólo en la ciudad, sino en todo el país.
Por mucho tiempo las sociedades se mantuvieron inmutables frente al dolor del otro. Poco a poco la indiferencia fue reemplazada por la caridad. Y este fenómeno tiene la particularidad de provocar una suerte de contagio. Sucede que cuando una persona recibe ayuda solidaria siente la obligación de devolver ese gesto ayudando también a quienes más lo necesitan.
Como cierre de la entrevista, Viviana contó con estas palabras cual es su sueño.
“Mi sueño es poder tener algún día un hogar refugio. Yo me crié acá y hoy vivo acá. Sé por lo que los chicos tienen que pasar y lo que sufren. Sueño con poder tener un lugar para que coman y para que el que no tenga donde dormir se pueda quedar, para que no tenga que dormir en la calle”.
Viviana sueña con este proyecto como alguna vez soñó con el merendero que hasta el día de hoy lleva adelante junto a Sergio y a la solidaridad de cientos de corazones gualeguaychuenses y de otras ciudades.
Es que tener sueños es tener esperanza y en parte de eso se trata la vida.

Por Rocío Fernández
EL ARGENTINO


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