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Diario El Argentinoviernes 29 de marzo de 2024
Mundial de Básquet

Ampollas sevillanas

Ampollas sevillanas

Por Daniel Serorena En Twitter: @dserorena


El tercer día en Sevilla me trajo los primeros problemas, dejando de lado el dormirme a las 3 AM de acá promedio, por esto de estar en contacto con Gualeguaychú que tiene cinco horas menos.
El domingo, Argentina jugó a primer turno con Croacia y después del partido nos fuimos al departamento donde nos alojamos, en la bellísima zona de Triana y aprovechamos para salir a caminar y conocer un poco. Con mi inefable compañero de ruta, el paranaense Pablo Rochi, emprendimos caminata, atravesamos el Puente de Triana sobe el Guadalquivir y nos dirigimos con destino a la zona de la Catedral de Sevilla, famosa por su torre La Giralda.
El panorama es hermoso por donde se lo quiera mirar, pero a medida que íbamos llegando a la Catedral, las calles se hacen más angostas y hay algunas en donde solamente se puede transitar caminando. Cuentan por aquí, que el motivo de las calles angostas es que edificaron las casas cerca entre sí para que no se filtre demasiado el sol, pero fuera de ese detalle, la escenografía es divina.
Otro detalle que también nos llamó la atención, especialmente a Pablito Rochi, es que en los muchos bares de tapas y también en los restaurantes que hay en la zona, de las sombrillas que se ubican junto a las mesas salía una especie de humo, que en algún momento nos hizo pensar que nos estaban fumigando. La realidad es que lo que tiran es vapor de agua, a través de un sistema de mangueras que colocan en las sombrillas, toldos y marquesinas, con el objetivo de refrescar un poco, porque el calor de las tardes es realmente insufrible.
La recorrida incluyó la entrada en una de las capillas aledañas a la Catedral, por la plaza que bordea la misma, por el Real Alcázar -aunque no pagamos los 12 euros que vale la visita guiada-, completando el paseo con otra recorrida por las callecitas de nombres variados, una más linda que la otra, todas llenas de bares que en Gualeguaychú durarían abiertos un mes con toda la furia, pero que en Sevilla se llenan, abren desde las 11 de la mañana hasta las 12 de la noche y la gente come tapas a cualquier hora, paellas gigantes con 40 grados a la sombra y se tomas las cañas, que son vasos chicos de cerveza, que cualquier mortal le duraría un solo trago.
El problema fue al llegar de vuelta, para ponerme a trabajar en el Suple. Mis pies empezaron a pasarme factura de la caminata y me salieron dos hermosas ampollas que molestan bastante. Aunque en virtud de lo hermosa que fue la vuelta, bien vale el sacrificio y tener que bancarme por un par de días andar caminando medio rengo. Claro que vale la pena.


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