Lozano dijo que existió una red de "complicidad" en torno a los hijos de desaparecidos
El obispo de Gualeguaychú y presidente de la Comisión de Pastoral Social de la Conferencia Episcopal Argentina, Jorge Lozano, consideró que los hijos sustraídos de madres desaparecidas durante la última dictadura es una de las "heridas" que sangra de aquellos años y que ha habido una "red" de "silencio y complicidad" en torno a la situación.
"Sabemos del horror de la violencia, del secuestro y la tortura que ensombreció a nuestro país en la década del 70. Algunas mujeres fueron detenidas en la calle y arrebatadas de sus hogares estando embarazadas", recordó en un matutino porteño.
El prelado sostuvo que "hay testimonios que dan cuenta de niños que nacieron en cautiverio y luego fueron dados en adopción de modo fraudulento" y agregó: "Sé que no es la única herida que aún sangra de aquellos años".
Lozano analizó que la identidad es un derecho de un sujeto personal y de otro colectivo y agregó: "También la familia que busca lo tiene. Y la sociedad. Se nos mantiene escondida una verdad. No fueron niños abandonados al nacer o sin parientes.
Fueron sustraídos, arrancados a su mamá y al resto de la familia. Fueron entregados a alguna familia, en ocasiones con engaño acerca del origen; otras a sabiendas".
En otro párrafo de su escrito manifestó: "No podemos ser indiferentes ante una realidad que nos duele a todos. Hay cerca de 400 familias que buscan a sus nietos apropiados durante la época del terrorismo de Estado. Pienso en María y José que vivieron angustiados los días que no encontraban a Jesús perdido en el Templo y en esta situación que lleva casi 40 años".
Al respecto, el prelado sostuvo que "una red de silencio y complicidad ha mantenido amordazada la verdad acerca de los bebés, ahora jóvenes adultos" y subrayó que "quien tiene información que pueda ayudar a restituir su identidad, posee también una obligación moral", ya que "esconder la verdad o callarla es inmoral".
El prelado sostuvo que "hay testimonios que dan cuenta de niños que nacieron en cautiverio y luego fueron dados en adopción de modo fraudulento" y agregó: "Sé que no es la única herida que aún sangra de aquellos años".
Lozano analizó que la identidad es un derecho de un sujeto personal y de otro colectivo y agregó: "También la familia que busca lo tiene. Y la sociedad. Se nos mantiene escondida una verdad. No fueron niños abandonados al nacer o sin parientes.
Fueron sustraídos, arrancados a su mamá y al resto de la familia. Fueron entregados a alguna familia, en ocasiones con engaño acerca del origen; otras a sabiendas".
En otro párrafo de su escrito manifestó: "No podemos ser indiferentes ante una realidad que nos duele a todos. Hay cerca de 400 familias que buscan a sus nietos apropiados durante la época del terrorismo de Estado. Pienso en María y José que vivieron angustiados los días que no encontraban a Jesús perdido en el Templo y en esta situación que lleva casi 40 años".
Al respecto, el prelado sostuvo que "una red de silencio y complicidad ha mantenido amordazada la verdad acerca de los bebés, ahora jóvenes adultos" y subrayó que "quien tiene información que pueda ayudar a restituir su identidad, posee también una obligación moral", ya que "esconder la verdad o callarla es inmoral".
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