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Diario El Argentinoviernes 29 de marzo de 2024
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La Caru: un rol apropiado para la pastera UPM Botnia

La Caru: un rol apropiado para la pastera UPM Botnia

La Comisión Administradora del Río Uruguay (Caru) hoy por hoy es el mayor obstáculo para que el Río de los Pájaros pueda tener una esperanza de saneamiento ambiental.


Ya no se trata solamente de la cobertura de impunidad que se le brinda a la pastera UPM Botnia, sino a la incapacidad del organismo binacional para administrar un recurso compartido, que nunca es percibido como un bien de los pueblos ribereños, sino como un recurso a explotar por los grandes intereses económicos asentados en la región.
Recurso natural y bien natural son dos conceptos que, casi siempre son antagónicos contradictorios y en casos excepcionales son antagónicos complementarios. El bien natural comprende al concepto de recurso. Pero el concepto de recurso natural nunca contempla el bien natural. Por eso empresas como Botnia, pero también como Monsanto hablan de recursos y nunca de bienes naturales. En la construcción del discurso también están las intenciones veladas y reveladas.
El río Uruguay es un bien y un recurso natural que tiene múltiples formas de aprovechamiento, esencialmente las vinculadas con el uso racional del agua, la navegación, los puentes de enlaces viales, la pesca e incluso el lecho del río, entre otros.
Pero al no tener una administración transparente, republicana y de cara a las comunidades ribereñas, este recurso queda bajo la potestad de las grandes corporaciones como es el caso más emblemático en la región con la pastera UPM Botnia, pero no es el único ni ha sido el primero.
Las aguas de un río siempre son susceptibles de ser contaminadas, especialmente por los desechos cloacales de las ciudades ribereñas, pero también por los tóxicos que descargan las industrias sin mayores controles ni regulaciones, además de los agrotóxicos que terminan filtrándose en esa corriente de agua, entre otros hechos. Curiosamente, la Caru nunca ha informado sobre hechos de contaminación que involucre a estas acciones que son consideradas como las principales fuentes de corrupción de la salud del ambiente. No es raro, porque la Caru tiene desdibujado su carácter de administrador del río. Y su presencia en los últimos veinte años –pero intensificada en la última década- nunca ha sido para favorecer y defender los intereses generales de los pueblos ribereños, sino para actuar como un paraguas protector para que firmas como UPM Botnia contaminen sin controles fehacientes y sin necesidad de brindar informes a los ciudadanos.
¿A quién favorece el silencio de la Caru respecto del desempeño ambiental de la pastera? A la UPM Botnia. ¿A quién favorece que la Caru nunca haya advertido en las últimas dos décadas (para citar una coordenada en el tiempo) de contaminación alguna sea por desechos cloacales, desechos tóxicos de industrias o agrotóxicos? A los contaminadores.
Así las cosas, hoy la Caru ejerce el rol más apropiado para favorecer los intereses de UPM Botnia y uno de los más dañinos para los pueblos ribereños.


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