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Diario El Argentinoviernes 29 de marzo de 2024
Colaboraciones

Crisis de valores

Crisis de valores

Con solo ver el panorama actual y la del mundo en general en los últimos años, ya no sorprende que la gente opine alegremente sobre la crisis de valores.


Parte de la crisis que padecemos reside en que están apareciendo por todas partes, expertos, consultores, diletantes y pesimistas que contribuyen a la psicosis colectiva que solo pasan por encima de los fenómenos con palabras abstractas y no estudian realmente la situación, para emitir juicios de valor y señalar pautas de solución. Un buen medico no diagnostica en forma alarmante un estado de gravedad, va paulatinamente, paso a paso viendo lo que se puede ir haciendo hasta encontrar una salida que no sea la del desenlace final. Apliquemos esta filosofía al mundo que nos rodea. Agonía no quiere decir muerte sino lucha por la vida. Según la etimología griega y las epístolas de San Pablo es un estado sumamente activo y creativo, en que la vida echa mano a muchos recursos para salvarse. La crisis de la sociedad mundial, es una crisis creativa, una agonía (lucha), no exactamente del bien contra el mal, sino de una serie de fuerzas que deben coordinarse y limitarse mutuamente, para encontrar la dirección común. No se trata de una negación de los valores, sino de una revisión de los mismos, de un replanteamiento adecuado para que la nueva sociedad los acepte. Los valores son la riqueza espiritual de la humanidad, riqueza que le proporciona al hombre la verdadera felicidad. En primer lugar están los dones de la cultura, luego las virtudes de la ética universal y después la unión con Dios, como ser supremo común a todas las religiones. Una escala de valores, en equilibrio, sería disfrutar la riqueza material hasta el ejercicio de las más altas virtudes, pasando por la posesión de los bienes de la ciencia y del saber general. De aquí que un pueblo ignorante no pueda ser feliz, ni está en condiciones de practicar plenamente las virtudes morales, es una cuestión de educación, que lleva años capacitar y formar a la persona. No se puede pedir y exigir que alguien sea decente, trabajador y virtuoso si vive con Alí Babá o en la Corte de los Milagros. Los valores son algo que se deben lograr y disfrutar, la cultura se hace, se elabora, luego se vive, nos trae placer y prestigio. El reto actual para economistas y políticos consiste en que tienen que crear para las diferentes sociedades, nuevos modelos que respondan a las urgencias que esta demandando a gritos la sociedad. El reto para los líderes de todas las religiones está en que tienen que difundir con mas intensidad y nuevo foco, los valores de fortalecimiento del espíritu. Todo tiembla, hablando de valores, de estructuras tradicionales y de necesidades de nuevos modelos, somos concientes de que nos enfrentamos a un cambio, a una construcción que necesita generosidad, imaginación y creatividad. Ante tal empresa debemos comprender que solo podemos arremeterla con ánimo optimista y todos unidos, no divididos ni mucho menos polarizados, que sería el bien y el mal. Si en un sistema económico hay injusticia, hay mala distribución de los bienes, hay desempleo, algo anda mal en ese sistema y este debe revisarse y ajustarse. No se trata de echarle la culpa a tal o cual sector, ni de enjuiciar o criticar. Probablemente lo que vemos es el egoísmo, convertido luego en “sectarismo”, lo que hace que cada sector trate solo de defenderse a si mismo y no piense en la economía nacional ni en el bien común. La economía nacional anda mal, porque cada sector solo opera en su favor y cada sector anda mal y se defiende solo porque desconfía de la economía nacional y no se integra con ella. Si la educación anda mal, la raíz no hay que buscarla solo en lo económico, sino en una profunda crisis y en las fallas de los valores morales y debajo de estos, el resquebrajamiento de los valores de la fe. Al faltar la fe, falta la base para una educación, al tener una educación sin rumbo y despersonalizada se cae en la ley del mas fuerte, lo cual nos lleva a una sociedad injusta en lo económico y en lo político. Necesitamos un nuevo nivel de pensamiento, conocer lo que ocurre en el mundo, en nuestra sociedad postmoderna, que no parece promover la vida feliz, pero si cómoda, con conflicto de valores y un diagnóstico de todo esto no nos garantiza el éxito, pero si desconocemos lo que ocurre nos garantiza el fracaso. “El valor principal de la vida no esta en lo que conseguimos, el valor está en lo que logramos ser”, Jim Rohn. Por Guillermo Pellegrini (*)

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