El edificio abandonado de La Delfina, un refugio para los artistas callejeros
El viejo edificio de La Delfina en el Parque Unzue grande, se deteriora cada año, además de ser un rejuntadero de basura y un albergue para linyeras y artistas callejeros, que suelen pararse en los semáforos a realizar demostraciones circenses.
Los años pasan y el viejo edificio de arquitectura caribeña, en el que una vez funcionó la confitería del camping municipal La Delfina, se sigue deteriorando, además de acumular residuos en su interior.
Años atrás sus salones estuvieron llenos de vitrinas con piezas arqueológicas de nuestros antepasados, cuando en ese lugar funcionaba, el Museo Arqueológico Manuel Almeida.
Hoy solo se acumula todo tipo de desperdicio, dejado por los habitantes ocasionales, que utilizan algún rincón para pasar la noche y por los perros callejeros, que utilizan el viejo refugio como albergue nocturno o para darle protección a sus crías.
Las viejas instalaciones, desentonan con un lugar que comenzó a cobrar vida tras la reinauguración del Vía Crucis en Semana Santa, en ese sector del paseo público.
Un poco de historia
A fines de la década de los 80 y en los 90, el predio denominado La Delfina, fue un lugar de esplendor, elegido por los turistas, por su paisaje y servicios. Contaba con baños, servicio de duchas, pileta recreativa, restaurante y bar, cancha de paddle, una parrilla, una plaza con juego para niños, actividades náuticas y pesca entre otros servicios.
Las sucesivas inundaciones fueron deteriorando el edificio de La Delfina y durante mucho tiempo estuvo abandonado, hasta que a principio de la década pasada el Museo Almeida intentó darle un poco de vida.
Tras años de gestiones para contar con una casa o lugar en la que se pudieran exhibir las más de 6 mil piezas arqueológicas del Museo Almeida. En 2003 se instalaron en el edificio La Delfina, tras rubricar un contrato por 25 años con el municipio, pero tres años más tarde, la comisión directiva del Centro de Estudios Arqueológicos Manuel Almeida decidió irse debido a los constantes robos, el mal estado del edificio, problemas con los sanitarios y suministro de agua potable. Tiempo después lograron instalarse en otra espacio municipal más acorde, en calle 25 de Mayo casi Mitre.
Desde entonces, el edificio La Delfina comenzó su etapa de deterioro hasta llegar a instancias irreversibles. Al menos podría ser acondicionado para hacer allí un centro recreativo y deportivo, o al menos demolido para que deje de ser un aguantadero
Años atrás sus salones estuvieron llenos de vitrinas con piezas arqueológicas de nuestros antepasados, cuando en ese lugar funcionaba, el Museo Arqueológico Manuel Almeida.
Hoy solo se acumula todo tipo de desperdicio, dejado por los habitantes ocasionales, que utilizan algún rincón para pasar la noche y por los perros callejeros, que utilizan el viejo refugio como albergue nocturno o para darle protección a sus crías.
Las viejas instalaciones, desentonan con un lugar que comenzó a cobrar vida tras la reinauguración del Vía Crucis en Semana Santa, en ese sector del paseo público.
Un poco de historia
A fines de la década de los 80 y en los 90, el predio denominado La Delfina, fue un lugar de esplendor, elegido por los turistas, por su paisaje y servicios. Contaba con baños, servicio de duchas, pileta recreativa, restaurante y bar, cancha de paddle, una parrilla, una plaza con juego para niños, actividades náuticas y pesca entre otros servicios.
Las sucesivas inundaciones fueron deteriorando el edificio de La Delfina y durante mucho tiempo estuvo abandonado, hasta que a principio de la década pasada el Museo Almeida intentó darle un poco de vida.
Tras años de gestiones para contar con una casa o lugar en la que se pudieran exhibir las más de 6 mil piezas arqueológicas del Museo Almeida. En 2003 se instalaron en el edificio La Delfina, tras rubricar un contrato por 25 años con el municipio, pero tres años más tarde, la comisión directiva del Centro de Estudios Arqueológicos Manuel Almeida decidió irse debido a los constantes robos, el mal estado del edificio, problemas con los sanitarios y suministro de agua potable. Tiempo después lograron instalarse en otra espacio municipal más acorde, en calle 25 de Mayo casi Mitre.
Desde entonces, el edificio La Delfina comenzó su etapa de deterioro hasta llegar a instancias irreversibles. Al menos podría ser acondicionado para hacer allí un centro recreativo y deportivo, o al menos demolido para que deje de ser un aguantadero
Este contenido no está abierto a comentarios