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Diario El Argentinoviernes 19 de abril de 2024
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Desde chiquita ha soñado con el pastorado

Desde chiquita ha soñado con el pastorado

 Irene tiene veinte años y estudia un Bachillerato superior en Teología en el seminario de Urdinarrain de la Iglesia Congregacional (denominado formalmente Instituto de Teología de la Iglesia Evangélica Congregacional Argentina (ITIEC), comenzó en el año 1940 con el nombre de Seminario para Predicadores. 


En nuestro país, se fundó ante la necesidad de formar jóvenes sin necesidad de que vinieran profesores de otro lugar e inicialmente funcionó en la ciudad de Concordia, hasta que en 1978 se decidió trasladar el Instituto de la Facultad Internacional de Teología a la ciudad de Urdinarrain, donde estudia Irene Sack, su carrera de cuatro años de duración tras la cual podrá ser pastor, líder de una iglesia o una organización, ayudar, ser docente de ese seminario y de algunos colegios, por la formación que tenemos.
“Ahí tenemos una base de Teología, también psicología, filosofía, trabajo social, historia de la Iglesia Congregacional, cómo surgió el protestantismo y cómo vinieron a América y dentro de ésta, a la Argentina”, explicó.
Como en el Seminario estudian varones y mujeres, Irene podrá ser, como dijo, pastora. Lo que quiso ser desde chiquita.
“Siempre quise ser pastora (y aquí hay que decir que su tío Silvio es pastor en San Salvador) y que desde chica concurrió en familia a la Iglesia Evangélica Congregacional de calle Rivadavia 374, junto a sus padres Sergio Sack y María Elena Burunov y su hermano Felipe. Jornadas intensas de trabajo comprometido con la religión y el voluntariado solidario.
¿Por qué querías ser pastora?, preguntamos e Irene me dijo “para ayudar a la gente desde ese ámbito; después descubrí que además, me gusta mucho el trabajo social, entonces trato de hacerlo. Me gusta el trato persona a persona, ayudar a las familias, escuchar...”
“Ahora, por ejemplo, estuve trabajando con una compañera del Seminario hasta fin de año en un comedor para personas indigentes, abuelos sin familia o personas en situación de calle, algunos con enfermedades mentales, trabajo que hacemos en el Centro Comunitario Hermana Cecilia, Hermana del Barrio Jesús Obrero”, contó.
“Nosotros vamos a ayudar a servir los almuerzos, acompañar a los abuelos, para hacer trabajos manuales, como pintar, recortar, tratando que puedan explayarse en su imaginación. En el Seminario nos alientan a encontrar un lugar donde servir, y yo elegí este”.
Aquí recordó que cuando en la iglesia de la que es parte proponían tareas solidarias “no las hacía por obligación, sino porque me gustaba”.
Con el diploma en la mano, ¿qué vas a hacer? le preguntamos y ella dijo “no lo tengo definido, pero me gusta trabajar y no creo que vaya a dejar de hacerlo.
También me gusta el trabajo directo con la gente y tal vez siga estudiando algo así como trabajo social”.
Aquí le dijimos ¿y como pastora?, y ella respondió “escuché que el verdadero pastor debe tener olor a ovejas y ese es el trabajo que quise hacer de chiquita.
Y como su Iglesia lo permite, podrá hacerlo estando casada y con una familia formada, porque como dijo “me encanta el pastorado, el trato mano a mano, también la docencia, así que creo que por ahí iré”.
“Cuando venía a la entrevista pensaba que me llamaste para contar lo que hago.
Y creo que tan interesante como saber lo que la gente hace, es saber desde dónde lo hace. Cuál es el principio movilizador”.

Por Silvina Esnaola


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