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Diario El Argentinosábado 20 de abril de 2024
Policiales

El laboratorio de Criminalística de la Policía es uno de los más avanzados de América Latina

El laboratorio de Criminalística de la Policía es uno de los más avanzados de América Latina

La labor del perito criminalista de la Policía no siempre goza de presencia en los medios de comunicación y así la sociedad se pierde de acceder a una de las labores esenciales para el esclarecimiento del delito y con ello la valoración de un servicio que es indispensable para alcanzar la verdad y la justicia.


En el laboratorio de Criminalística de la Policía de Entre Ríos se realiza una tarea silenciosa pero contundente, rigurosa y científica, donde los casos realmente llegan a esclarecerse. Todos los que participan en el esclarecimiento de un hecho o en la averiguación de la verdad para establecer Justicia, tienen en el resultado de estas tareas sus elementos probatorios más irrefutables.
Se trata de una labor que recién saldrá en parte a la luz, cuando en la sala de audiencia donde se sustenta un juicio oral, el fiscal o el defensor pondrá al peritaje en valor para llegar a la verdad.
Los laboratorios de Criminalística de la Policía son espacios independientes pero integrados, donde sin importar la estación del año siempre conserva la misma temperatura y humedad, con profesionales al frente de equipos tecnológicos como cualquiera podría imaginarlo o visto a través de la pantalla del cine o la televisión, pero esta vez en la vida real. Y no es exageración: el laboratorio de Criminalística de la Policía de Entre Ríos es reconocido como uno de los mejores a escala de América Latina y su saber es requerido incluso por otras provincias. Por eso son considerados como una referencia científica, muchos de sus integrantes son docentes universitarios y todos se han ganado un lugar en una disciplina donde no hay margen para el más mínimo error. No hay magia, sino ciencia; no hay azar, sino experiencia; no hay torpezas sino un protocolo innegociable que potencia el saber.
EL ARGENTINO recorrió este edificio especialmente construido en la Jefatura Central de la Policía de Entre Ríos en Paraná, donde están los diferentes laboratorios y gabinetes que dependen de la Dirección de Criminalística de la Provincia. Allí, se trabaja en la recolección, preservación y análisis de los elementos de prueba que luego se llevarán a juicio y completarán la labor del servicio de Justicia para el esclarecimiento de los delitos.
El viaje se realizó el martes pasado, gracias a la invitación del comisario general Juan Carlos Escalante, quien tuvo un paso histórico como jefe de la Departamental de Policía de Gualeguaychú.
En rigor, la iniciativa la tomó el actual jefe de la División de la Secretaría General de la Departamental, comisario principal, Yari Sosa, quien habilitó la posibilidad de conocer en directo un aspecto poco difundido de la labor policial.

Infraestructura

La Dirección de Criminalística funciona en un edificio que fue especialmente diseñado y construido para el funcionamiento de los laboratorios. Está ubicado en el patio de la Jefatura Central de Policía de calle Córdoba, luego de haberse reciclado el espacio que se destinaba para la circulación vehicular hacia una calle lateral.
Es un edificio construido en cuatro plantas que posee 750 metros cuadrados cada una, y que fue inaugurado en 2009 bajo la gestión del comisario general Héctor Massuh. No es solamente el edificio, sino la dotación de un instrumental de última generación lo que distingue este aspecto –se reitera- poco conocido de la Policía de Entre Ríos. “Pero tampoco es el edificio ni los instrumentales la mayor distinción”, hace observar el comisario principal Yari Sosa: “Aquí lo más valioso es el capital humano”. Y está en lo cierto. Porque de nada sirve tener el mayor equipamiento, si atrás de esa tecnología no hay una persona capaz de utilizarlo en su mayor potencial y con la más absoluta responsabilidad que implica no negociar los resultados arribados, le pese a quien le pese.
No obstante, hay que señalar el aporte que canalizó el gobierno entrerriano a través del Ministerio de Gobierno, porque no ha sido menor e implica una inversión varias veces millonaria, que obliga a una capacitación permanente de su personal y que se ha sostenido de gestión en gestión.
El comisario general Juan Carlos Escalante aporta su perspectiva histórica: “El éxito o fracaso de una investigación de un delito depende de la labor de criminalística que se hace en este edificio. En mis inicios en la fuerza, era un sector casi marginal. Pero con el correr de las gestiones y con la certeza que da una política de Estado, se ha puesto en valor a la policía científica. Y en los últimos veinte años, la Dirección de Criminalística se ha ganado su jerarquía dentro de la estructura policial y hoy es una de las más respetadas a nivel nacional”.

El recurso humano

Ángel Manuel Iturria es comisario general y director de la Dirección Criminalística a nivel provincial. Recibió a EL ARGENTINO en su despacho y fue él quien acompañó toda la recorrida que insumió prácticamente más de cuatro horas.
Iturria hace dos años asumió la máxima responsabilidad en Criminalística, pero lleva en esa especialización más de 22 años, cuando ingresó el 2 de enero de 1989. Es hijo de la casa no sólo por su vocación policial, sino por su inclinación por las ciencias.
“Es un orgullo poder afirmar que tenemos uno de los mejores laboratorios a nivel país y contamos con un equipamiento específico que nos ubican como una referencia en América Latina”, expresó para dar cuenta que se trata de un microscopio infrarrojo, que analiza partículas “y es uno de los pocos que hay en la región junto con Brasil y Colombia”.
“Aquí se recepcionan todas las pruebas que se necesitan analizar de todos los hechos complejos que demanda la justicia en los 17 Departamentos”, indicó.
“Si bien en la mayoría de las Departamentales se cuenta con un gabinete de Criminalística, la mayoría de las pericias se remiten aquí por la complejidad de los análisis que se necesitan realizar”, confío Iturria.
Criminalística cuenta con cinco divisiones que se integran con 120 personas, todas profesionales de distintas disciplinas. Pero no es solamente este aspecto, porque el Registro Provincial de Armas también depende de esa repartición como así también la División de Antecedentes Personales de Paraná.
“También centralizamos un aspecto que para nosotros es muy importante: si alguien vive, por ejemplo, en Gualeguaychú, y tiene una restricción para conducir o de acercamiento a un domicilio o a una persona determinada o un pedido de captura, nosotros lo tenemos en nuestra base de datos. Así, nos pueden llamar de cualquier rincón de la provincia y al instante aportamos la información pertinente”.
La labor es compleja, rigurosa, minuciosa, científicamente comprobable y aporta certezas donde antes había dudas o sospechas.
Iturria –al igual que Sosa- enfatizó que el mayor capital es el recurso humano, “porque contamos con profesionales que abarcan un espectro muy amplio del conocimiento. Y esto es así porque la Criminalística es una ciencia multidisciplinaria, que aglutina el diálogo de distintos saberes científicos”.
La Matemática, la Física, la Fotografía, la Planimetría, la Biología, la Química, para nombrar algunas pocas materias, colaboran con esta tarea para llegar al descubrimiento de la verdad en un hecho determinado. “Todo lo que se imaginan que se puede peritar, lo hacemos nosotros, con la única excepción del ADN que depende del Superior Tribunal de Justicia”, aclaró.
A manera de ejemplo, remarcó que cuentan con licenciados en biotecnologías, que realizan análisis de huellas con reactivos químicos, que son vapores que se adhieren a los aminoácidos que surgen de las secreciones de la piel humana.
Iturria también resaltó que cuentan con un microscopio de comparación digital motorizado, además de un cromatógrafo gaseoso, con detector selectivo de masas, que permite con un muy alto grado de certeza la identificación de sustancias químicas, y un microscopio infrarrojo de altísima resolución y que es exhibido como la “joya” de la Dirección de Criminalística y que es uno de los pocos que existen en América Latina.

Más equipamiento

Recorrer el recinto de Criminalística es abrir una puerta y encontrar a policías científicos (la mayoría con guardapolvos) abocados a una tarea de dilucidación de la verdad, en las más variadas materias de la especialización científica.
En la recorrida, EL ARGENTINO ingresó al azar a una de esas dependencias. Un policía sentado detrás de un microscopio realizaba comparaciones balísticas. Se trata de un aparato que fue importado de Alemania, y que ahora permite realizar la comparación de proyectiles disparados por armas de fuego, pero también distinguir las vainas, las marcas que diferentes herramientas dejaron en el metal, los indicios y otros elementos colectados en la escena del crimen. De esa observación incluso se determina si una vaina de proyectil vino de fábrica o fue recargada e incluso es tan preciso que se puede determinar qué herramientas se utilizaron para esa recarga.
En otro laboratorio, otros policías trabajan con el cromatógrafo gaseoso, que les permite realizar análisis de sangre, orina y demás fluidos, además de detectar la presencia de drogas o psicofármacos, y analizar cantidad y calidad de sustancias.
Y si eso no alcanzara, está el microscopio infrarrojo FTIR, de altísima resolución, que permite realizar estudios ya no sólo de sustancias sino también de plásticos, sólidos, tintas y otros elementos, que resultan esclarecedor para el investigador criminal.
A manera de ejemplo, estos policías científicos explican que del análisis de una tinta en un documento se puede conocer la fecha en que se realizó o si los rastros de pinturas de un vehículo se condicen con los que se registraron en un siniestro vial o el polen que está adherido a una prenda de una víctima que permitió esclarecer dónde ocurrió su deceso como el caso hace poco ocurrido en Feliciano.
“Estos análisis nos brindan una certeza absoluta, porque el microscopio desmenuza los elementos al nivel del átomo”, explicó Iturria.
El responsable de Criminalística insiste en el concepto: “El equipamiento es esencial, porque además se incorpora con el software, la instalación… Pero para nosotros lo fundamental es la capacitación del personal policial”. En efecto, la voluntad política para jerarquizar esta labor policial ha tenido continuidad en el tiempo y constituye una política de Estado que permite aspirar a mejores horizontes.

Accidentología

En el gabinete de Accidentología Vial, EL ARGENTINO es recibido por un experto que ha tenido una labor fecunda en la Departamental de Gualeguaychú. Se trata del licenciado en Accidentología Vial, el subcomisario y segundo jefe de esa área, Martín Grinovero.
Si bien hacen peritajes a escala provincial, la labor cotidiana se lleva gran parte de esos recursos en la atención de la accidentología que sucede en Paraná. “Concurrimos a los lugares de los siniestros viales para realizar las pericias. Se trata de un escenario complejo porque cuando interviene la Policía, no sólo es para evaluar los vehículos destrozados, y ofrecer las conclusiones científicas que permitirán deslindar responsabilidades”, destacó Grinovero, para dar cuenta que en esa intervención policial no se puede ser extraño o ajeno al dolor que deja todo suceso cuando hay personas lesionadas o muertas. “La mirada es interdisciplinaria porque también en esa misma escena hay personal que está preparado para contener a los familiares de las víctimas que están desesperados ante lo ocurrido”, destacó.
En ese marco Grinovero resalta la escuela que implica contar con superiores que les permite a su vez incorporar una experiencia que no siempre se logra en el aula. “En nuestro caso, el comisario principal Ricardo Galluci, que es el jefe de esta área, como mis demás compañeros aportan un saber que es muy didáctico en la práctica cotidiana”. Iturria completa el cuadro de situación: “Ahora estamos construyendo una base de datos específica porque el frenado de los vehículos bajo el sistema ABS es poco estudiado y casi no tiene bibliografía pericial. La Policía de Entre Ríos es una de las más avanzadas en ese campo específico”.
Grinovero aporta que la Criminalística es un campo apasionante, porque implica manejar un conjunto de técnicas y procedimientos de investigación con el objetivo de descubrir, explicar y probar los hechos, pero también verificar a sus autores y víctimas.
Iturria retoma el concepto y aporta que la Dirección bajo su mando es la responsable de realizar esos estudios y que comprende la investigación documental (tintas, escritura, papeles, etcétera); la balística (proyectiles y armas, entre otros); los rastros y huellas; las pericias metalográficas (revenidos químicos para detectar supresiones o falsificaciones de números de chasis y motores, por ejemplo); el relevamiento accidentológico (recolección de pruebas y pericias en siniestros); y la tarea de laboratorio para el estudio de manchas, sustancias, fluidos biológicos, entre otras tareas que hacen visible lo que no está al alcance inmediato de los sentidos humanos.
“Esta tarea no es azarosa. Requiere de especializaciones científicas, pero también de la aplicación innegociable de un riguroso protocolo para resguardar los elementos recolectados, su preservación y el tratamiento para llegar a la verdad a través de las muestras”, completó Escalante.
Iturria y Escalante coinciden en marcar un párrafo especial que destaca la vocación del actual jefe de la Policía de Entre Ríos, comisario general, Gustavo Maslein. “Siguiendo con una tradición de la plana mayor, ahora se avanza en otros desarrollos como Toxicología, que permitirán completar las especialidades consolidando los logros obtenidos”.

Tras las huellas

La Policía de Entre Ríos cuenta con el sistema AFIS, que permite comparar una huella con una base de más de veinte millones de personas.
Iturria, que tiene más de veinte años en Criminalística, recuerda que antes el archivo de huellas dactilares era manual. El lector lo recordará: se tomaba las huellas de los diez dedos de una persona (de ahí la terminología decadactilar) y se almacenaba. Luego mediante diversos métodos como el de Vucetich o el de Henry –entre otros- se clasificaban dichas huellas para su posterior comparación. Este viejo sistema implicaba muchas desventajas: primero ocupaba un espacio físico considerables, pero fundamentalmente la eficiencia de la búsqueda era muy baja, y ni qué hablar del tiempo de respuesta que siempre era lento.
Por eso el haber incorporado el AFIS en la Policía de Entre Ríos, permite ahora dilucidar la pertenencia de la huella digital casi en tiempo real, aunque sin prescindir del ojo experto del especialista. “Si bien la búsqueda se hace de manera automática, y es efectiva y rápida, se trata siempre de una tecnología que se completa con la experiencia y el saber humano”, resaltó Iturria en una explícita valoración de su personal a cargo.
No es menor el dato de que la Policía de Entre Ríos cuente con este sistema AFIS, dado que no todas las policías en el país han accedido a esa tecnología, que es la más recomendable de acuerdo a la experiencia internacional de las distintas organizaciones vinculadas con la seguridad.
“La base de datos compartida es lo que potencia a este sistema y lo convierten en una herramienta excepcional para la búsqueda de sospechosos o la identificación de personas”, resaltó el policía que recibió a EL ARGENTINO en el laboratorio. Coloca bajo el escáner una lámina pegada a un plástico transparente, la transforma en lenguaje informático y la proyecta en la pantalla de la computadora. Un enorme motor de búsqueda pasa millones de huellas y se detiene en una docena de posibles coincidencias. Lo que sigue es la labor del experto que deberá “limpiar” esa búsqueda que fue casi instantánea.
“Una vez que capturamos la huella dactilar de una persona, el AFIS se encarga de rastrear en toda su base de datos y averiguar si existe una huella similar en el sistema, mostrando datos de su poseedor: nombre y apellidos, número de identificación, antecedentes, peligrosidad, fotografía, etcétera. No importa si la persona se ha cambiado el nombre o si lleva una identificación falsa. Siempre y cuando sus huellas se encuentren en el sistema, el AFIS lo encontrará”, ilustró.
“Este sistema vale varios millones de pesos. Y uno de los fabricantes más requeridos es Morpho, cuya tecnología, de origen francés, es compatible con la de otras policías del mundo como el FBI o la Interpol y es el mismo sistema que tiene la Policía Federal Argentina. Ahora nosotros tenemos una terminal, que la hemos recibido gracias a las gestiones de la gobernación ante el Ministerio de Seguridad de la Nación. Y Entre Ríos es la provincia que más casos positivos tiene utilizando esa terminal”, destacó Iturria.
Si bien es una terminal que sólo funciona en Paraná, la idea de la plana mayor de la Policía es poder contar con una similar en la costa del Uruguay. “Lo costoso no es el equipamiento porque es una computadora y un escáner, lo realmente oneroso es la licencia para operar”, aclaró el funcionario, quien se mostró entusiasmado por el próximo esfuerzo que tiene en carpeta el Ministerio de Gobierno.
Para Iturria es prioritario que la costa del Uruguay posea este sistema, teniendo en cuenta la ubicación geográfica, el vínculo con la ruta del Mercosur, los enlaces viales fronterizos y la gran cantidad de afluencia de personas en tránsito que atraviesan la región.

La capacitación

Desde la recuperación de la democracia, pero más acentuadamente desde hace dos décadas, la Policía de Entre Ríos viene privilegiando la capacitación permanente de su personal.
Al respecto, Iturria destacó la formación en la academia policial pero también los constantes estímulos que la fuerza realiza para que su personal acceda a estudios superiores en distintas universidades.
“El comando superior ha dispuesto con buen criterio que en la Escuela de Policía se jerarquice las materias vinculadas con la Criminalística”, explicó Iturria, que también es docente universitario.
“El oficial de policía tiene que saber cómo caminar la escena de un delito. El lugar del hecho es un recinto sagrado y lo que se pierde allí no se recupera nunca más. Y al revés, todo lo que se cosecha, lo que se protege, permitirán resolver un caso”, ejemplificó.
“Ese indicio recolectado en el lugar del hecho, que ha sido preservado por el primer policía que tomó contacto para que nadie lo contamine; luego lo toma el perito que lo protegerá y así comienza lo que se denomina la cadena de custodia de una prueba”.
Se trata de un protocolo que fija cómo debe rotularse y darle trazabilidad a esa muestra que permite darle garantía tanto al imputado como a la víctima. “Hoy, de nuestra academia salen más preparados para afrontar esas situaciones”, valoró Iturria.
En la actualidad, al frente de la Escuela de Policía se encuentran dos oficiales que han sido también –al igual que Escalante- jefe de la Departamental de Gualeguaychú. Se trata del comisario general Vicente Giménez y del comisario mayor Sergio Rebolloso, quienes recibieron a EL ARGENTINO al mediodía de ese mismo martes. Ellos dieron cuenta de estos nuevos horizontes que permiten ubicar a la Policía de Entre Ríos no sólo como una referencia en materia criminalística, sino también en su educación democrática. “De nuestras aulas no sólo egresan buenos policías, sino mejores ciudadanos”, coincidieron en destacar.

Por último, una observación: el lector ahora podrá apreciar la importancia del destino en común que ha significado Gualeguaychú para estos policías; pero también cuáles son los eslabones esenciales para el buen servicio de justicia y -con ello- el aporte indispensable para la paz social de los entrerrianos.

Por Nahuel Maciel
EL ARGENTINO


Laboratorio de toxicología

El 8 de julio de 2013 se inauguró el laboratorio de toxicología forense en Entre Ríos. Su creación fue en el marco de un programa regional para la instalación de estos centros de investigación, que se creó en el marco de la Asamblea Extraordinaria del Consejo de Procuradores, Fiscales, Defensores y Asesores Generales de la República Argentina.
En la provincia, este laboratorio puede asignarse como a un gran impulsor al Procurador General de Entre Ríos, Jorge Amílcar García.
Se trata de un Laboratorio de Toxicología Forense que completa la tarea de la ciencia criminalística y que fue posible gracias al acceso al Programa de Laboratorios Regionales de Investigación Forense del Ministerio Público Fiscal.
En esa oportunidad, García señaló: “Este programa tiene como finalidad coadyuvar en la optimización de la idoneidad de la práctica forense de los poderes judiciales provinciales mediante una Red de Laboratorios de la más alta complejidad científico técnica, con nodos centrales y satélites que eviten una duplicación innecesaria en aquellos de rara sofisticación, pero que a la vez sí doten a todas las regiones de los requerimientos de mayor habitualidad y frecuencia. Sobre todo en aquellas provincias, como la nuestra, en la que los Ministerios Públicos Fiscal y de la defensa son autónomos pero pertenecen al Poder Judicial”.
A la hora de explicar el funcionamiento del nuevo laboratorio, García destacó que “estos elementos de investigación se enrolan en una política criminal racional guiada por los principios de necesidad, proporcionalidad y ultima ratio que pueden contribuir a la paz social”.



Necesidad
El laboratorio de Criminalística de la Policía que funciona en la Jefatura Central de Paraná es uno de los más avanzados del país.
Su existencia es muy valorada por todas las jurisdicciones de la provincia. Por esa misma razón, ahora esa posibilidad que se ha materializado con resultados altamente positivos, permiten abrigar la expectativa de contar con uno similar en la costa del Uruguay.
El propio Procurador impulsa esta idea. “La aspiración de máxima es contar con uno similar que puede estar establecido en Concepción del Uruguay o en Gualeguaychú u otra localidad del corredor del río Uruguay. Y en el mientras tanto, porque hay que ajustar presupuestos, se puede instrumentar etapas. Por ejemplo, las muestras de sangre que se toman en Gualeguaychú y que hoy deben enviarse, cadena de custodia mediante, a Paraná, puedan ser analizadas en la misma localidad a través del Hospital o un laboratorio privado que reúna los requisitos tecnológicos”.
Todos los operadores de la Justicia consultados por EL ARGENTINO (fiscales, defensores, policías, abogados, médicos, forenses, entre otros) fueron coincidentes y concluyentes: “Adherimos a esa perspectiva porque daría más celeridad a la Justicia y sería más económico en el tiempo más allá de la importancia de la inversión inicial que se requiere”. Ahora será tarea de los legisladores y de los funcionarios del Ejecutivo de canalizar esta necesidad, que está llamada a hacer historia porque marcará un “antes” y un “después” en el servicio de justicia.






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