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Columnista Invitado

“El Pueblo quiere saber de qué se trata”

 “El Pueblo quiere saber de qué se trata”

(*) Por monseñor Jorge Eduardo Lozano


Esta expresión quedó acuñada el 22 de mayo de 1810 en aquel Cabildo abierto del cual hoy se cumplen 206 años. Estamos cerca de la celebración del 25 de mayo en el contexto del Bicentenario de la Independencia a evocarse el próximo 9 de julio.
Con esta ocasión los obispos de la Argentina hemos elaborado un documento titulado “Bicentenario de la Independencia. Tiempo para el encuentro fraterno de los argentinos”. Te invito a leerlo de manera íntegra y serena. Lo podés encontrar en la página web de la Conferencia Episcopal Argentina.
En la introducción especificamos que se trata de “pensamientos que anhelamos compartir para estimular el diálogo desde un hecho histórico que nos dio origen como Nación y que, a su vez, nos interpela a pensar juntos qué país queremos ser” (1).
No pretendemos realizar un análisis sociológico ni político, sino una “reflexión pastoral” para “dar gracias por el legado que nos dejaron nuestros mayores, interpretar nuestro presente a la luz de nuestra fe y decir una palabra esperanzadora, siempre iluminada por el Evangelio” para “abrir el futuro para una Argentina fraterna y solidaria, pacificada y reconciliada, condiciones capaces de crear una Nación para todos”. (2)

También decimos que “nuestra democracia ha sido catalogada como democracia joven o en transición, como varias de Latinoamérica. Sin embargo, creemos que la democracia es el sistema político más coherente con la dignidad de la persona humana y se sustenta en la realidad de ser pueblo”. (17)
Al haber acontecido las deliberaciones de aquellos tiempos en la “casa de Tucumán”, permite tomar esa imagen (la casa) de modo alegórico durante todo el texto.
En el capítulo III se hace referencia a “Algunos males de la casa común”: la corrupción, el narcotráfico y la cuestión ambiental. Te comparto algunos renglones acerca de estos desafíos.
“Todo lo que afecta a los valores sociales y a la vida íntegra de cada argentino es un atentado contra la casa común: el principal de nuestros males es el desencuentro que no nos deja reconocernos como hermanos, a lo que le sigue la corrupción generalizada, la plaga del narcotráfico y el descuido del medio ambiente. Estos son algunos ejemplos que muestran que la gran familia de los argentinos está en riesgo y que la casa que compartimos puede resquebrajarse.” (47)
Y se hace una breve descripción de estos tres males que ya habían sido abordados en otras declaraciones.
“La corrupción no es solo un problema personal que atañe al corrupto, sino que alcanza al conjunto de la sociedad. Es fundamental que el Poder Judicial se mantenga independiente de las presiones de cualquier poder y se sujete solo al imperio de la verdad y la justicia.” (48) El papa Francisco lo dice claramente: «Esta llaga putrefacta de la sociedad es un grave pecado que grita hacia el cielo pues mina desde sus fundamentos la vida personal y social. Es un mal que se anida en gestos cotidianos para expandirse luego en escándalos públicos».” (49)

“Hoy nadie duda que el narconegocio está ampliamente instalado en la Argentina. No es una sensación, y mientras se discute si el país entero es una ruta de paso, de consumo o si ya tenemos producción en el país, lo cierto y tristemente comprobable es que un silencioso y perverso mal social se extiende con progreso geométrico y sigue matando y destruyendo familias a su paso. Negar la realidad de esta miseria humana que aspira a corromperlo todo, nos puede llevar a una inacción que favorecerá el avance de esta sombra luctuosa sobre nuestra geografía.” (51)
“La celebración del Bicentenario nos compromete con las generaciones futuras y el cuidado de la casa común. En nuestro país abundan los descuidos con respecto al medio ambiente. Es necesario por ello crear una «agenda ecológica». Hay que ser rigurosos con la adopción de medidas que fortalezcan la utilización responsable de los recursos naturales a partir de la licencia social, es decir, la aceptación de las poblaciones que podrían verse afectadas por emprendimientos agroindustriales, mineros y extracción de hidrocarburos.” (61)

Vale la pena leerlo entero.

Hoy estamos concluyendo en la ciudad de Mar del Plata la Semana Social, que organizamos en forma conjunta la Comisión Episcopal de Pastoral Social y el Obispado de Mar del Plata.
Con el lema “Queremos ser Nación. Necesitamos ponernos la Patria al hombro”, hemos reflexionado y trabajado. Nuestro objetivo es alentar desde la cultura del encuentro el paso de habitantes a ciudadanos responsables en el seno de un pueblo.
Nos acompañaron dirigentes sindicales, empresarios, políticos, referentes sociales, miembros de algunas Comisiones diocesanas de Pastoral Social. Contamos con el apoyo de la Comisión Nacional Justicia y Paz. Y juntos, en los paneles y las mesas-debate, pensamos y nos alentamos en la esperanza de seguir empeñados en la construcción de una Argentina de hermanos.

(*) Monseñor Jorge Eduardo Lozano es obispo de Gualeguaychú y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social.

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