El CEIT N° 9 de Ceibas despidió el ciclo lectivo “inaugurando nuevas oportunidades”

Al hacer uso de la palabra, La coordinadora del Centro, psicopedagoga Verónica Francisconi, recordó “que la primera vez que vine al CEIT me embargó una percepción que la sigo teniendo cada vez que piso Ceibas: la alegría de los alumnos, que en realidad es una felicidad compartida. No hay educación sin esa alegría. Y esto que se percibe de manera directa a través de los alumnos, también habla de manera directa de los docentes y talleristas que alimentan esa vocación con el compromiso de la responsabilidad”. Y luego agregó: “Por el alma de los alumnos también se conoce el espíritu del maestro. Y eso se refleja cotidianamente en el CEIT”.
Al dirigirse a los padres de los alumnos, destacó que: “Como trabajadores de la educación, sabemos que los padres son los primeros educadores. Por eso también vaya este agradecimiento a los padres… agradecimiento que es también estímulo y reconocimiento… porque así como no hay educación sin alegría… tampoco hay educación sin amor”.
En otro orden, conceptualizó que “en educación se aprende que nadie crece ni se desarrolla solo. Somos parte de una sociedad que tiene en el Estado a una de sus más poderosas herramientas para la promoción integral de las personas: me refiero al derecho a la educación pública y gratuita. Y este es un aspecto que siempre debemos valorar y proteger”.
En otro tramo, reflexionó: “Sabemos que como sociedad todavía nos falta mucho para avanzar en materia de integración. Pero la experiencia del CEIT también refleja que hemos dado pasos sólidos para consolidar la igualdad de oportunidades. Sabemos que no estamos solos”.
Por último, sostuvo que “no estamos clausurando un ciclo, sino inaugurando nuevas posibilidades. Estamos celebrando lo aprendido… Y lo aprendido se comparte”.
“Participar es integrar. Por eso muchas gracias por ser parte de esta tarea y de esta alegría que se refleja en el rostro de nuestros alumnos”.