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Diario El Argentinoviernes 29 de marzo de 2024
Opinión

La pobreza crece a pasos agigantados

La pobreza crece a pasos agigantados

Por Nahuel Maciel EL ARGENTINO


Por Nahuel Maciel
EL ARGENTINO

“Pobreza cero” es una muy buena frase, pero un insulto para la realidad cotidiana de los argentinos que ven que no llegan a fin de mes, que muchos trabajadores se quedan sin trabajo y que observan cómo los grandes capitales siguen ganando millones a costa de la pobreza generalizada de la población.
Frente al festival de grandes ganancias para grandes millonarios, hablar de “pobreza cero” es otro atropello a las más elementales inteligencias. Parece una burla, acaso una hipocresía creer que dándole grandes ganancias a los que siempre ganan, los más desposeídos alguna vez podrán vivir mejor.
Las decisiones adoptadas por el gobierno tiene varios castigos, incluso ahora aparece como un ensañamiento la quita de beneficios a los jubilados. Ya se sabía que jubilarse en este país era un castigo y no tenía nada que ver con un “júbilo”. Pero de ahí a cercenar derechos hay un límite que ofende a la condición humana.
“Una asociación ilícita de ricos” es la imagen que está dejando el gobierno en materia de combate contra la pobreza.
Para la Universidad Católica Argentina (UCA), en el último trimestre de 2016 aumentó la indigencia, de acuerdo a las conclusiones que llegó el Observatorio de la Deuda Social de esa casa de altos estudios y que lleva la firma de su director, Agustín Salvia.
La UCA es más que elocuente cuando advierte el aumento de la indigencia y pone el acento en el fenómeno de la marginalidad que experimenta el país desde los últimos 20 años, en el que “los descartados, los excluidos y los sobrantes” no encuentran respuestas para poder acceder a una vida digna.
En rigor existen dos cuestiones que, combinadas, son un cóctel social explosivo: el aumento de la desigualdad con el aumento de la pobreza extrema.
Por eso la UCA eleva su voz para que los funcionarios tomen conciencia que hay una franja de la población que, hoy por hoy, es excedente al modelo económico (ya sea kirchnerista o macrista), y que no alcanza las condiciones mínimas de bienestar.
Para Salvia, la inclusión no llegará “por el empleo que puedan generar la gran empresa ni por la lluvia de inversiones”, sino a partir “de cuánto se desarrolle la pequeña y mediana y la microempresa”, acaso los sectores más castigados por las medidas económicas.
No aumentó solo la pobreza –según la UCA-, sino que hubo un aumento exponencial de la indigencia, que es el extremo de la pobreza. Y sustenta este concepto porque hasta ahora, las medidas del gobierno han perjudicado al segmento más indigente, es decir, a las clases medias bajas y a los sectores pobres no indigentes, “reduciendo las oportunidades de trabajo como changas, actividades de empleos eventuales, sumado al tarifazo y al impacto de la inflación”.
Para males, el gobierno ha disminuido los programas sociales que también impactan en este sector, a la vez que ha aumentado los beneficios para los que más tienen y menos necesitan.
El director del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, Agustín Salvia, es más que elocuente: “El fenómeno de la marginalidad que experimenta Argentina, que no es nuevo, que remite a los últimos 20 años, es una marginalidad, una pobreza estructural que tiene como clave la ausencia de mecanismos de empleo, de incorporación a un mercado de trabajo más formal para el conjunto de la sociedad”.
“Están los descartados, los excluidos, los sobrantes que no encajan en el modelo capitalista que ha desarrollado la economía argentina”, advirtió sin medias tintas.
Por eso la UCA denunció que “ese sobrante de población que no encuentra empleo no es solo porque no tenga las calificaciones, sino porque no hay demanda suficiente para ellos” y estimó que salir de este estado de “pobreza estructural” llevará “al menos una o dos generaciones”.
Ya no se puede hablar de herencia del anterior gobierno, sino asumir las consecuencias de las decisiones actuales. La pobreza cero es un concepto que nadie puede oponerse; pero por el mismo valor de su expresión tampoco debería utilizarse tan livianamente cuando se está decidiendo a favor de los que más tienen y en contra de los que más necesitan.

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