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Diario El Argentinoviernes 19 de abril de 2024
Policiales

Operaciones, ganancias y caída de la banda narco que operaba en Entre Ríos

Operaciones, ganancias y caída de la banda narco que operaba en Entre Ríos

   La organización del negocio era bastante simple, similar a cualquier actividad comercial, pero ilícita y por lo tanto clandestina. Cada uno cumplía con su rol e incluso entre los distintos eslabones de la cadena de comercialización y en el intercambio de la droga., algunos no se conocían con otros.


 La banda narco que cayó en Feliciano, Paraná y Nogoyá traía cargamentos de marihuana desde el Norte del país, para su distribución y venta en Entre Ríos. Hay once detenidos por el Juzgado Federal de Paraná, algunos de ellos con nombres resonantes en la capital provincial. Pero hay un prófugo: el primer proveedor de la droga en Corrientes, Sergio David Molina. Se espera que esta semana se conozca la resolución del juez Leandro Ríos con el posible procesamiento de los acusados.
Las escuchas telefónicas fueron claves para la investigación y para poder determinar las sospechas sobre los partícipes de la organización delictiva y sus roles, pero sumadas a otras tareas de inteligencia realizadas por el personal de Toxicología de la Policía provincial. Y esto habría podido ser corroborado en los procedimientos del 7 y 8 de marzo.
Según la investigación, el mencionado Molina era quien proveía la droga en Corrientes a Horacio Esteban Viggiano, pero el encargado de buscarla a la localidad de Itatí (o el lugar que pactaran para la entrega) y trasladarla era el camionero Juan de la Cruz Moreno, quien maneja una empresa de transporte de carga en Feliciano.
Viggiano, más conocido en Paraná como “Cachete”, ya tiene una condena en su haber por narcotráfico. Cumplió siete años de prisión, tras haber sido detenido con 250 kilos de marihuana en la Ruta Nacional 12, por Villa Urquiza, junto a dos hermanos de apellido Wagner, y el paraguayo Oscar Peterlik, en una operación similar por la que fue arrestado nuevamente.
Según se indicó a diario Uno de Paraná, los contactos y el conocimiento adquirido en muchos años, le permitieron continuar con el negocio luego de la cárcel. Pero siempre se manejó solo y en las sombras. Cualquiera que lo veía no observaba nada extraño, salvo algunas sospechas por los vehículos que solía cambiar, pero vive con su familia en una casa como la de cualquier trabajador. Viggiano nunca quiso problemas: nada de andar con “soldaditos” ni disputas territoriales. Es un hombre de negocios, que en las ventas se contactaba con clientes importantes cuyos nombres tienen peso y varias causas penales en el hampa paranaense.
Él mismo viajaba al Norte del país a realizar las transacciones, y a veces se quedaba dos o tres días en un camino perdido en medio de un campo esperando la llegada del cargamento; o que sus contactos le indicaran que “los perros” se habían retirado de la ruta y podía regresar sin controles policiales.
El andar solitario y la cautela para juntarse con otros en la empresa, sería lo que lo llevó a contar con su hermano, Héctor Guillermo Viggiano, como su colaborador. A la hora de necesitar una mano de confianza, siempre se termina en la familia.
Las ganancias se presumen exorbitantes: según se informó, hoy en Paraná, quien quiera comprar un kilo de marihuana para fraccionar y vender debe pagar once mil pesos. Y en el Norte del país, luego de que cruzó la frontera de Paraguay, el mismo kilo se adquiere a solo dos mil pesos. El costo del traslado, almacenamiento y distribución es alto, pero la diferencia limpia sigue dejando un buen saldo.

¿Sucesor o mano
derecha del jefe?

El siguiente eslabón en la investigación es Hugo Alejandro Ceola, quien adquiría la droga que le proveía Viggiano. Sería el organizador de la venta de drogas en Paraná, pero que a su vez le proveía a una pequeña banda que operaba en Nogoyá. Para el despliegue de sus actividades también habría contado con la colaboración de un familiar directo: su hijo Cristian Alejandro Ceola, alias “Conejo”.
Aunque Ceola padre aparece como el principal responsable de la banda, pocos creen que sus movimientos sean independientes de su jefe: Gustavo “Petaco” Barrientos, el líder de la barra brava de Patronato, en prisión por un doble homicidio. Aunque algunos señalan a Ceola como el sucesor, tanto en la tribuna como en los negocios de Barrientos, otros afirman que no hace nada sin las directivas que parten desde un pabellón de la Unidad Penal de Gualeguay. Por esto se entiende que el día de los procedimientos fuera allanado también el domicilio de “Petaco”, donde viven su esposa e hijos, en el barrio Municipal de Paraná.
Aunque algunas fuentes policiales afirman que Barrientos aparece en las escuchas telefónicas, otros piensan que tanto él como su mujer “ya zafaron”, porque no han sido citados a indagatoria junto al resto de los imputados.
A su vez, según las sospechas de la causa, Ceola tenía otros dos asistentes: el ex director de Arquitectura Social de la Municipalidad de Paraná (gestión Sergio Varisco), Carlos Alberto Bernini, y el empleado de la misma área, Sergio Alberto Pross. Este último se encargaba de almacenar la droga en un domicilio de la zona Sur de la capital provincial.
Bernini (conocido como “Carloncho” o “Manco”) no es la primera vez que pisa la Unidad Penal N° 1. Ya estuvo un tiempo cumpliendo una condena por balear a un vecino y dejarlo parapléjico. Según cuentan en su barrio, fue en una pelea en la que él recibió un disparo en un brazo, y desde el suelo respondió con más puntería y le causó las lesiones irreversibles a la víctima. Su nombre es la primera vez que aparece vinculado al narcotráfico, ya que se lo mencionaba más en el rubro de “robos grandes”, aunque nunca tuvo ninguna causa por esto.

El vínculo en Nogoyá

Las cuatro personas detenidas en Nogoyá también tienen definidos sus roles. Según la imputación, la banda local era liderada por Diego Fernando Orcellet, quien impartía órdenes a Solange Ayelén Romero como su principal colaboradora, así como a su hermana Cesia Abigail Romero, quien se encargaba de guardar la droga, mientras que Orlando Gastón Godoy era el vendedor de la sustancia. La investigación habría comenzado desde la ciudad de Nogoyá, a partir de la cual se pudieron ir determinando los eslabones superiores en la cadena de comercialización de marihuana. Según la acusación, la provisión, organización, distribución, transporte, aprovisionamiento, almacenamiento, fraccionamiento y venta de la droga tenían como principal destino la ciudad de Nogoyá. Pero según informó públicamente la Policía, en Paraná la banda operaba en distintos barrios, aunque no especificaron cuáles.

La tarde y la noche de la caída

Con la estructura de la banda armada en los papeles a partir de las pruebas durante un año de investigación, fueron en busca de las personas y la droga el 7 y 8 de marzo. Aquel martes en horas de la siesta, la Policía montó un operativo en Feliciano: cruzaron dos patrulleros en la ruta 28 para interceptar el camión Renault conducido por Juan de la Cruz Moreno, que provenía de la localidad de Sauce, provincia de Corrientes, pero el chofer aceleró y se llevó por delante los móviles. Le dispararon, pero escapó y fue alcanzado tras 20 kilómetros de persecución. Allí llevaba los 252 kilos de marihuana y casi 20 mil pesos. Horacio Esteban Viggiano y su hermano Guillermo, iban en un auto Renault Sandero “haciendo punta” como guías del viaje y le iban dictando al camionero la ruta a seguir en caso de encontrar controles policiales. Estos también fueron detenidos luego de una persecución.
Luego fueron arrestados los Ceola en Paraná (al hijo le encontraron tres envoltorios pequeños de marihuana) y en simultáneo se realizaron allanamientos en Nogoyá donde cayó la banda local (en la casa de Orcellet hallaron un envoltorio de la misma sustancia). Durante la madrugada del 8 de marzo requisaron la vivienda del barrio Municipal donde solo fue detenido un joven con unas tabletas de LSD, sobrino de Barrientos, pero que dijo ser consumidor y no está implicado en la causa. Al mismo tiempo, detenían a Bernini y a Pross, quien tenía en su casa un emprendimiento de cultivo de cannabis, que dijo que era para consumo personal.
Entre los elementos secuestrados en todos los procedimientos está la suma de 236.521 pesos y 3.250 dólares, varios celulares, cuadernos con anotaciones relativas al comercio de droga, balanzas digitales y elementos de fraccionamiento de la sustancia.
 

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