Nueva marcha por Justicia por el femicidio de Susana Villarruel

Ramón de la Cruz Ortiz, por homicidio triplemente calificado por el vínculo, la alevosía y el femicidio; quien cumple en la alcaidía de la Departamental de Policía una prisión preventiva por treinta días dictada el viernes pasado por el juez de Garantías y Transición N° 1, Mario Figueroa.

Al igual que la vez pasada, la movilización partió de 25 de Mayo y Rocamora y desembocó en la plaza San Martín, frente al Palacio de Tribunales y minutos más tarde frente a la Jefatura Departamental de Policía.

Es oportuno recordar quiénes custodian la plaza San Martín: la Catedral, la Escuela, el Colegio de Abogados, el Palacio de Tribunales y la Jefatura de Policía. Todo un símbolo de una comunidad que nunca debe dejar de movilizarse para que sus habitantes (en este caso sus mujeres) vivan en paz. “Vivas las queremos”, coreaba el centenar de voces que se hacía una sola en esa columna de poco más de un centenar de personas, que marcharon por las calles de la ciudad reclamando justicia, y coreando con indignación “se va a acabar, se va a acabar, esa costumbre de matar”.

“Vecino, vecino, no sea indiferente, nos matan a las pibas en la cara de la gente” exclamó la movilización en voz en cuello para conmover a una comunidad que todavía es perezosa para exteriorizar este reclamo de manera pública; pero cuyas ausencias da cuenta por el momento que hay estigmatizaciones que alimentan prejuicios sociales.

De todos modos, la historia enseña que quienes reclaman por justicia al principio marchan casi en soledad, para luego ser multitudes y más tarde generar los cambios institucionales importantes en materia de convivencia colectiva.

“Somos pocos pero pedimos mucho: necesitamos justicia”, fue otro de los reclamos de familiares, amigos, vecinos y personas solidarias que se congregaron ayer frente a la plaza San Martín.

“Si no hay perpetua, qué quilombo se va a armar”, fue otra consigna que se expresó con claridad para que estos casos aberrantes no queden impunes.

Frente a la Departamental de Policía, una vecina de Susana Villarruel leyó un petitorio con demandas sociales: reclamaron al municipio por obras de iluminación pública en Irazusta al Sur y especialmente que el transporte público de pasajeros ingrese al barrio Toto Irigoyen todos los días y que no suspenda ese recorrido por lluvia.

“Ni una menos, porque vivas nos queremos” fue otro sentimiento colectivo que se compartió entre hombres y mujeres que ayer volvieron a hacer sentir su voz y su alma por un caso que ha conmocionado a la comunidad.

Mientras esto ocurría frente a la Departamental de Policía, en el mismo edificio, sentado en un camastro ubicado en la Alcaidía, estaba el imputado por este homicidio triplemente calificado: Ramón de la Cruz Ortiz. Seguramente no pudo evitar sentir los reproches y los reclamos. “Ramón, perpetua. Ramón, perpetua”, coreó la multitud con fuerza para marcar claramente el innegociable clamor: “Vecino, vecino, no sea indiferente, nos matan a las pibas en la cara de la gente”.

La desconcentración se hizo en paz, acaso anticipándose al obrar de la Justicia.

Y la Paz, ya se sabe, también implica procurar el bienestar para los demás (“Ni una menos, con vida las queremos”), y especialmente procurar su liberación de todo tipo de opresión e injusticias. Por eso también se marchó ayer.

Este sentimiento honró el reclamo de los manifestantes. Porque Paz y Justicia están íntimamente relacionadas y se rigen por la ley de causa y efecto. La historia enseña que para lograr la Paz es necesario practicar la Justicia.