Pepe Di Paola vuelve a Gualeguaychú a trabajar con el Hogar de Cristo Nazareth
El Hogar de Cristo Nazareth tiene varias novedades, además de las cotidianas, esas que son selladas con un abrazo y la esperanza compartida. Desde el 8 enero 2015, luego de un trabajo ambulatorio que sirvió de base, el grupo se instaló en Belgrano 736 y desde entonces, asume un trabajo continuo en el acompañamiento de personas con problemas de adicciones.
Este acompañar a toda hora y en diferentes situaciones se dio porque de a poco, este Hogar se fue convirtiendo en un centro barrial, con personas que llegan allí también porque alguien les contó.
La permanencia del grupo de voluntarios hizo crecer a esta comunidad y como es lógico, comenzaron abrigar la idea de un edificio propio.
Como se recuerda, en 2016, el Año de la Misericordia, la diócesis encaró la construcción de la casa "Padre Misericordioso", un espacio más agradable para el desarrollo de las actividades y como lugar de contención y alojamiento antes o después de la recuperación.
Y mientras estas paredes se levantan, se intenta dar una respuesta a mamás jóvenes que consumen. Que en algunos casos, han tenido en el servicio de neonatología del hospital a sus bebés y entonces se ha sabido de la presencia de cocaína en su sangre.
“Esto nos marcó la urgencia para avanzar en dar una respuesta inmediata”, dijo Dardo Caraballo, impulsor de este voluntariado en Gualeguaychú.
“Por eso tratamos de acompañarlas, estar cerca y por eso entonces, abrimos la Casa del Corazón de María, que todavía funciona como hogar de día. Si alguna de ellas necesita internación, la conectamos con la granja Madre Teresa que la familia del Hogar de Cristo tiene en general Rodríguez. Más que una internación -aclaró- se trata de un acompañamiento inmediato, porque muchas veces estas chicas, en la desesperación, toman decisiones sumamente peligrosas. Hace falta una comunidad que acompañe, una familia ampliada, una red de recursos que una persona, en la angustia del consumo, no tiene”.
Pepe Di Paola, otra
vez en Gualeguaychú
El grupo que lleva adelante el Hogar de Cristo, la Casa del Padre misericordioso y también la Casa amigable, como les escuchamos decir, se ha propuesto dar respuesta en
otro punto de la ciudad, porque la realidad se impone: la droga está en todas partes.
El desafío nuevo es tan grande como aquel de 2015, porque con el aval del cura villero intentan lograr que en la zona oeste de la ciudad abra otro Hogar de Cristo.
Por eso, anuncian la venida del sacerdote José María Di Paola -el Padre Pepe- que vendrá a dar su espaldarazo con la misión que hará del 24 al 29 de julio, trabajando con su estrategia de las tres C, porque ha entendido que la comunidad religiosa, la educativa y la del club son pilares en esta lucha. Y cada barrio cuenta con estas tres C.
La idea es llegar al barrio de la parroquia Asunción de María, y constituir allí otro centro como el que tienen hoy en el barrio de la Guardería Nazaret.
“Estamos trabajando para que también en esta parte de la ciudad haya una Casa amigable, para que los chicos que necesiten, puedan quedarse un tiempo hasta que se estabilice su situación y puedan hacer pie para un proyecto de vida a mediano y a largo plazo, con inserción en el estudio o el trabajo y con su revinculación familiar o con la nueva familia del Hogar”.
“Queremos que eso tome vida y dé respuesta a estas problemáticas y para eso vendrá el padre Pepe, que en su misionar, visitará por las mañanas a la gente de barrio y por la tarde mantendrá encuentros y ofrecerá charlas”, adelantó Caraballo.
Di Paola estará el jueves 27 las 20 en el Centro de Convenciones para hablarle a la comunidad en general y de manera especial, a quienes están movilizados por esta temática, que podrán hacer todas las preguntas que deseen.
Y quizá junto con esta misión, el grupo del Hogar de Cristo presente el libro “Hogar de Cristo Nazareth, historia de una comunidad que se organiza para hacer lugar”, recién salido de imprenta.
Se trata de una serie de experiencias, en este aprendizaje recíproco de los voluntarios. Un libro que cuenta qué les pasa a estas personas comprometidas con los demás. Que deben equilibrar familia, trabajo y vocación. Y lo hacen con la alegría de saber que no están solos, porque a partir de Gualeguaychú, se han abierto casi setenta Hogares en diferentes ciudades del país.
Un libro que ayudará a entender por qué esta opción por quienes erraron el camino, sufriendo en consecuencia la orfandad multiplicada.
Y la alegría con la que se los recibe y atiende para que no estén solos en el esfuerzo de volver a ser quienes eran.
Todo lo que resume un abrazo, algo que todos, en algún momento, necesitamos
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