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La amistad entre laicos y sacerdotes

La amistad entre laicos y sacerdotes

  El Pontífice exhortó a la comunidad religiosa a ser verdaderos amigos de los seminaristas y los sacerdotes, manifestando “vuestro amor por ellos en la promoción de las vocaciones, en la oración y en la colaboración pastoral”. x


Ser amigos de los sacerdotes, sosteniendo su vocación y acompañando su ministerio: ¡este es el gran don con el cual vosotros enriquecéis a la Iglesia! Un serrano es ante todo esto: un “amigo especial” que el Señor ha puesto al lado de algunos seminaristas y algunos sacerdotes”, expresó el Papa Francisco en su discurso a los miembros del Serra Internacional que ayudan a la promoción de las vocaciones al presbiterado y la vida consagrada.
“Hoy en día la palabra amigo se ha desgastado un poco. Viviendo en los lugares de la vida metropolitana, cada día entramos en contacto con personas diversas a las que a menudo definimos amigos, pero es un modo de hablar. Y así, en el horizonte de la comunicación virtual, la palabra “amigo” es una de las más utilizadas. Sin embargo, sabemos que un conocimiento superficial no es suficiente para activar esa experiencia de encuentro y de proximidad a la que hace referencia la palabra amigo”.
En esta línea agregó: “Cuando es Jesús el que la usa, indica una verdad incómoda: Hay verdadera amistad sólo cuando el encuentro me implica en la vida del otro hasta el don de mí mismo. De hecho, Jesús dice a sus discípulos: «No os llamo ya siervos [...]; a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer» (Juan 15, 15). De esta forma, Él establece una nueva relación entre el hombre y Dios, que supera la ley y se basa en un amor confidente. Al mismo tiempo, Jesús libera a la amistad del sentimentalismo y nos la entrega como un compromiso de responsabilidad que implica a la vida: «Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos» (Juan 15, 13).
Por lo tanto, se es amigos sólo si el encuentro no permanece exterior o formal, sino que se convierte en compartir el destino del otro, compasión, implicación que lleva hasta donarse al otro.
Nos hace bien pensar en lo que hace un amigo: se pone al lado con discreción y sensibilidad en mi camino; me escucha profundamente, y sabe cómo ir más allá de las palabras; es misericordioso respecto a los defectos, está libre de prejuicios; sabe compartir mi recorrido, haciéndome sentir la alegría de no estar solo; no siempre me respalda, pero, precisamente, porque quiere mi bien, me dice sinceramente lo que no comparte; está dispuesto a ayudarme a volverme a levantar cada vez que caigo.
Queridos hermanos y hermanas. Os exhorto a ser verdaderos amigos de los seminaristas y los sacerdotes, manifestando vuestro amor por ellos en la promoción de las vocaciones, en la oración y en la colaboración pastoral. Y os aconsejo: ¡Siempre adelante! Adelante en la esperanza, adelante con vuestra misión, mirando más allá, abriendo horizontes, dejando espacio a los jóvenes y preparando el futuro. La Iglesia y las vocaciones sacerdotales os necesitan. María Santísima, Madre de la Iglesia y de los sacerdotes, os acompañe. Y por favor, ¡rezad por mí! Fuente: Radio Vaticano.

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