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Simplemente, Gracias

Simplemente, Gracias

Por Daniel Serorena


Después de 17 años formando parte de la redacción del Diario EL ARGENTINO, he tomado la decisión de cambiar de rumbo, dejando de formar parte de un gran grupo de trabajo.

De la misma forma que nunca imaginé pasar tanto tiempo de mi vida profesional integrando la redacción de uno de los medios de mayor prestigio de la provincia, debo confesar que tampoco imaginé durante este tiempo, tomar una decisión tan importante.

Cuando quienes fueron mis compañeros por todos estos años me propusieron escribir esta nota a modo de despedida, inmediatamente comenzaron a pasar por mi mente un sinfín de imágenes y momentos vividos dentro del diario.

Recuerdo como si fuera hoy aquella calurosa tarde de febrero de 2000, cuando ingresé a formar parte de la redacción de deportes. Me acuerdo cuando Juan Solari, un gran maestro, me pidió que escribiera la nota que traía en mente, la imprimiera y se la diera para que la leyera. Me la devolvió “pintada” de rojo, con muchas correcciones, pero inmediatamente me dio consejos que fui aplicando en todo este tiempo.

Guardo grandes recuerdos de las charlas futboleras con el propio Juan Solari y Roberto Lencina, ambos hinchas de Boca o las discusiones casi diarias de mis queridos y respetados Lalo Unamunzaga y Atilio Burgos, uno “bostero” y uno “gallina”.

Siento como propios todos y cada uno de los suplementos deportivos que desde el mismo 2000 fuimos haciendo domingo a domingo. Esperando la foto del Chino Santellán para armar la tapa o volviendo volando de alguna cancha de básquet a la redacción para no terminar tan tarde.

Con mucho trabajo y esfuerzo, pudimos imponer el “Suple” como una lectura obligada de cada lunes. El básquet, el fútbol, el automovilismo, el tenis, el voley, el rugby. Creo que no faltó ningún deporte estar reflejado en las páginas del diario.

Pero no solamente lo periodístico deja recuerdos imborrables. Habiendo pasado tantas horas dentro de ese histórico edificio, fue inevitable generar lazos de amistad, de confianza, de picardía, propios de todas las relaciones humanas. Hubo gritos, discusiones, risas. Hubo de todo, como en la vida.

Por eso después de tantos años, no puedo más que decir gracias. A quienes me brindaron la posibilidad de formar parte de EL ARGENTINO por todo este tiempo. A quienes me enseñaron desde lo profesional y me marcaron desde lo humano. A los buenos amigos que dejo y a lo muchos amigos invisibles, lectores de mis notas, con quienes sin proponérmelo, pero gracias a esta magia increíble del periodismo, también forman parte de todos estos años.

Quiero guardarme un párrafo especial para mi familia, el principal sostén de mi pasión por el periodismo, que entendieron esa locura y supieron disimular ausencias por viajes, por noches que se hicieron interminables y por tardes de domingo en donde papá casi nunca estaba en casa.

Por eso digo gracias. A todos los que me acompañaron en estos 17 años formando parte de EL ARGENTINO. Simplemente gracias.


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