El obispo Zordán compartió inquietudes con la prensa

 

 En el encuentro se trataron varios temas, de manera especial las primeras impresiones de Zordán sobre nuestra comunidad, a la que calificó de “muy cordial”.

“Me sigue sorprendiendo la cordialidad de la gente. El otro es “alguien” para la mayoría, algo que en otros lugares está más desdibujado. Y eso además de ser lindo, habla bien de los entrerrianos”, consideró.

Entre los temas que le preocupan, el Obispo citó el avance de la droga en Gualeguaychú y cómo va mutilando vidas. “La persona queda distinta después de esa experiencia. Su familia también” afirmó y elogió el trabajo que se hace en el Hogar de Cristo Nazareth, que cuenta con especialistas para la atención, “porque la adicción debe ser atendida profesionalmente”, al tiempo que destacó la actitud voluntariosa de quienes se ofrecen para compartir este acompañamiento a quienes buscan el camino de la recuperación.

En diálogo con EL ARGENTINO, Zordán consideró que otra preocupación, ya puertas adentro de la Iglesia, “es   optimizar los recursos que tenemos, porque  no contamos con tantos sacerdotes como en otras épocas, cuando había dos por parroquia; hoy incluso hay parroquias sin sacerdotes. No tenemos que asustarnos, sino optimizar”, remarcó.

¿Por qué faltan sacerdotes? ¿Se debe a que las estructuras son rígidas? , preguntamos y el obispo dijo “el hombre es un misterio y la vocación forma parte de ese misterio.

No sé qué pasa. No podemos decir que sean estructuras rígidas, porque tantos nos las “bancamos”... Hay tantos sacerdotes que llegan a la ancianidad viviendo fielmente su vida sacerdotal”.

“Pero insisto: los sacerdotes, los consagrados, las religiosas, como varones y mujeres somos un misterio. Y tenemos distintas maneras de responder al llamado de Dios, al desafío de la vida”.

En otro momento de la charla, y habiéndose tratado antes el caso de corrupción de menores que ha conmocionado a Gualeguaychú, Zordán    valoró la actitud de Monseñor Luis Eichhornn, mencionada en la investigación periodística del equipo de la revista Análisis, de Daniel Enz.

Más aún en un momento en que la Iglesia tiene tantos cuestionamientos a nivel mundial, le dijimos. “El caso está en manos de la Justicia. No nos toca a nosotros juzgar. Sí,  si sabemos algo de buena fuente, por testimonio directo  o porque nos haya pasado, es bueno ponerlo en manos de la justicia para que ella tenga los elementos necesarios para juzgar.  Ustedes, como trabajadores de medios de comunicación, deben reclamar una “Justicia justa”, que no actúe por amiguismos, por contactos, conveniencias y demás.”

“Otra cosa importante es qué nos deja como enseñanza esta situación: que no pase al lado nuestro como un mal recuerdo y nada más”.

“El hecho de que se creen espacios de reflexión es muy bueno, porque nos permite mirar a futuro para saber cómo actuar, cómo cuidarnos. En la familia cuidar significa educar, advertir. En los medios de comunicación, poner sobre la mesa estas cosas que no son normales”.

Dicho esto, agregó “una función de la Iglesia es la de acompañar a las víctimas. Toda persona víctima de esta situación queda herida de por vida. A algunos les cuesta remontar la situación, otros la ponen debajo de la alfombra...”, y abrió  una puerta al expresar “si alguien lo necesita que se acerque a hablar con un sacerdote. En Gualeguaychú   van a encontrar, por usar una expresión común, gente piola, que puede ayudar, acompañar y contener.”