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Diario El Argentinoviernes 19 de abril de 2024
Opinión

La Fe nos pone en camino

La Fe nos pone en camino

(*) Por monseñor Jorge Eduardo Lozano


 

 

Tener fe en Dios es mucho más que creer. A veces decimos que la fe consiste en creer en Dios. Y esto es cierto. Pero me animo a decir que es mucho más que eso. Incluso algunos explican ese “creer” como el afirmar verdades tan ciertas como abstractas. Las diversas tradiciones judeo-cristianas nos muestran que creer es ponerse en camino.

 Así fue la experiencia de Abraham, Moisés, el Pueblo de Israel. Los judíos piadosos peregrinaban hacia Jerusalén algunas veces al año, igual hicieron María y José con el Niño Jesús, como nos cuenta el Evangelio de San Lucas. Para los cristianos las peregrinaciones también son muy importantes. Los Santuarios son lugares a los cuales acuden muchos fieles para expresar la fe con esta actitud peregrina.

Durante este fin de semana se está desarrollando la Peregrinación Juvenil al Santuario de la Virgen de Luján. Cientos de miles de jóvenes de diversos lugares del país (también han viajado unos cuantos de San Juan) caminando dan testimonio de su fe.

De los fieles que van caminando, cerca del 20% pertenecen a grupos parroquiales o de instituciones católicas. El otro 80% está compuesto por grupos de amigos, compañeros de trabajo, familiares que sienten un llamado a ponerse en camino. La Virgen es la que convoca más allá de las estructuras orgánicas de la Iglesia y sus organizaciones, que se ponen al servicio de la totalidad.

El lema de este año es una oración confiada a la Virgen: “Madre, enseñanos a construir la paz”. Esta oración por momentos sale de un corazón sereno, pero también surge de la angustia de la violencia en la calle, la escuela, la cancha, la sociedad en general. En la entrada de la Basílica de Luján hay varios cuadernos en los cuales los peregrinos escriben sus intenciones y necesidades. El lema se formula mediante una lectura atenta de esas peticiones confiadas al corazón de la Madre.

Hace unos años los obispos argentinos señalamos que “la sociedad está enferma de violencia”. Necesitamos paz que se traduce en armonía, diálogo, amistad, unión. La pobreza es violencia, la inequidad es una agresión al hermano.

La paz es un don de Dios y por eso la pedimos. Pero también se requiere de nuestro compromiso en la búsqueda del bien común y del respeto de la dignidad de todos, de cada persona, de cada creatura, parte del proyecto del amor de Dios. El maltrato a la creación de Dios es una manera de darle la espalda al Creador.

En María nos reconocemos hermanos. Ella es la Madre que cobija a los desamparados, consuela a los tristes, escucha a los despreciados, alienta en la esperanza. Ella es la Reina de la paz.

Muchos no vamos a ir a Luján caminando. Pero todos podemos unirnos espiritualmente, en casa o en el Templo, y rezar “Madre, enseñanos a construir la paz”.

Podemos rezar por los que peregrinan para que vivan esta expresión de fe con disponibilidad del corazón. Pidamos también por los miles de voluntarios y servidores que entregan su tiempo y su cariño para atender las necesidades más diversas: desde servir un mate cocido, hacer masajes, dar un plato de comida, coordinar puestos sanitarios, etc.

Renovemos también la dimensión peregrina de la fe. Pensemos si estamos “instalados” en la comodidad o aburguesados en la fe. Vamos a andar la fe.

 

(*) Monseñor Lozano es Arzobispo de San Juan de Cuyo y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social

 


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