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Diario El Argentinodomingo 21 de abril de 2024
Opinión

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La humanidad y su potencialidad

La humanidad y su potencialidad

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Por Waldemar Oscar von Hof (*)

 

El circo me ha fascinado de niño y me sigue encantando hoy. Voy a cuanto circo puedo. Hace un tiempo pude asistir a una función del Cirque du Soleil, un circo que surgió en Canadá, dando lugar a artistas jóvenes. El show hace una hermosa conjunción entre música, actos característicos de circo con malabarismo, contorsionismos y danzas en sogas y telas; además gimnasia sobre cuerdas, redes y trampolines teniendo entretenidos interludios de humor con un hilo conductor temático. 

La fascinación, la impresión y el sutil humor hace que se vivencie toda la función con las emociones a flor de piel. En minutos uno puede reír, llorar o contener la respiración. Toda la función es llevada al extremo, sorprendiendo expresiones de los payasos que jamás se hubieran creído posible. Los malabaristas son verdaderos meteoros saltando por el aire, haciendo contorsiones cuasi olímpicas, quedando por segundos suspendidos en el aire o parados perpendicularmente a una pared, rompiendo la ley de gravedad. Las bailarinas en telas o colgados de cables superan todo lo dicho en fuerza y en capacidad física con sus pendulares danzas que sorprenden en cada giro y en cada vaivén.

Es un circo que mantiene algunas características del circo tradicional, con sus payasos y malabaristas, pero todo es llevado al máximo nivel exponencial. La apuesta busca romper los límites y la capacidad del ser humano. Con gimnasia, con técnica y seguramente con mucho ejercicio estos actores superan las fronteras del potencial que hay en cada ser humano. Ver caer desde una altura considerable a una bailarina por una soga o una tela que queda suspendida a centímetros del suelo, cuando los espectadores teníamos por seguro que se iba a dar contra él, pone la piel de gallina.

En estos días de cuarentena, de reclusión en nuestras casas, muchos redescubrimos alguna actividad que siempre hemos querido hacer, otros volvimos sobre algún hobby que teníamos guardados, poniéndose de manifiesto una potencialidad que descubrimos o que estuvo escondida por mucho tiempo.

En estos días también vivimos frustraciones en algunas facetas de nuestra vida. De repente está ahí, a la luz del día, nuestra violencia o nuestra incapacidad de recrearnos en una nueva situación. Aspectos negativos de nuestra personalidad, que nunca las trabajamos, aparecen con toda su crudeza en esta situación límite.

A niveles de la humanidad en estos días de pandemia también se hicieron visibles aspectos escondidos de la capacidad. De una situación trágica por la explosión del virus la sociedad se pone en movimiento para construir hospitales y para movilizar a los laboratorios a trabajar a contra reloj. En cada país, y en cada aldea pequeña, se movilizaron personas poniéndose a disposición con sus saberes, sus dones y sus voluntades para enfrentar el momento.

A nivel educativo estamos proponiendo una nueva modalidad de enseñanza y de aprendizaje que supera nuestro ancestral sistema educativo que data del 1800. Salen a la luz la creatividad, la capacidad emprendedora y el voluntarismo para hacer nuevas propuestas educativas.

Pero también a nivel global y de sistemas aparecen egoísmos, fallas y oscuras sombras. Ningún sistema de salud estuvo, ni está, a la altura de enfrentar tiempos de pandemia. Fallaron los de oriente, los de Europa, de los poderosos Estados unidos y la de Latinoamérica ni que hablar.

Como el Cirque du Soleil demuestra en sus números las potencialidades de los individuos, la integración y el trabajo en conjunto de un grupo para hacer un show la humanidad también puede demostrar sus potencialidades.

Hay resto en la humanidad. Seguramente la gimnasia, la técnica y el duro ejercicio podrán sacarnos adelante. Nos urge un diálogo inter territorial e intercontinental y el pensarnos como un mundo.

Hay resto también en nuestro país. El sistema de salud y el sistema educativo que nuestros próceres soñaron tienen hoy la potencialidad de ser recreado y renovado. La potencialidad dentro del estado también debe salir a la luz. El sistema democrático necesita ser profundizado urgentemente. El gobierno no puede ser llevado adelante por decretos de necesidad, es el congreso que se tiene que poner a trabajar, acorde a los tiempos y a la situación, para salir al encuentro de esta necesidad. Nos urge un sistema judicial que camine en pos de las necesidades y de las potencialidades. Tal vez hoy más que nunca tenemos la oportunidad de superar gérmenes virales, como la corrupción, de nuestro cuerpo estatal. 

En Argentina, como en la humanidad, esta pandemia nos abre una puerta a poner todas nuestras capacidades, nuestras creatividades y nuestras potencialidades a disposición, para que aquello de lo que verdaderamente somos capaces se ponga en evidencia.

 

(*) Waldemar Oscar von Hof es pastor de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata.

 

 

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