Y así estamos… ¿así nos preparamos?

Ayer viví algo irrisorio. Entrando a mi ciudad me quisieron controlar la fiebre con un termómetro bajo la axila.

A las 7 de la mañana viajamos con mi marido a Buenos Aires, tenía un turno para aplicarme la infusión de quimioterapia que mensualmente realizo.  Viajamos con la autorización que desde el instituto Alexander Fleming nos emitieron. Una vez que llegamos al Instituto nos  tomaron la fiebre a distancia con la pistola, entregamos la declaración jurada que desde casa ya llevaba impresa, constataron que mi barbijo esté bien colocado, me hicieron recibir alcohol por un aparato que sin tocarlo, acercando sólo las manos rociaba el líquido. Así de controlada entré y así salí una vez finalizado el tratamiento. Desde el Fleming a mi casa.

Luego de 30 minutos de cola en el acceso a Gualeguaychú, nos tomaron los datos, nos pidieron la autorización de traslado, los documentos, todo lo que corresponde, mi marido se los mostró a la distancia, porque la intención del policía era agarrarlos. Yo sentada atrás miraba la escena… ¿El buen policía con guantes de goma tocaría nuestros documentos? No tengo dudas que usen permanentemente el alcohol, pero sugiero que se evite este riesgo.

Mientras seguíamos cumpliendo con el formalismo, algunos camiones pasaban con un control más simple y sin pasar por la medición de la fiebre. “No les controlamos la fiebre porque solo descargan y cargan en el Parque Industrial, no bajan del camión”, eso me respondieron desde el área de salud cuando pregunté por qué ingresaban a la ciudad sin la medición.

Entonces me pregunto: ¿Me piden que baje del auto para tomarme la fiebre con un termómetro bajo la axila? Esto consistía en entrar a la casilla, aplicarme el termómetro previamente desinfectado, un aparato que ha entrado a cuantas axilas podamos imaginar… ¿Yo, que me cuido hasta del aire? No quiero que se entienda que me considero una excepción, pero tengo problemas de bajas defensas, soy paciente de riesgo. Considero que es riesgoso para cualquier persona compartir un termómetro. Paralelamente mi marido hablaba con mi médica por teléfono, ella sugería que trate de no hacerlo por considerarlo antihigiénico, nos preguntaba si no tendríamos un termómetro en el auto para no correr riesgos.

Vuelvo a decir, está perfecto que se controle, porque entre todos debemos cuidarnos. Pero no considero que esta sea la mejor manera de hacerlo.

¿Hasta cuándo seguiremos con los termómetros?

Sé que voluntad no falta, pero sería mejor que a la voluntad se le sume criterio. Yo no soy médica ni enfermera, sólo soy una persona que se respeta y respeta a los demás. Mi vida vale, la desidia de unos cuantos no la pondrá en riesgo.

 

JC

DNI 27467090