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Diario El Argentinojueves 18 de abril de 2024
Opinión

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La democracia es una construcción imperfecta

La democracia es una construcción imperfecta

Nuestra naturaleza como individuos es netamente social, no podemos concebir una vida sin apego a las personas, desde que nacemos necesitamos del otro para sobrevivir, desarrollarnos, educarnos. Necesitamos ser parte de un cúmulo de personas, formamos grupos, amistades, nos vamos nucleando dependiendo gustos culturales, formas de ver la vida, etc.


Por Felipe Martínez Garbino

(Colaboración)

 

 Pero, como a todo, debemos darle un orden a esta formación social para organizar nuestras vidas, y para, en gran parte, ponerle límites a nuestra libertad, que como principio, encuentra su primer obstáculo en el otro, y está bien que así sea. Cada relación, cada círculo de personas con la que nos movemos, nos limita nuestra libertad, de manera inconsciente al generar un vínculo, estamos renunciando a una pequeña cuota de libertad, y ese es el mayor de los sacrificios que hacemos por el otro.

 Desde esta perspectiva, y bajo este principio de renunciar a nuestras libertades en pos de un bien colectivo, es que nace la democracia como sistema de orden social y político, rector de nuestra vida en los últimos siglos. La democracia es relativamente joven, o muy joven, si tenemos como parámetro la cantidad de tiempo que lleva el hombre sobre la tierra, y como toda construcción joven y humana es completamente imperfecta, pero también es real, que es un avance al totalitarismo, dictaduras civiles y militares, al feudalismo imperante en siglos pasados, y a la colonización.

 Nos acercamos a través de la democracia, a la posibilidad de crear las condiciones más justas para el desarrollo de la humanidad, donde las libertades se limitan a través de normas para la sana convivencia de las personas. Pero este juego interacciones sociales a través de distintos mecanismos legales también fueron generando resultados indeseados, que lejos de coincidir con los principios democráticos de toda sociedad, van en detrimento de la misma, y es el que genera que en gran parte, muchas personas desconfíen o descrean en este sistema.

 Las personas tienen, generalmente, como fin último vivir felices y en paz, esto en grandes rasgos significa, formar vínculos, tener amistades, tener la posibilidad de formar o no una familia, tener un trabajo estable y poder disfrutar de tiempos de ocio, pero son los enemigos de la democracia que hemos generado y que nacen de su propio seno, los que hacen que esta posibilidad de vivir feliz y en paz sea un privilegio y no un derecho garantizado.

 Todos los años la Revista Forbes nos muestra en primera plana las personas que más riquezas concentran en el mundo, que suena increíble cómo menos de 10 personas, pueden tener más dinero que cientos de países donde viven millones de personas. Seguramente algunos pensarán que estas personas son libres de acumular la fortuna que han generado, pero lo que también hay que pensar es que a su vez también han generado desigualdad y pobreza, porque esa fortuna desmesurada y avara, a la que Tzvetan Todorov gusta llamar HYBRIS, es la que acumula los recursos faltantes en cientos de países, en miles de ciudades, en millones de barrios, es en definitiva, lo que genera que millones de personas no puedan ser felices, porque no puedan garantizarse las condiciones básicas para llevar una vida digna en sociedad, y por ende también, genera desconfianza en nuestro sistema democrático, que es el que ha formado las normas sociales permitiendo que esas personas puedan acumular tanta fortuna. Pero también es la demagogia y la mirada desde el odio lo que degenera en parte nuestro sistema, cuando leemos que en medio oriente se desarrollan guerras evocando el bien de la humanidad como excusa cuando todos sabemos los fines económicos que tienen esas guerras, cuando en nombre de la libertad de prensa y de expresión se descalifican personas sin fundamento alguno, cuando también en nombre del pueblo se toman medidas agresivas o xenófobas de expulsión de otras culturas y religiones como es la persecución del judaísmo y del Islamismo en los países europeos, cuando sometemos a las minorías imponiendo una idea o cultura por sobre las demás a la fuerza y en nombre del bien y de la democracia.

Esta falta de representatividad, y de reflejo de gran parte de la población en la democracia, nos deja deberes concretos, es cambiar nuestros hábitos, nuestra forma de ver la sociedad y de relacionarnos con ella, nuestro compromiso con el otro, con la naturaleza y con la ecología social. Es entender que la democracia es una construcción imperfecta, pero es la mejor que ha podido formar la humanidad desde su existencia, por lo tanto debemos valorarla y reivindicarla, entendiendo que, como todo, nunca llegaremos a la perfección de la implementación de su plano teórico, pero nuestra utopía de una aplicación práctica perfecta debe ser el horizonte a seguir que nos haga caminar todos los días y que este sea al fin el sentido de vida de la humanidad, para lograr así, la plenitud de cada uno de sus individuos.

 

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