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Diario El Argentinosábado 20 de abril de 2024
Opinión

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La Pandemia y las pandemias

La Pandemia y las pandemias

Por monseñor Jorge Eduardo Lozano


 

Ante un tiempo tan duro como el que vivimos es bueno mirar la realidad tomando perspectivas complementarias que nos ayuden a ubicarnos ante panoramas más amplios.

 

El jueves 14 de mayo en la misa que Francisco celebra cotidianamente en Santa Marta, en la predicación utilizó una imagen que dice mucho. Se refirió a que esta pandemia diciendo que “vino como una inundación, de un solo golpe. Ahora nos estamos despertando un poco”. Habiendo vivido en la Provincia de Entre Ríos, esta imagen me resulta familiar y dramática a un mismo tiempo. Cuando los ríos y arroyos se desbordan no hay cómo contenerlos.

En varias ocasiones se tiene noticia de la creciente con un par de semanas de anticipación, y algunas medidas se pueden tomar para mitigar su efecto devastador. Pero cuando los terraplenes no alcanzan el agua va ganando las calles y las casas, los campos sembrados y los animales. Se llega al punto de perderlo todo.

Y podemos usar la imaginación para esta suerte de alegoría entre inundación y pandemia, que avanza con impiadosa marcha destructora sin freno ni contención.

Para tener una dimensión de lo que nos está sucediendo, permítanme que recuerde los números que recogemos en los informes que se van presentando en cada jornada. En el mundo hay, debido al Covid-19, 4 millones 300 mil infectados, y cerca de 300 mil muertos. Una cifra alarmante y en riesgo de aumentar a niveles difíciles de predecir. Esto implica sufrimiento de familias y amigos, miedo en los vecinos, angustia en el entorno.

El Papa nos quiere completar el panorama mundial, y dice: “hay muchas otras pandemias que hacen morir a las personas y no nos damos cuenta, miramos a otro lado. Somos un poco inconscientes ante las tragedias que están sucediendo en el mundo en este momento”.

Francisco cita una estadística oficial, que no habla de la pandemia de coronavirus, sino de otra: "En los primeros cuatro meses de este año, 3 millones 700 mil personas murieron de hambre. Existe la pandemia del hambre. En cuatro meses, casi 4 millones de personas”. Prácticamente 10 veces más muertos por hambre que por el virus tan famoso en este tiempo. Sin embargo no se le presta la debida atención. ¿Será porque nos hemos acostumbrado a que haya tantos millones que mueran de hambre?

E insiste: “¡Hay muchas! La pandemia de las guerras, del hambre y muchas otras”.

“Que Dios detenga esta tragedia —es la oración del Papa Francisco— que detenga esta pandemia. Que Dios se apiade de nosotros y detenga otras pandemias que son tan malas: la del hambre, la de la guerra, la de los niños sin educación. Y pedimos esto como hermanos, todos juntos. Que Dios nos bendiga a todos y tenga misericordia de nosotros".

La pandemia de la guerra es un escándalo que grita al cielo. Cuantiosas cantidades de dinero se gastan en armas cada vez más sofisticadas para matar y destruir. Pueblos cuyos habitantes están sumergidos en la miseria y el abandono, y que sus gobiernos totalitarios emplean recursos económicos para armamentos. Naciones “civilizadas” que desarrollan fábricas de armas para sostener los conflictos bélicos que derraman sangre e injusticia casualmente bien lejos de sus propias fronteras.

Estas situaciones dependen de decisiones de quienes tienen el poder. En un discurso del 5 de febrero el Papa se refería al hambre: “se trata de problemas solucionables y no de ausencia de recursos. No existe un determinismo que nos condene a la inequidad universal”.

¿Es posible la solución? ¿Es posible un mundo que tenga lugar para todos sus habitantes?

Para el Covid-19 se está buscando contra reloj la medicina. Para estas otras pandemias ya se encontró el remedio: la Justicia y la Equidad. Eso implica con firmeza decir No a las armas, No al lujo obsceno y derrochador, No al desperdicio que tira como basura el 30 % de los alimentos.

 

Una frase que se atribuye a Albert Einstein es muy apropiada para lo antedicho: “Locura es hacer siempre lo mismo y esperar resultados diferentes”.

 

Tal cual.

 

(*)  Monseñor Lozano es arzobispo de San Juan de Cuyo y miembro de la Comisión Episcopal de Pastoral Social

 

 

 

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