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Opinión

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Con la ñata contra el asfalto

Con la ñata contra el asfalto

De chiquilín te miraba de afuera…como esas cosas que nunca se alcanzan, la ñata contra el vidrio…  reza el tango tantas veces cantado, grabado y escuchado. A partir de esta imagen escribí en el año 1987 un artículo al que le puse como título “Con la ñata contra el asfalto”.


Por Waldemar Oscar von Hof (*)

 

En pocas líneas analizaba la situación de los niños caminando por las calles de Buenos Aires, pidiendo limosna o vendiendo rosas en los restaurantes. Niños que en su pobreza buscaban el sustento diario, niños que aspiraban pegamento y bebían alcohol en tetrabrik. Memoria de aquel tiempo nos hace la canción de Fito Páez de “11 y 6” que cuenta el amor de dos niños vendiendo claveles por los bares.

Mi análisis lamentaba la situación de pobreza en nuestras ciudades que según algunas estadísticas llegaba al 25 % como una consecuencia de la dictadura militar, que nos había endeudado y empobrecido como nación y como pueblo. Yo ponía cifradas esperanzas que con la recientemente establecida democracia se podía construir una sociedad mejor y superar la situación de los niños que terminaban muchas veces con la ñata contra el asfalto. La esperanza nos surgía a partir de la promesa de una democracia en la que íbamos a trabajar, a comer y a curarnos.

En aquel momento, como hoy, me encontré con el problema de las estadísticas. Es difícil establecer un porcentaje de pobreza ya que siempre depende de los parámetros a utilizar. Mientras que en el año 1982 los militares mostraban estadísticas de un bienestar general, cuando pasamos a la democracia la pobreza estaba de un 20 a un 25 % variando según las mediciones. Por un lado, está el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de la República Argentina (Indec) que es el ente oficial y por el otro las distintas instituciones privadas como ser universidades o empresas que se dedican a ello.

En los años ’80 los niveles de pobreza estaban entre un 25 a 28 %, subiendo a un 30 % en los años noventa. A partir del nuevo milenio nuestras cifras superaron el 30 % llegando hoy a un 40 %. Para el tercer trimestre del año 2019 el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina registra que los niveles de pobreza llegaron a un 40,8%. Según algunas columnas de opinión podría superar el 50% en el año 2020.

De este articulo hace 34 años, celebramos en este año los 37 años de democracia y me surge la pregunta ¿En todos estos años, en este bendito país, hemos trabajado, comido y nos hemos curado?

Cada uno de los gobiernos en su campaña ha prometido solucionar e incluso bajar a cero la pobreza. Pero cada uno ha ido aumentando el endeudamiento interno y externo. Cuando hablamos de endeudamiento interno miramos hacia los hospitales vacíos de insumos y de elementos básicos para la atención de nuestros enfermos. Los comedores infantiles han ido aumentando año a año y nuestras escuelas se nos han transformado en comedores. El empobrecimiento de las zonas rurales del interior es evidente, donde  el poco apoyo a la producción ha generado una migración hacia las ciudades de trabajadores y de pequeños productores que han tenido que vender por unas monedas su casa, sus herramientas y su tierra. Al principio de esta etapa democrática Raúl Alfonsín inauguró el PAN (Plan Alimentario Nacional), que pretendía ser un paliativo circunstancial, pero que ha inaugurado la era de los “planes”. Estas ayudas económicas que intentan solucionar y salvar las diferencias, pero no han dado en la tecla para reducir la cantidad de niños en la calle. Cuando hablamos de deudas externas cada uno de los gobiernos ha tratado de salir al encentro de los vencimientos de deudas contraídas anteriormente. Muchas de estas deudas podrían haberse revisado por que fueron acordadas bajo situaciones poco claras y con intereses que tienen mucho de ilegalidad por sus altos porcentajes.

Aquellos niños que no han pegado su ñata contra el asfalto en los años 70 y 80 del siglo pasado son padres y abuelos de los niños que se siguen dando con la ñata contra el asfalto hoy. Me pregunto dónde hemos fallado con nuestra democracia. En el fondo no llegamos a cambiar un mal que arrastramos desde la misma época colonial. Me avergüenza tener que admitir que hemos continuado con una política que beneficia a unos pocos, encarece el aparato estatal. Un aparato que beneficia a los gobiernos de turno dando trabajo, en algunos lugares, hasta a un 60 % de la población. Lugares de trabajo que son mal pagos y por lo general no están con todas las de la ley.

El Gobierno actual está nuevamente discutiendo, con tenedores de nuestra deuda, la forma de pago, para no caer en un default. Pero cambios de fondo no vemos. No tenemos una política de reducción de gastos, una política de aumento de la productividad e incluso ninguna voluntad de salvar la deuda interna. No estoy hablando de políticas partidistas, si no de plantearnos una política de estado que trascienda mandatos electorales.

Los acuerdos firmados por nuestro estado de cuidar los derechos de los niños, que no solamente son un compromiso social, sino que son una obligación ética, moral e incluso religiosa, no se están honrando.

Lo triste es que a todo esto en nuestras ciudades y también ya en nuestros pueblos, miles de niños siguen, como hace cuarenta años, aplastando la ñata contra el vidrio y peor aún, contra el asfalto.

 

(*) Waldemar Oscar von Hof es pastor de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata.

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