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Diario El Argentinoviernes 29 de marzo de 2024
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La cuarentena hizo que aumentaran los casos de depresión y ansiedad

La cuarentena hizo que aumentaran los casos de depresión y ansiedad

Luisa Schmidt.


 

 A comienzos de la cuarentena, cuando nadie sabía cuánto se extendería, la médica psiquiatra Luisa Schmidt tuvo el gesto de hacer un ofrecimiento a través de su muro de Facebook para acompañar a la gente que tuviera momentos de angustia. Hoy sabemos que se adelantó, sabiendo lo que vendría, tal como se refleja en la charla que tuvimos con ella.

 

Porque ha pasado mucho tiempo desde aquel anuncio que nos dejó en casa desde el 20 de marzo…

Recordando su iniciativa, le preguntamos por ella y Luisa respondió que además de algunas a través de su muro, es notable el incremento de las consultas presenciales o, en el caso de los que no quieren asistir a su consultorio, por alguna aplicación que permite hacer videoconferencias.

“Siempre tengo alguna consulta a través de Facebook, pero ha aumentado muchísimo el trabajo en el consultorio. Muchos cuadros depresivos, ansiosos. En el caso de la gente joven, también sucede que si es temerosa de ir al consultorio, hace una o dos entrevistas y pasamos a hacerlas virtuales”.  

“Pero ha aumentado mucho la demanda por la ansiedad y la depresión a la que lleva la cuarentena. Y en personas mayores mucho más, porque no pueden ver los nietos, salen poco, no pueden ir a las celebraciones religiosas, de manera que la demanda gente mayor que atiendo aumentó muchísimo”.

 

-¿Qué nos sucede? Todos arrancamos la cuarentena poniéndole onda, pero hoy ya pasan los días y nos sentimos en una burbuja, con el riesgo de decaer. ¿Qué nos pasa a los seres humano con un aislamiento tan largo?

“Es que para el aparato psíquico y el cuerpo esto es inhumano.   Hasta que no permitieron las salidas, o la actividad física, la gente no se enganchaba con los videos para hacer actividad física. Y no poder reunirte con tus familiares, ni siquiera con las medidas de protocolo, es terrible. Hay mucha gente depresiva y ansiosa por esto.

Incluso los jóvenes, que podrían ser los que más laxos pueden estar, como no les permiten reunirse con sus amigos se deprimen”.

Schmidt alertó sobre algo que ve al señalar “aumentó mucho el consumo de alcohol, en un 60, 70 por ciento en gente de 50 o 60 años. Personas que antes tomaban sólo los fines de semana, ahora toman dos copas de vino cada noche. Y quien fumaba un atado, ahora fuma dos”.

“La consecuencia de esta cuarentena es la pandemia de la salud mental, por los cuadros que vemos, que son serios, como los que van a venir. Más teniendo en cuenta que hay gente que le tiene respeto al virus y se cuida y otra que es muy miedosa y no sale ni a la puerta de su casa”.

 

-Además, el estar dentro de casa supone un sobre consumo de noticias, lo que empeora las cosas…

“Obviamente. Mi primer consejo es que elijan un noticiero y se queden con eso, pero que eviten hacer zapping porque nunca coinciden las opiniones. Tampoco estar tan atentos a los números y muertes porque eso no ayuda. Creo que lo único que ayuda es mantener las medidas de protocolo: usar barbijo, mantener el distanciamiento de dos metros y el lavado de manos”.

“Y lo que decís de que la gente le ponía onda al principio es muy cierto, porque empezó con muchos planes de hacer cosas en casa, estudiar algo y ahora, no tiene ganas de hacer nada. Se siente cansada pero no por hacer cosas que la agoten, sino que está cansada de la situación”.

 

-Aquí hay que diferenciar, porque el aburrimiento es una cosa y el tedio es otra…

“Totalmente. El tedio te tira al hartazgo, el bajón, a quedarte en la cama mirando la tele. La gente también come más, todo el mundo ha engordado, porque quienes nunca cocinaron ahora lo hacen, es decir, que es una sumatoria de cosas…

 

 -¿Qué se puede hacer?, porque nos dicen que tenemos que reinventarnos, ser resilientes…

“Hay una realidad y es que los ciudadanos tenemos que respetar las medidas que vienen de la Nación, aun sabiendo que hay muchísima gente que no lo hace”.

“Creo que en estos momentos no hay que exigirse más de lo que se puede dar. La autoexigencia no sirve. Uno puede dar hasta donde puede y seguramente será mucho menos de lo que podía antes de la cuarentena. Pero no es momento de autoexigirse.

Lo tenemos por mandato social o cultural muy alto y en este momento está muy bajo porque realmente, no podemos. Si antes caminabas una hora y ahora podés 15 minutos, hacelo así. Bajá la autoexigencia.

Esto de reinventarse, esto de “¿por qué no hacés esto o lo otro?”, si no tenés ganas, si no podés, si no te da la estructura física   y mental, no lo hagas”.

“Es como les pasa a los docentes, que están excedidos porque es mucho más agotador trabajar con el home office que en tu lugar trabajo, porque te dispersás, no hacés un buen manejo del tiempo, y en definitiva, trabajás el doble”, afirmó.

 “Esto va a pasar, pero no en el corto tiempo. El 2020 pasó.  Por más que nos metamos en actividades por zoom, porque eso tiene un límite y falta la sociabilidad, algo que para los niños y adolescentes es terrible”.

 

-¿Qué pasa con ellos?

“Tienen un grave problema, porque por ejemplo, los que están iniciando el ciclo escolar no saben estudiar porque están aprendiendo. Es agotador para los padres, que se han convertido en maestros y a los chicos les falta el estar con los otros, lo mismo que les pasa a los adolescentes. En el caso de los más chicos, para poder sociabilizar con otros, dependen de que lo hagan los adultos. Que los padres organicen, y esto es una problemática que se va resolviendo día a día”.

 

-Los adolescentes tienen más manejo de las redes y por eso podemos creer que quizá la están pasando mejor…

“No, porque están en soledad. Por más que estén interactuando con pares, están solos. No olvidemos que somos latinos, y somos del afecto, del contacto, y no lo tenemos, y no lo vamos a tener por bastante tiempo. Hasta que no aparezca una vacuna, tendremos que incorporar el distanciamiento, el barbijo, todo lo que es preventivo”.

“No podemos hacer demasiado. Si somos seres responsables y dejamos a un lado la viveza argentina, no nos queda otra que respetar los protocolos. Y sobre todo, escucharse uno: lo que siente, lo que tiene ganas, y bajar el nivel de exigencias. Sacarse la mirada del otro y hacer lo que uno pueda hasta donde uno pueda” , insistió la médica psiquiatra Luisa Schmidt, ex jefa del servicio del Salud Mental del Hospital Centenario de Gualeguaychú.

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