Secciones
Diario El Argentino
Secciones
Diario El Argentinoviernes 19 de abril de 2024
Sociales

.

Oscar Rébora: el hombre que supo transformar la ausencia en una presencia

Oscar Rébora: el hombre que supo transformar la ausencia en una presencia

  


Por Nahuel Maciel

EL ARGENTINO

 

El miércoles pasado, la noche ensombreció a la comunidad al conocerse el fallecimiento del artista Oscar Rébora, a sus 76 años.

El 27 de agosto de 2010 EL ARGENTINO lo entrevistó en un diálogo que se tituló “El escultor que le da forma a los sentimientos y que permite transformar la ausencia en una presencia”.

Hijo de Antonio y Rosa. Su padre era albañil y su madre peluquera. Oscar Rébora, autodidacta es (el presente se impone pese a la amarga noticia) el escultor más representativo de Gualeguaychú y la provincia.

En calle Santa Fe al 20 tenía su taller, ese espacio mágico, pero también sencillo y cálido, “donde no hay casi nada que lo conecte con el mundo exterior, salvo las puertas y ventanas. Sin radio ni televisión, este artista trabaja desde el silencio, tratando de escuchar el son de lo esencial para amplificarlo en las formas que van cobrando vida a través de sus esculturas y tallas”, se indicó en el diálogo referenciado.

Rébora nació el 23 de abril de 1944 en Gualeguaychú. El barrio de su infancia fue la zona del Club Juventud Unida. Hizo la primaria en la Escuela Tomás de Rocamora y la secundaria en el Colegio Nacional Sección Comercial Anexa, con profesores de la talla de Pablo “Pebete” Daneri.

Sus tardes noches lo encontraba en la confitería Laborde sobre la mítica calle 25 de Mayo, donde participaba “como oyente” de las tertulias entre Julián Irazusta y el propio Daneri.

Casado con Margarita Pombo, su vida fue siempre el arte. Y su generosidad y compromiso lo encontraba siempre colaborando con las carrozas estudiantiles y carnavalescas.

“Su obra –casi incontable por lo prolífera- se puede apreciar en cualquier rincón de la ciudad y en muchas instituciones educativas y culturales, pero de la misma manera también existen espacios vacíos que interpelan porque marcan la ausencia de una obra de arte hecha por él y que ya no se encuentra. Esto sucede con las dos palomas que alguna vez estuvieron ubicadas en Plaza San Martín, frente a la Departamental de Policía; o con el monumento a Pancho Ramírez ubicado entre los dos Obeliscos en Costanera”, destacó EL ARGENTINO.

Él compartió el recuerdo de sus siete u ocho años, cuando en la escuela primaria se hacía de las tizas para tallarlas con la punta de un clavo.

Al ser consultado sobre el talento, si estar del lado de la respuesta, reflexionó: “No sé hasta dónde es tan cierto esto del talento. Cada ser humano nace para algo: el que será tornero, nació para eso; y lo mismo pasa con el que será pintor, un cocinero, un médico, un ingeniero. Cada uno nace para algo y debe hacer ese algo de la mejor manera posible. Ahora a ese algo hay que descubrirlo y conocerlo. Uno no es artista porque escribe o dibuja o hace música, sino porque hace su trabajo, cualquiera sea, con arte. A la persona hay que esculpirla, educarla. Bueno, a mí me gustó la escultura y me dediqué a eso”.

La obra impar de Rébora lo perpetuará para siempre, derrotando al olvido. Es un acto de estricta justicia emotiva, porque él ha sabido transformar la ausencia en una presencia.

    ComentariosDebés iniciar sesión para poder comentar