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Diario El Argentinoviernes 19 de abril de 2024
Opinión

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Capitalismo y Verdad

Capitalismo y Verdad

       


Por Jorge Alemán (*)

 

Distintas tradiciones han teorizado a la Verdad como una experiencia singular de desocultamiento, revelación y salir a la luz. En los casos de Heidegger y Lacan este desocultamiento, esta revelación, nunca se realiza de un modo total y objetivo.

Para Heidegger en el proceso de desocultamiento siempre permanece algo insabido, algo no dicho del todo. No porque deliberadamente se pretenda encubrir algo, sino porque le pertenece a la esencia de la Verdad no decirse toda. En un sentido análogo, para Lacan, la Verdad es un “medio decir”, siempre faltarán palabras para decir lo Real.

En este aspecto para ambos pensadores hay un pacto indestructible entre la Verdad y lo Imposible. Todo esto es lo que permite que también en medio de la mentira la Verdad se abra paso.

El Capitalismo es el tiempo histórico, donde nunca como antes, se intenta a través de distintos dispositivos destruir a la Verdad en su estructura interna. Para el Capitalismo nada es imposible y todo puede decirse. Los distintos flujos comunicacionales, semióticos, mediáticos que circulan por las redes, ofrecen un paisaje donde todo puede decirse, repetirse, volverse a decir una y otra vez, hasta quebrar en el ser singular su relación con la Verdad.

Se trata de un fenómeno que va más allá de la mentira y la fake news. Lo que se intenta es eliminar toda diferencia entre un dicho verdadero y la mentira. En otros términos, se intenta que la mentira tampoco pueda ser descifrada en su grano de verdad. Grano de la que siempre es portadora de un modo latente. Lo propio del Capitalismo no es sólo generar falsedades, es abolir en cada sujeto la experiencia de la Verdad y esta operación se realiza siempre con la complicidad del sujeto.

De hecho, vemos en todas partes del mundo actores mediáticos que se comportan de un modo idéntico a los procesos de viralización. En un mismo día pueden decir lo mismo y lo contrario con tal de que los dichos cumplan con los imperativos de circulación en las redes. La función de estos agentes del Capital es que la verdad, que siempre por definición es igualitaria, no sujeta a ninguna jerarquía, no sometida a ningún poder, desaparezca.

La coartada de la que se valen en la operación neoliberal del capitalismo es que lo hacen en nombre de la Libertad. La libertad de decirlo todo y que no haya imposible que cumpla con su función de límite. La verdad que puede acontecer en cualquiera, empieza a tener dueños en los "medios de formación de masas". Todo puede ser dicho en nombre de reproducir el poder ilimitado del Neoliberalismo.

Los procesos de concentración del Capital y sus distintas lógicas de acumulación se mimetizan en la información que se distribuye como una onda expansiva en el tejido social. De este modo, la verdad ya no es la singularidad que tenemos en común, sino un poder de viralización acéfalo al servicio del crecimiento ilimitado del capital. Es otra manera de afirmar que lo Común no es lo global ni lo homogéneo ni lo que circula.

Las fake news solo circulan, pero nunca se transmiten. Sólo la verdad es lo que constituye la transmisión de lo Común. De toda esta apretada síntesis es posible extraer una conclusión política sobre la Verdad. Todo lo que se propone destruir la Verdad en su condición igualitaria y a la vez singular en la poesía de cada uno, todo lo que se programa para arruinar la dimensión “no toda” de la Verdad, no es otra cosa que un poder que mantiene a las jerarquías que necesita para su reproducción.

Por lo mismo, hablamos de la verdad singular de cada uno si cada vez que tiene lugar y acontece, se abre y constituye un espacio común e igualitario. En este aspecto es que hay, más allá de las fake news, una política de la verdad. Una política que le pertenece a la Verdad, en el tiempo siempre interminable de la Emancipación.

 

(*) Este artículo de Opinión de Jorge Alemán fue publicado originalmente en el diario Página/12.

 

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