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Para ti que te estoy siguiendo para contagiarte

Para ti que te estoy  siguiendo para contagiarte

Dicen los expertos que el virus sigue a la persona y si ésta no se cuida, posee bajas defensas o está abrumada por otros problemas, seguramente la contagiará.


Jorge Pedro Jurado (*)

(Colaboración)

 

En este encierro interminable, estoy junto a mis libros, rodeado de mis apuntes y el borrador del nuevo libro que lanzaré pronto. Lleno de mis recuerdos que no se van, aunque intento, me he encontrado con una carta del responsable de esta pandemia que nos atemoriza y de la cual podemos advertir como nos mira a los seres humanos, de quienes necesita para subsistir y seguir destruyendo vidas.

En ella nos describe como somos. Todo lo bueno, pero también lo malo. Cuales son nuestras características más habituales, nuestras contradicciones y también nuestras debilidades.

Según su mirada, dice que nos ve alejados, aislados, distanciados, inseguros, negadores, frustrados, vulnerables, egoístas, transgresores, confundidos, burocráticos, mentirosos, inconscientes, irresponsables, torpes, ansiosos, improvisados, desleales, omnipotentes, desarticulados, mal comunicados, deprimidos, débiles, ausentes, solos, repetitivos, cansados, angustiados, contradictorios, separados, necesitados.

Pero también nos visualiza relacionados, cercanos, vinculados, seguros, prudentes, conscientes, apasionados, íntegros, vocacionales, fuertes, decididos, solidarios, leales, piadosos, virtuosos, honrados, sinceros, estudiosos, sensatos, cuidadosos, responsables, humildes, brillantes, voluntariosos, trabajadores, fuertes, acompañados, serenos, coherentes, unidos, maduros, creativos, predecibles, coordinados, espirituales, admirables.

Nos increpa que así en nuestras dos facetas nos ha visto durante todos estos meses, para el tan cortos y sorprendentes en comparación con otros países del mundo, pero para nosotros tan largos y dolientes.

Bajo sus profundos disvalores nos predice claramente derrotados si continuamos negando realidades. Por la falta de tiempo para entender su maldad, por la falta de lugar en nuestras casas para cobijarnos, por la falta de salud y de escasos elementos del sistema sanitario a pesar de llevar más de seis meses de cuarentena para dotar al sistema de personal y de instrumental, por la falta de seguridad para defendernos, por la falta y a la vez contradictoria  información para serenarnos, por la falta de vocación para enseñar a nuestros hijos, padres,  hermanos y amigos y timidez para exigir a nuestros gobernantes, por la falta de serenidad para transitar los tiempos, por la falta de conciencia para no dejarnos confundir con los voceros del mal que pululan en los medios.

 Agrega que también estamos así por las autoridades de la patria, nuestra hermosa Argentina, que nos tiene encerrados desde marzo, que nos hizo perder nuestros empleos, que hizo quebrar nuestras empresas, que nos usó de escudo para tapar sus falencias, sus errores, para que desviemos la atención y nos olvidemos de la corrupción, de la inseguridad  y de la pobreza que carcome los cimientos de la patria, y por tantas otras razones que hace que lo ayudemos a enfermarnos y a algunos hasta matarnos. No obstante su maldad, a veces dice le echan culpas que no tiene. Dice no tener ninguna responsabilidad de la grieta que nos divide, de la abultada e impagable deuda externa que nos azota, de la pobreza y falta de trabajo que subsume a nuestra Patria en la hondonada más profunda de los últimos 60 años. Dice que es más fácil echarle la culpa a otros que asumir los propios errores. Reconoce que empezamos la cuarentena muy temprano, que nuestro sistema de salud no estaba preparado, que los funcionarios se equivocaron en sus pronósticos, que él llegaría en abril, luego en mayo, después en junio, julio, agosto y parece que ahora lo ubican en un extenso altiplano de más de 4.000m. Y que no desciende nunca.  Que nuestra patria iba a ser tomada de ejemplo mundial y ahora estamos en los peores lugares de cantidad muertes cada millón de habitantes. Esa falta de visión lo mezcla entre dos sentimientos de burla y de inexperiencia de quienes nos gobiernan.

Sin embargo, bajo sus pronunciadas virtudes, se reconoce amenazado. Por esperanzados hombres y mujeres admirables, especialmente los vestidos de blanco como el personal de salud y por los llamados empleados esenciales que día tras día se arriesgan para hacer un mundo más bueno. Que sacrifican y exponen sus vidas y la de sus familias para vencerlo. Reconoce que el aquellarre de las autoridades ayuda a sus ruines propósitos. Primero centralizando el comando de lucha en el Presidente y sus amigos. Ya hoy dejando al arbitrio de los intendentes mediante un mensaje grabado por una locutora si conviene ampliar o restringir las fases. Dice que no puede creer que haya jurisdicciones con tantos casos positivos y aún hablen de apertura, que se discutan tema cruciales como la educación, que se hubieran hecho negociados con alimentos e insumos hospitalarios, que las autoridades se dediquen en temas menores como traslados de jueces.

Que en lugar de bajar impuestos los aumenten, que haya ciudadanos extranjeros que cobren ayuda de un estado pobrísimo como Argentina, siendo que la prioridad es ayudar a los argentinos a salir de la pobreza, y que le sigan echando la culpa a otros sin asumir sus propias ineficiencias.

Desde una mirada viral, dice estar pendiente de las contradicciones de las autoridades y deleitado en sus debilidades e ignorancia, con ilusiones de un mañana incierto. Cada día que empieza, ruega que lo virtuoso de nuestra naturaleza nos nuble y olvide más aún, que no prevalezca, así él sobrevive. Dice ser una vida sensible y sin sus células ofrendadas desde el caos, reconoce que su futuro no está comprometido. Promete que por mucho tiempo estará entre nosotros a menos que reaccionemos, que luchemos, que nos cuidemos, que no confiemos en todo lo que escuchemos. Que no nos comparemos con países nórdicos sino con los vecinos que poseen menos muertes por millón de habitantes. No nos va a dar la fórmula porque iría en contra de su propósito, pero es franco en reconocer que cuando   hagamos lo que debamos hacer todos juntos, sin ideologías mezquinas y logremos sentirnos orgullosos de ser argentinos, así y solo así lo venceremos y venceremos todo aquello que nos impida tener una vida y un futuro mejor. Lo firma: El coronavirus”

Es verdad lo que dice este individuo por eso debemos comenzar por nosotros para poder así enfrentar toda adversidad, sea de la vida, de la política, de la economía, de nuestra familia.  Traigo a colación para ello la frase usada por Sócrates que se encuentra en el templo de Apolo en Delfos y que dice “nosce te ipsum” cuya traducción latina significa “Conócete a ti mismo”.

 

(*) El autor de este artículo es poeta, escritor, abogado, periodista y director del periódico El Censor Online.

                                          

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