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Diario El Argentinoviernes 19 de abril de 2024
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Justicia envenenada

Justicia envenenada

Estela Lemes sigue esperando por Justicia.


Por Nahuel Maciel

EL ARGENTINO

 

Hay una frase atribuida al mártir salvadoreño, monseñor Oscar Arnulfo Romero que advierte: “La Justicia es como las serpientes, sólo muerde a los descalzos”.

La Justicia Laboral de Gualeguaychú ha honrado esa frase en la causa donde la maestra rural Estela Lemes, acudió porque sufrió las consecuencias de un avión fumigador que roció y esparció agrotóxicos (venenos) sobre el establecimiento educativo donde ella trabaja: la Escuela N° 66 “Bartolito Mitre” de Costa Uruguay Sur.

Es decir, que el Estado la expuso en ese lugar. El Estado la desamparó ante la impunidad de las malas prácticas agropecuarias. El Estado ni siquiera le reconoce la cobertura total de la ART como tampoco el Instituto de la Obra Social de la Provincia de Entre Ríos (Iosper). Expuesta y abandona, ahora la Justicia Laboral la volvió a martirizar al negarle lo básico. Una vez más, la Justicia Laboral demostró por qué casi nunca se atreve contra los poderosos y en cambio se ensaña contra “los descalzos” o desamparados.

El caso de la docente Estela Lemes es incomprensible porque el Estado la designa laboralmente en esa escuela y es el propio Estado quien la desampara e incluso no puede evitar ni controlar las fumigaciones con agrotóxicos. Luego –cuando el resultado está consumado y la enfermedad es presente- tampoco hace nada siquiera para cubrir los paliativos de un tratamiento.

Una vez más, la Justicia, el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo (que adeuda una ley integral sobre la materia) expresan claramente su lejanía no sólo con la realidad sino también con los desamparados que ellos mismos exponen.

Estela Lemes lleva esta realidad hiriente en su cuerpo, al padecer una neuropatía aguda que le afecta los músculos, pero también el equilibrio y la capacidad respiratoria.

Es tal el desquicio que todos los docentes rurales de la provincia están expuestos a lo mismo que afectó a Estela Lemes; y el Estado entrerriano–con sus tres Poderes- no ha movido un solo músculo de su capacidad gestora para cambiar esa realidad tan amenazante como mortal.

La Justicia Laboral de Gualeguaychú es demasiado ociosa para pedirle un acto de Justicia en esta materia e incluso hasta para rogar una reflexión sobre este particular. Esperar justicia de la Justicia Laboral de Gualeguaychú es una fantasía, acaso una ilusión sin fundamentos. Acostumbrados a tratos monárquicos y sabiéndose eternizados en el cargo, no se sienten interpelados por el dolor que provoca toda injusticia.

Estela Lemes espera un gesto mínimo: una respuesta de su empleador; esto es el Consejo General de Educación y llegado el caso del propio gobernador Gustavo Bordet.

Bordet que se caracteriza por la prudencia no debería permanecer impasible ni inmutable ante una injusticia como la señalada. Su palabra puede ser decisiva para que el Estado entrerriano y especialmente la Justicia Laboral de Gualeguaychú no sigan siendo percibidos “como las serpientes, que sólo muerden a los descalzos”.

 

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