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Diario El Argentinoviernes 19 de abril de 2024
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Se realizará hoy la audiencia en Casación por la causa contra la monja Luisa Toledo

Se realizará hoy la  audiencia  en Casación por la causa  contra la monja Luisa Toledo

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La Cámara de Casación Penal fijó audiencia para hoy, a las 9, para tratar el recurso planteado por los defensores de la monja Luisa Toledo, ex priora del Convento Carmelita de Nogoyá, condenada en 2019 a tres años de prisión efectiva que le impuso un tribunal en 2019 por el delito de privación ilegítima de la libertad en perjuicio de dos religiosas del Monasterio de la Preciosísima Sangre y Nuestra Señora del Carmen, de Nogoyá.

La audiencia para debatir el recurso había sido prevista para el 17 de marzo último (iba a ser a las 9:30), pero la emergencia sanitaria que siguió a la pandemia de coronavirus y el dictado de una feria extraordinaria en la Justicia hizo posponer el trámite. El planteo lo hizo su abogado defensor, Miguel Cullen.

El 5 de julio del año pasado, la monja Luisa Ester Toledo, ex priora del convento carmelita de Nogoyá, fue condenada a la pena de tres años de prisión de cumplimiento efectivo en la Unidad Penal N° 6 de Paraná. El Tribunal de Juicio y Apelaciones de Gualeguay la encontró culpable del delito de privación ilegítima de la libertad en perjuicio de dos ex carmelitas, a quienes durante años impidió la salida del Carmelo, y a las que sometió a la aplicación de violencia, amenazas y tormentos que no estaban establecidos en las constituciones de la orden religiosa, publicó el portal Entre Ríos Ahora.

El tribunal morigeró la pena que había pedido el Ministerio Público Fiscal, seis años y medio, por cuanto consideró la avanzada edad de Toledo, su estado de salud y el hecho de haber vivido casi toda su vida enclaustrada en un convento. En su resolución, desechó los argumentos de la defensa, y consideró probados los hechos –el convento convertido en una cárcel “inexpugnable”, con cámaras de seguridad, cerco perimetral de alambre de púa y vidrio molido, muchas puertas con llaves, la existencia de vigilancia en el “locutorio”, el lugar donde las religiosas del claustro recibían visitas-, y condenó a la monja por el delito de privación ilegítima de la libertad agravada bajo la utilización de violencia y amenazas.

Luisa Toledo habló ante el tribunal que primero la juzgó y después la condenó a 3 años de cárcel, bajo el cargo de privación ilegítima de la libertad agravada. “Quiero declarar. No tengo nada que ocultar”, dijo.

Su rol en el convento carmelita de Nogoyá, dijo Toledo ante el Tribunal de Juicios y Apelaciones de Gualeguay, fue el de priora a partir de 2008, cuando resultó elegida por votación de las religiosas, y la priora, “así dice la constitución, es una madre, y la madre tiene que estar pendiente de cada hija, de todo lo que le pasa”. Y relató que la aplicación de cilicio entre las carmelitas –una forma de autoflagelarse- está previsto en las reglamentaciones de la orden religiosa. “Están los días, están los salmos con que se toman, y se toman en un lugar muy privado, y cada una se lo tiene que dar, es un acto de penitencia que nosotros hacemos por la iglesia, por la salvación de las almas, nosotros entregamos nuestras vidas libremente”, aseguró.

También explicó que cada monja sabe, al ingresar al convento, de qué va la vida en el interior. “Cada hermana sabe lo que le toca vivir y lo hace con amor, porque nadie está obligada y no entra nadie menor de edad. Si ingresa, ingresa con autorización de sus padres. Nadie está obligada a vivir esa vida. Sabemos todo lo que tenemos que vivir, y esa penitencia la hacemos con mucho amor y mucha entrega, y cada una -le vuelvo a decir-, el cilicio se lo coloca cada hermana y en su habitación, en privado, para decirle más, para tomar una disciplina o llevar un cilicio extra tiene que ir a la madre superiora, y la madre superiora, como le decía, como madre, tiene que ver si esa hermana está con fiebre, está engripada, si no se siente bien. Tiene que ver todo eso para decirle: ´No, hermana, supla con una oración, porque eso le va a hacer mal´. Yo nunca puedo, nunca una religiosa, una superiora puede tomar una disciplina. Además, es algo que no lastima nada, no lastima, y ya le digo: cada una se la da, se la da como quiere, si quiere se toca y si quiere no se toca, se la da cada una, yo no puedo ir porque es una falta de pudor si yo voy a dársela a otra hermana. Lo mismo el cilicio. Son cosas muy delicadas, muy delicadas de cada persona. Es algo de mucho pudor. En el Carmelo se cuida mucho eso. No hay, como me acusan a mí, que soy torturadora, no, jamás, tengo que decir delante de Dios que no torturé a nadie. Si yo hubiera torturado a alguien, yo misma me hubiera acusado. Por eso yo quise venir a este juicio, les pedí a los médicos que me permitieran, yo no puedo ocultar nada”.

La causa contra Toledo se abrió en 2016 y ese año fue apartada de su función de priora del convento de Nogoyá, hasta 2019, que fue condenada. “Tres años afuera no saben lo que es el sufrimiento mío. De estar tres años afuera de un Carmelo después de 40 años, yo tranquilamente hubiera podido hacer una carta y decir me mando a mudar, pero no puedo porque es mi vida, la vida religiosa, es mi vida que yo entregué para sacrificarme para entregar mi cuerpo por las almas”, contó.

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