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“Los propietarios de salones necesitamos ser escuchados", dijo Hugo Domatto

“Los propietarios de salones necesitamos  ser escuchados", dijo Hugo Domatto

La Empresa "Costanera Sur" mostró su malestar ante “la falta de respeto” de los empleados de Inspección General del Municipio, quienes interrumpieron el evento del sábado pasado a pesar de tener los protocolos aprobados para funcionar.


Luego de 9 meses de inactividad, “Costanera Sur” logró abrir sus puertas en medio de la pandemia: "Creo que somos el único lugar con 4 categorías: la A de boliche bailable, la E de eventos y fiestas, B de patio cervecero y la C que es la última que recibimos y la solicitamos durante mucho tiempo para poder trabajar ahora", aclaró,en diálogo con EL ARGENTINO, Hugo Domatto, propietario del salón en cuestión.

Para habilitar el salón, el propietario debió presentar estrictos protocolos que fueron evaluados por las autoridades municipales: "Incluso me hicieron colocar algo en la cocina que, a pesar de que no tiene sentido, lo cumplí de todas maneras".

El salón, que tiene capacidad para unas 1.000 personas, actualmente sólo recibe unas 150 (104 en la planta baja, 15 en el entrepiso, y unas 37 en la terraza). En tanto, el patio del lugar también está habilitado.

 

Los hechos

 

En la noche del sábado 5 de diciembre, un grupo de inspectores irrumpió en el salón ubicado en Avenida Parque y Nicaragua para interrumpir la actividad de la noche.

Cada sábado en “Costanera Sur” se realizan shows en vivo: "Traigo solistas o dúos, el sábado pasado entraron unos muchachos de inspección general y me dijeron que era una banda lo que tenía en vivo", precisó.

A pesar de que en el escenario, según asegura Domatto, solo había dos personas cantando en vivo (los músicos Román Carrizo y Roberto Delmonte), los inspectores pidieron el desalojo inmediato del lugar.

"Faltaban 13 minutos para terminar y me hicieron parar todo y desalojar", detalló y sumó: "Me parece que si a mí me dieron permiso hasta la 1:30, después de esa hora se tiene que retirar la gente".

De todas maneras, Domatto acató las órdenes: "El chico paró de cantar y le hablé al público explicando que por orden municipal teníamos que cortar todo".

En tanto, la reacción del público no fue buena luego de que uno de los inspectores les dirigió la palabra: "La gente se enojó, por supuesto, pero por suerte no terminó en una tragedia. Rodearon al inspector y tuvieron que pedir refuerzos, yo tuve que calmar a algunos incluso", aseguró.

"Me hicieron un acta ilegible, les pedí que me lo leyeran porque no pude y habían escrito que en el lugar estaba tocando una banda, que es una falacia", destacó y mencionó que los inspectores también resaltaron que la gente "se estaba moviendo en el salón cuando en realidad se estaban preparando para irse, ya que se acercaba la hora del cierre". 

Domatto, que finalmente decidió no firmar el acta, denunció que un policía presente le faltó el respeto al preguntarle "Viejo, ¿lo vas a firmar o no?". "Es espantoso cuando la gente no te escucha, te sentís muy discriminado", se lamentó.

A pesar de que desconoce lo que sucederá a futuro, explicó: "Si me llaman al orden yo tengo un montón de testigos, voy con la verdad".

 

 

Habilitación y

propuestas

 

 

Desde la nueva apertura, en el salón se realizan eventos gratuitos cada sábado: "Tenemos un sistema de comida rápida, damos pizzas, empanadas y sandwiches".

Incluso, antes de la apertura, Domatto presentó varias propuestas al municipio para habilitar el espacio: "Tuvimos muchos contratiempos y elevé muchas propuestas para que me dejaran abrir, hasta pensé en poner mesas de pool pero no funcionó", asumió.

"Otra propuesta fue que cada tres temas, la gente de una mesa pueda pararse a bailar un poco (para respetar el distanciamiento social).

Yo trabajé mucho tiempo con gente grande y no se la puede encerrar en sus casas porque pierden masa muscular, ósea y se le bajan las defensas, además de que le hace muy mal a la salud psíquica", destacó.

"Necesitamos levantar el ánimo, la gente está desesperada por el baile, que es un agente de la educación física, tienen que aceptar que el baile da vida". Sin embargo, a pesar de las explicaciones de Domatto, su propuesta fue rechazada.

"Es un sistema simple, el tema es que desde el municipio agarran lo que dice Nación y Provincia pero no se les cae una idea", ahondó.

"Necesitamos ser escuchados, yo tengo un hermoso patio y la gente se puede mover. Acá vienen personas grandes, pero los boliches que son para jóvenes terminan una y media y los chicos se van a lugares clandestinos. Me parece que hay que apoyar a los lugares que están habilitados y extender los horarios, ¿o el virus no existe después de la una y media?", se preguntó.

En la misma línea, expresó que se sintió discriminado al enterarse que algunos propietarios de salones de la ciudad que se unieron para reclamar la situación, no lo contactaron. "Yo trabajo en esto hace años y tengo propuestas que pueden ayudar a todos. Uno tiene que escuchar todas las voces".

 

Pandemia y

actualidad

 

A pesar de que Domatto expresó que la categoría C, bajo la que está habilitado actualmente el salón, no le deja ganancias, sí le permite cubrir sus gastos: "Me deja ganar plata para que los empleados se lleven una moneda a la casa".

En tanto, el cierre en pandemia no representó grandes pérdidas para Domatto: "Fui cumpliendo con los empleados, yo trabajé muy bien en la temporada y como tengo otras actividades y no es mi único ingreso, tenía ahorros", aseguró. "Lo fuimos apaleando, tengo un grupo muy bueno de empleados y mi esfuerzo es por ellos", concretó.

 

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