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Diario El Argentinoviernes 29 de marzo de 2024
Policiales

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La institución policial honra la memoria de su gran colaborador

La institución policial honra la  memoria de su gran colaborador

Si hubo un vecino que supo obtener la consideración y el respeto de la institución policial por encima de toda vanidad, ese ha sido Ernesto Charton. Don Ernesto falleció el 1° de enero pasado, cuando el corazón le anunció que era momento de partir.


Por Nahuel Maciel

EL ARGENTINO

 

No hay prácticamente comisaría de la ciudad que no haya recibido alguna vez una colaboración de este vecino ejemplar. Pero, sin duda las Comisarías Tercera, Cuarta, la División de Investigaciones y la propia Jefatura Departamental son un claro testimonio de lo mucho que se puede lograr, granito de arena por granito de arena.

De las muchas virtudes que han destacado a don Ernesto, la solidaridad, el respeto y la paciencia como la coherencia en la defensa de los valores han sido su constante.

No fue un trabajo de poco tiempo: más de cuatro décadas, donde hora tras hora, día tras día él estaba para cada una de las necesidades de la institución policial.

Y que alcance con tener memoria y recordar lo que era la policía décadas atrás, cuando no gozaba de los elementos, la capacitación y la tecnología que hoy tiene de manera cotidiana.

En aquellas épocas las acciones simples –como profundas-; necesarias –como oportunas- que aportaba don Ernesto, permitió la proeza de que los motores se encendieran para su recorrida preventiva, que los muebles de las comisarías sean acorde a la tarea administrativa y de archivo que es indispensable en su servicio, que los edificios sean mantenidos, arreglados e incluso ampliados, que se acceda a tecnología en materia de comunicación y computación, han sido solo algunos aspectos de los muchos que aportó este vecino ejemplar.

Por supuesto no era una actitud individual, sino que contó siempre con el decidido acompañamiento de otros cientos de vecinos anónimos, de comerciantes desinteresados, de hombres y mujeres que siempre dieron el presente ante cada necesidad que planteaba don Ernesto.

Desde el 1° de enero a la fecha todas las redes sociales de los hombres y mujeres de la institución policial le han dedicado un homenaje, cada uno a su manera: recordando alguna enseñanza, compartiendo alguna anécdota, señalando siempre el ejemplo de una vida impar.

Paradójicamente la Policía de Entre Ríos no tiene en sus protocolos institucionales previsto un homenaje para un vecino común que ha sido extraordinario en su permanente colaboración con la propia Policía. Un tema que las autoridades provinciales deberían revisar, porque si algo distingue a estos tiempos es abrevar en la cultura del agradecimiento y en el diálogo generacional; justamente para que la memoria sea parte de la historia.

El caso de don Ernesto es claro: su sentido solidario para con el prójimo, su coherencia de vida y su compromiso con el semejante, encendía siempre la llama de la esperanza que alumbraba el camino para transitar hacia una sociedad mejor.

Su legado será asumido con convicción y con la alegría propia de quienes saben que es entre todos –y sin perversas grietas- cómo es posible construir un mundo donde se accede a la sociedad del conocimiento porque antes hubo reconocimiento.

Don Ernesto lo solía decir a su modo y con pocas palabras: dando el ejemplo.

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