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La vitivinicultura se consolida en Entre Ríos como actividad agropecuaria y turística

La vitivinicultura se consolida en Entre Ríos como actividad agropecuaria y turística

     


El ministro de Producción y Turismo, Juan José Bahillo, participó de la primera vendimia en el establecimiento Los Francos Suizos, ubicado en inmediaciones de la ciudad de San José, en el Departamento Colón.

 

Se trata de una actividad recuperada para la provincia, que formó parte del esquema económico de la zona de la mano de los inmigrantes que la introdujeron en el siglo XIX hasta que, hace poco más de 70 años, se la prohibió para fortalecer a la industria vitivinícola de Cuyo.

El cultivo de vid con propósito comercial desapareció de Entre Ríos, pero quedó arraigada en la memoria colectiva; tanto que una vez desaparecida la restricción en Los Francos Suizos emprendieron la reactivación desde el impulso de sus propietarios, Jorge Salazar y Patricia Pinget. Lo hacen desde la integración de los viñedos con la producción tambera y el turismo sustentable anclado en el acervo histórico regional.

“Estoy realmente satisfecho de conocer este emprendimiento desde adentro” sentenció el ministro durante la recorrida a campo; y en ese marco destacó “el profesionalismo y la responsabilidad con que llevan adelante cada una de las actividades, tanto en lo vitivinícola, como en los lácteos, el tambo y el sector turístico”.

Bahillo puso en valor “el apego por la historia con que hacen cada una de las tareas. Este modelo armonizado de turismo sustentable es el que impulsamos desde el Estado. Es un proceso que lleva tiempo, pero a este camino hay que recorrerlo para obtener resultados”.

El ministro definió: “Lo más valorable que me llevo de esta visita es el empeño, la garra y la pasión que esta familia le pone a su emprendimiento. Más allá de lo productivo y turístico, lo más importante es la convicción con que se hacen las cosas”.

El Intendente de San José Gustavo Bastian y el diputado Mariano Rebord, entre otras autoridades acompañaron a Bahillo en la recorrida realizada el domingo que incluyó una visita al museo del vino, la bodega, el tambo y la molienda de granos. Incluso concretaron un conversatorio sobre la actividad vitivinícola actual en la zona y su pasado floreciente.

Bahillo aportó que la vitivinicultura se reinstala en Entre Ríos con la presencia activa del Estado que se expresa en asistencia en la gestión técnica y financiera. Incluso ponderó el impacto en la generación de recursos humanos calificados que surgen de la Tecnicatura en Enología y Fruticultura de Entre Ríos; que se cursa en la ciudad. La carrera expone la decisión de recuperar las experiencias vitivinícolas y frutihortícolas en la zona, sumándole el conocimiento científico agropecuario y la tecnología aplicada al cultivo.

 

La viticultura Argentina

 

La vitivinicultura argentina comenzó en la época de la conquista española, al traer los colonizadores semillas y estacas de vid. Con sus frutos se elaboraron vinos para oficiar la Santa Misa. Una incipiente vitivinicultura se desarrolló en las más variadas regiones del país. Con la inmigración europea también continuó el aporte de diferentes cepajes a nuestro país.

Las condiciones ecológicas hicieron que las vides perduraran en los lugares más adecuados, llegando al momento actual con un conjunto de regiones vitivinícolas que se extienden preferentemente, en las zonas predominantes a lo largo de la Cordillera de los Andes, entre los 22 y los 42 grados de latitud sur. A lo largo de más de 2.400 kilómetros, diversos microclimas dan lugar a dichas regiones vitivinícolas, cada una con sus particularidades ecológicas. Esta diversidad de condiciones climáticas, permite el cultivo en cada región de las que resultan más adecuadas, por sus exigencias y características, desde el punto de vista climático y enológico.

La Cordillera de los Andes ejerce una influencia decisiva en el clima de buena parte del territorio argentino y principalmente de su zona vitivinícola. El cordón montañoso, determina que las masas de aire húmedo provenientes del océano Pacífico descarguen su humedad sobre territorio chileno y si penetran en nuestro país, el aire es seco y caliente, como es el caso del viento Zonda, típico de la Provincia de San Juan.

En la Argentina, las zonas aptas para la crianza de la vid, como se ha mencionado, se extienden sobre la Precordillera de los Andes, y preferentemente en las partes altas y a la vera de los ríos que se desprenden de las cumbres. Es por eso que en Argentina la vid crece en clima semiárido, con estación invernal seca, templado o templado frío, lluvias que no pasan de los 250 mm anuales y donde el riego es, por lo tanto indispensable.

En la mayor parte de la franja señalada, las altitudes son variables entre los 500 y los 1.500 m sobre el nivel del mar. Los suelos son profundos, sueltos y permeables, pobres en materia orgánica, nitrógeno total y fósforo, de reacción alcalina, ricos en calcio y potasio.

Todos los viñedos argentinos están ubicados en zonas secas, con un bajo régimen de lluvias y una humedad muy escasa, por lo tanto, las escasas precipitaciones obligan a que los viñedos se desarrollen irrigados por una compleja red de canales que distribuyen el agua proveniente de los deshielos cordilleranos que forman ríos de régimen irregular, cuyas crecidas estivales son captadas y almacenadas por medio de embalses y otras obras hidráulicas.

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