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Diario El Argentinosábado 20 de abril de 2024
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La experiencia del comercio local en el contexto de pandemia

La experiencia del comercio local en el contexto de pandemia

La pandemia por el Covid-19, agravada por la crisis económica sigue siendo un cóctel destructivo para el sector comercial.


A mediados de 2020 se preveía que la crisis provocada por la pandemia del coronavirus, tendría un fuerte impacto en los comercios e inexorablemente en el mercado laboral.

 

La precaria situación de la economía argentina, caracterizada por una inflación anual superior al 50 por ciento y una continua devaluación de su moneda, desencadenó una ola de comercios cerrados y desempleo.

Durante el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO), la economía vivió una parálisis parcial en algunos casos y total en otros de las actividades productivas. En este contexto, algunos sectores estuvieron -y están- más expuestos a la crisis que otros. Sin embargo, todos se vieron afectados por la endeble situación económica.

Uno de estos sectores es el mercantil. Los comerciantes se vieron envueltos en un eterno dilema: dificultad para tener contacto con sus proveedores, y los asiduos aumentos que recibían de los productos comprados. Esta situación, convergió en que los consumidores redujeran el consumo poniendo el foco en necesidades básicas. Si algo enseñó la ASPO, es que los ciudadanos ya no privilegiaron el consumo superfluo.

La inflación y por consiguiente la desvalorización de la moneda condujo a los comerciantes y a los consumidores a una situación crítica.

Los comerciantes hacen esfuerzos inmensurables para mantener en pie su negocio y los consumidores buscan precios para que el sueldo reditúe todo el mes.

EL ARGENTINO dialogó con comerciantes de diferentes rubros de Gualeguaychú, quienes relataron sus experiencias en contexto de pandemia; y compartieron sus perspectivas para este año, también embargado por la crisis económica.

 

Las voces

 

“Nosotros hemos vivido con este negocio todas las crisis económicas del país, pero esta es diferente porque tiene como condimento adicional la pandemia”, quien lo dice es un reconocido comerciante del rubro de la zapatería y marroquinería, Miguel Quiroga. Y agregó: “Todos los sectores productivos están afectados de una manera u otra. Además, nosotros estamos en Argentina, un país sin moneda y sin crédito”.

“La gente se la rebusca como puede, muchos pequeños emprendedores han dejado sus locales y se han ido con su emprendimiento a las casas particulares, lo cual me parece una brillante idea”, resaltó. “Es una situación compleja, a pesar que hace unos meses que la actividad se retornó, ese retorno es a media. No hay actividad social y esta es la que genera necesidades. Nosotros lo vemos reflejado en los productos que se venden”, destacó.

Con respecto a este año, Quiroga estimó que será “igual o peor que 2020, debido a que no nos vamos a salvar de otro rebrote. Estamos viendo lo que sucede en Europa y nosotros vamos tras ellos. Deseo que no se desarrolle con tanta gravedad como en otros países”.

“Nosotros dependemos de nuestros proveedores, algunos han desaparecido, han cerrado sus puertas. En nuestro rubro suele haber productos importados, estos tenían dificultades para entrar al país. Hay más de 400 empresas que han pedido recurso de amparo para poder comprar dólares. La realidad es que ningún país produce todo, el mundo funciona de esa manera”, describió.

“Todos los países dependen de algo que produce otro, el cierre de fronteras e importaciones no significa que se vaya a producir una mejora en la producción local.

Es una situación muy compleja, cuesta mucho armar un negocio, se puede pensar que el comercio minorista es ir comprar y vender. No es así, las compras son programadas, se proyectan, se compran a contra temporada. Ha sucedido que a último momento nos avisan que cierto producto no lo vamos a fabricar porque no tienen los insumos, porque no consiguen importarlos o por otra cuestión”, describió parte de un engranaje más complejo y que hacen al sostenimiento de una actividad que es clave para la vida cotidiana en sociedad.

“Cuando veo que el gobierno intenta controlar los precios, cuando culpa a los empresarios o a los comerciantes, siento que se olvidan que las crisis económicas son producidas por los gastos del gobierno. La Argentina hace más de diez años que no crece, pero mientras tanto sigue creciendo la inflación. Esto no puede continuar mucho tiempo más (porque) nos vamos a hacer pedazos”, pronosticó.

Veinte años tuve el local de 25 de Mayo y Chacabuco. Lo mío fue una cuestión de agotamiento. Es un negocio que hubiera podido seguir existiendo. Pero, para hacerlo funcionar como corresponde necesita de una dedicación que no puedo darle ahora. La idea fue reducir riesgos y gastos, también armar una estructura manejable. En estos momentos estamos al límite, alcanza para ´pucherear´”, se lamentó.

“Las estadísticas demuestran que estamos a un 50 por ciento de ventas a comparación de 2019, que en sí ya fue un año malo”, comparó.

 

Otros casos, igual experiencia

 

Aldo y Vanesa son dueños de pizzería “Centenario”. En diálogo con EL ARGENTINO relataron cómo es su experiencia y reconocieron que la pandemia los afectó económicamente de modo muy grave.

“Tuvimos la suerte que Vanesa tiene otro trabajo que ayuda a cubrir los gastos del negocio, nos ayuda a salir adelante. Si tuviéramos que vivir solo del negocio, ya hubiéramos cerrado. Antes de la pandemia, los números nos daban. Ahora la situación es muy complicada”, resaltó Aldo.

“Los precios suben a diario. En la semana suben hasta dos veces los precios de la carne o la mozzarella. Cuando llega la mercadería, lo hace con aumento y nosotros no podemos subir los precios porque la gente no va a comprar”, explicó su dilema.

“Tenemos en contra que los comerciantes pagamos alquiler e impuestos. En internet encontras miles de personas que venden el mismo artículo que vos por la mitad de precio. En ocasiones, la calidad es muy mala, la gente últimamente ya no se fija en eso, miran el precio. Hay gente que vende productos realizados en su casa, que no estoy en contra hay que salir adelante, pero a nosotros nos controla la AFIP, la Municipalidad, Bromatología. La verdad, la estamos piloteando”.

Por su parte, Paola comerciante de alimentos, sostuvo que “la post pandemia es peor que la pandemia”.

“Cuando anunciaron el ASPO, trabajé como nunca antes. La gente con el miedo al desabastecimiento compró mucho, fue muy raro porque ya estábamos en una crisis cuando la pandemia empezó y no veíamos ese movimiento hace muchísimo tiempo”, reconoció.

“Nos pasó que había gente que tenía cuentas corrientes y se quedaron sin trabajo. Ya no tenían cómo pagarnos y no podíamos obligarlos. A parte, los proveedores abrieron las puertas al público y vendían al mismo precio que nos vendían a nosotros, esta situación complicó todo”, destacó.

“Las deudas se acumularon y no había ingresos. Se juntaron la luz, los impuestos y más allá que uno quiere pagar, no puede. Conozco casos de colegas que les cortaban los servicios, por más que se anunció que iban a tener contemplación”, denunció.

“Tenemos días que no entra ni una persona; a pesar que nuestro negocio es de necesidad básica, la gente no compra. La post pandemia es peor que la pandemia, nos quedaron muchas deudas. Dios quiera que no pase otra vez. No aguantaríamos otro golpe como ese”, sostuvo Paola.

Desde tiempos inmemoriales quien asume una actividad para vivir en comunidad (en este caso comercial) lo hace con esperanzas. En Gualeguaychú pese a las dificultades y a los sinsabores, hay que valorar a quienes todos los días levantan sus persianas para ofrecer aquello que se necesita para vivir. No hay sociedad sin comercio. Parece una obviedad, pero hay que repetirlo para que la esperanza sea parte de la superación de esta realidad.

 

 

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