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Los 215 kilos de cocaína que transportaba el camionero uruguayo se cargaron en la ciudad
.En el Juzgado Federal de Primera Instancia de Gualeguaychú e Islas del Ibicuy, los funcionarios se mueven rápido, las órdenes son precisas, las comunicaciones tienen múltiples destinatarios.
Por Nahuel Maciel
EL ARGENTINO
El sigilo y el celo profesional pone a prueba la confianza de los equipos de trabajo, se toman contacto con otras dependencias del Estado como Migraciones, se analizan junto con el equipo de inteligencia criminal los posibles cuadrantes de la ciudad que tengan galpones o tinglados cerrados y así se comienza a cercar a la conexión local de uno de los mayores golpes que se le asestó al narcotráfico en el Sur de Entre Ríos.
Se trata de los 215 kilos de cocaína que el sábado a la noche fue detectado en un control de rutina por parte de personal de AFIP-Aduana, cuando inspeccionó la carga de un Ford Cargo 4030, cuya guía de carga indicó que partió de Avellaneda (Provincia de Buenos Aires) y transportaba placas de yeso.
Disimulado entre las placas, ocultos a la simple vista, el personal aduanero detectó los “ladrillos” y dieron inmediata intervención al Juzgado Federal que conduce el juez Hernán Viri.
El conductor del camión quedó incomunicado en esas primeras horas; el lunes se negó a declarar y sigue detenido en dependencias de Gendarmería Nacional. Además de su identidad fehaciente, se sabe que es de nacionalidad uruguaya y ahora se trata de determinar con que asiduidad transitaba por este paso fronterizo.
Para todos los expertos en seguridad ciudadana que fueron consultados por EL ARGENTINO, hay plena coincidencia: se trata del mayor secuestro de drogas registrado en la jurisdicción en toda su historia y constituye uno de los golpes más duros dados a la narco criminalidad organizada a nivel internacional.
En el Juzgado Federal de Gualeguaychú hay otra certeza: la droga llegó a la ciudad, fue depositada en un lugar hasta la oportunidad de su traslado; se la cargó en este transporte con destino a Montevideo y tal vez de ahí continuar su derrotero hacia Europa. “La conexión local es la mayor preocupación y concentración de los investigadores”, confiaron a EL ARGENINO fuentes vinculadas con el caso.
Lo otro que se sabe es que este camionero de nacionalidad uruguaya no posee antecedentes penales; por el momento se refugia en un protector silencio y por eso no declaró en la indagatoria del lunes pasado; pero su estrategia defensiva se debilitará cuando la Justicia sepa por parte de Migraciones en cuántas oportunidades cruzó la frontera, con qué periodicidad y motivo. Ese será un dato importante y permitirá alumbrar mejor los caminos para detectar la posible conexión local.
Mientras tanto, el juez Viri dispone de diez días para resolver la situación procesal del detenido, de los cuales se han consumido tres. Este reloj también juega a manera de presión sobre el conductor, que sabe que su destino es la cárcel, aun cuando le adjudiquen en el contexto de la lucha contra el narcotráfico la figura menos grave: el de transportar estupefacientes. De todos modos, también se sabe por la experiencia internacional que en estas horas “la banda narco criminal” está muy nerviosa y debilitada: ¿quién se hará cargo de la pérdida de 215 kilos de cocaína cuyo valor en el mercado es superior a los 2.150.000 dólares? Porque en el crimen, siempre alguien paga.
Pero no son todas fáciles para la Justicia, porque en las leyes de la narcocriminalidad hay una que está marcada a fuego: el silencio del detenido es la garantía de la seguridad de sus seres queridos. Un juego de poderosos, donde la vida no vale nada. De ahí que el narcotráfico es considerado como uno de los delitos (no el único) más grave que padece una sociedad.
La investigación orientada desde el Juzgado Federal, poco a poco, va dando sus resultados y cercando un territorio difícil de escudriñar por los avezados investigadores como es el ámbito del narcotráfico. Los avances –los pocos que trascendieron de una hermética investigación- es que desde Avellaneda partieron el sábado al menos cinco camiones, todos con destino a la República Oriental del Uruguay y transportando bloques de yeso para la construcción.
Cuatro de esos transportes sortearon todos los trámites e inspecciones sin problemas cuando llegaron al llamado óvalo del Puente Internacional General San Martín.
Pero, en el quinto rodado se detectó la cocaína y se sabe que su trayecto no fue Avellaneda-Puente Internacional sin escalas; y por eso se tiene casi la certeza que en algún lugar de Gualeguaychú fue cargada la droga. Y se la cargó con premura y por personal sin mucha experiencia, porque su detección no fue un trabajo de scanner o ingeniería precisamente.
La labor del juez Viri se bifurca: por un lado, determinar la conexión local; y por el otro establecer la urdimbre de una trama internacional, teniendo en cuenta el posible destino de este voluminoso cargamento ilegal. Los dos caminos son independientes, pero están claramente conectados.