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Colaboraciones

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Una profesión abnegada, silenciosa, doliente si las hay

Una profesión abnegada, silenciosa, doliente si las hay

A Cecilia Grierson se la reconoce como la teórica que fundó la enfermería moderna de todo el continente de América Latina.


Si bien el 12 de mayo celebramos el Día Internacional de la Enfermera/o, en conmemoración del natalicio de Florence Nightingale el 21 de noviembre se celebra el Día de la Enfermería en nuestra patria.

 

Jorge Pedro Jurado

Colaboración (*)

 

Impactado por tantas cosas que nos suceden diariamente. La violencia que se vive hoy en Israel. La pandemia que quitó 70.000 vidas. Un descontrol en los precios de las cosas y tantas otras circunstancias que nos dan miedo, que nos intranquiliza, que nos tiene mal. Hace unos días celebramos el día Internacional de la Enfermería y por lo menos a quien esto escribe le emocionó tanto escuchar a la Fanfarría del Regimiento de Granaderos a Caballo General San Martín ejecutar la Marcha de San Lorenzo en la terraza del Hospital Militar Central de Buenos Aires en homenaje a nuestros enfermeros y enfermeras en su día por la abnegada labor que cumplen siempre pero más desde que comenzó la pandemia.

Pensaba que todos estamos más susceptibles pero ese día escuchando la marcha en homenaje al personal médico de enfermería me hizo lagrimear y mucho.

En la República Argentina el 21 de noviembre celebramos el día de la Enfermería ya que en esa fecha en 1935, se fundó la Federación de Asociaciones de Profesionales Católicas de Enfermería que nombró como patrona a la Virgen de los Remedios cuya festividad es en esa fecha.

Nuestra Señora de los Remedios es la primera virgen que veneraron los conquistadores españoles cuando Hernán Cortés la entronizó oficialmente en el año 1521 y en Buenos Aires durante la peste de 1727 fue proclamada “Patrona Menor de la Ciudad” para rogar por los enfermos con la fiebre tifus que provocaba numerosas muertes.

Si bien el 12 de mayo celebramos el Día Internacional de la Enfermera/o, en conmemoración del natalicio de Florence Nightingale el 21 de noviembre se celebra el Día de la Enfermería en nuestra patria.

Si hacemos historia y nos remontamos a los orígenes ser enfermero/a era un trabajo de carácter benéfico de las necesidades propias que requerían de su presencia por  guerras, plagas y catástrofes. Luego con el tiempo, esta disciplina profesional es impartida por universidades para cumplir sus funciones en los diferentes centros y hospitales, tanto nacionales, provinciales, fuerzas armadas, clínicas, servicios públicos y privados.

Hay una corriente que en cuestionamiento a lo anterior instaurado, propone celebrar el 22 de noviembre como el verdadero Día de la Enfermería Argentina, en conmemoración al nacimiento de Cecilia Grierson quien se la reconoce como la teórica que fundó la enfermería moderna de todo el continente de América Latina. Esta personalidad fue la fundadora de la Primer Escuela de Enfermería de América del Sur, justamente en nuestro país, iniciando las clases en la ciudad de Buenos Aires allá por el año 1886.

Alguien preguntó una vez: ¿Por qué quieres ser enfermera. Es una profesión tan dura y aún así quieres serlo ?

La respuesta no se hizo esperar. Es lo que quiero ser. Es mi vocación. Es lo que siento dentro de mí y por eso lo deseo. Allí terminó el diálogo.

La enfermería es una de las profesiones más sublimes y abnegadas. Es el amor al prójimo hecho carne todos los días. Es el amor a los demás, a lo que hace y se entrega.

Una enfermera (o enfermero, no distingo) no es sólo una persona que se viste de blanco Es un ser humano íntegro  que comprende las necesidades y sentimientos de su paciente, es una proveedora de cuidados, de comprensión, de amabilidad, de afecto y solidaridad.

Es la que comprende el dolor del paciente y los demás. La angustia de los familiares. La que convive día a día con el dolor de su prójimo y aun así tiene esa sonrisa que calma. Esa voz que apacigua, esa palabra de aliento, aunque sea para el último aliento.

Lo más gratificante de ser enfermera no es el sueldo. Las enfermeras se van a su casa con las manos y bolsillos llenos de las palabras de gratitud y las muestras de afecto derramadas de los ojos de una madre agradecida por haber curado la herida de su pequeño hijo, o la mirada cálida de un esposo que deposita toda su confianza en ella, mientras atiende a la mujer que lleva a su bebé en el vientre, o enjuga las lágrimas de un hijo o de una hija que ve que su madre o su padre se halla en la última etapa de la vida.

Esos son los momentos que hacen de esa profesión una carrera gratificante sobre todo en lo humano. Por lo tanto, ninguno de los aspectos negativos de esta profesión puede compararse con lo bien que se debe sentir quien ayuda a aliviar a su semejante.

La enfermería es una profesión que requiere vocación de servicio y compromiso con el otro y no es una frase hecha. Es mi humilde homenaje a todos los enfermeros.

(*) El autor de este artículo es abogado, escritor, periodista, colaborador de radio El Puente de Gualeguay y director del periódico Grupo de El Censor de Gualeguaychú que se edita en la red social de Facebook.

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