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Andrés Cabelier: otro héroe silencioso dentro del Hospital Centenario
Andrés Cabelier “Desde que comenzó la pandemia, el trabajo se volvió más exigente. El oxígeno se va como agua cuando hay pacientes que lo requieren”.
Para que los centros de salud funcionen con éxito y puedan cubrir las necesidades de los pacientes, se requiere del trabajo arduo de diferentes personas. Entre ellos: los encargados de farmacia, recepcionistas, ordenanza, enfermeros, médicos, diferentes especialistas y también aquellos que se encargan de reponer oxígeno, suero y medicamentos.
Andrés Cabelier de 49 años trabaja en el Hospital Centenario proveyendo de insumos la farmacia y trasportando el oxígeno, muchas veces de manera urgente porque el paciente lo requiere con prontitud: “mi trabajo es recorrer sala por sala en el Hospital Centenario (la parte nueva y también el viejo) suministrando oxígeno y suero. A parte, ayudo en farmacia a descargar medicamentos” relató Andrés.
Su trabajo al igual que todos aquellos que se dedican a salud es muy arduo, incluso se ha vuelto más demandante en contexto de pandemia, hasta tal punto de tener que prestar servicio fuera de su horario laboral: “Desde que comenzó la pandemia, el trabajo se volvió más exigente. El oxígeno se va como agua cuando hay pacientes que lo requieren y cuando necesitan oxigeno permanente hay que andar con cuidado. Me ha sucedido que me llamen fuera de mi horario de trabajo en varias oportunidades porque requieren oxígeno y he dejado de hacer mis cosas por ir”.
Andrés refirió a lo mucho que le gusta su trabajo: “Me gusta y me siento cómodo al saber que mi trabajo es para la gente que más lo precisa. Sobre todo porque debe ser horrible que te falte el oxígeno, no se lo deseo a nadie. En ocasiones me están esperando para que les lleve el oxígeno. Pobre gente, lo hago con gusto porque uno nunca sabe si le puede tocar a un pariente. En más de una ocasión, me han agradecido mucho, yo soy atento con todos. Hago mi trabajo de forma completa. Me ha sucedido que pacientes me han pedido favores, como ir a la farmacia a buscarles medicamentos porque ellos no pueden. Lo he hecho con gusto y de corazón”
Antes de trabajar en el Hospital Centenario, Andrés trabajó en Contagú hasta que la fábrica cerró sus puertas: “Trabajé 24 años en la fábrica hasta que todos nos quedamos sin trabajo. Al Hospital estoy más que agradecido, se me hacía muy difícil conseguir trabajo por mi edad y ellos me dieron un lugar a través de la C.C.C. También, estoy agradecido de todo corazón a la cooperativa que me dio la oportunidad de tener ese trabajo”.