Los nuevos excluidos bajo una misma bandera

La pandemia vino a desnudar la triste realidad en la que se transformó nuestro país, un territorio con riquezas inconmensurables, pero a lo largo de las décadas las ideas políticas imperante produjeron  años de estancamiento, una pobreza que nos agobia y nuevas generaciones de excluidos.

 

POR DIEGO ELGART

EL ARGENTINO

 

El 20 de junio es fecha elegida para honrar al creador de la bandera argentina, Manuel Belgrano, quien murió un día como hoy de 1820 a los 50 años.

El 20 de junio también se cumplen 15 meses del inicio de la pandemia en el país. Son más de 450 días de incertidumbre y de desamparo del Estado, ante la decandencia del sistema educativo, la quiebra de empresas por el mal manejo de la pandemia, la pérdida de miles de puestos de trabajo y un sistema de salud trabajando al límite con un personal mal pago, combatiendo a destajo al virus en condiciones de agotamiento físico y psíquico.

Cuando Manuel Belgrano, quien fuera el abogado de los reales consejos y secretario por su majestad del real consulado del Virreynato del Río de la Plata, le tocó ponerse al frente de un ejército para batallar por la Independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata, decidió establecer un símbolo patrio identificatorio y así fue como el 27 de febrero de 1812 creó la bandera celeste y blanca, inspirándose en la escarapela, también propuesta por él.

El sitio en el que el General Belgrano enarboló por primera vez la bandera fue en el poblado de la Capilla del Rosario, Pago de los Arroyos, hoy ciudad de Rosario, a orillas del Río Paraná. Allí fue consagrada con los mismos colores celeste y blanco por el Congreso de Tucumán el 20 de julio de 1816 y ratificada en Buenos Aires, el 25 de febrero de 1818, incorporando el Sol de Mayo en la franja blanca central.

La insignia eran las primeras acciones concretas de esa generación de revolucionario para poder incluir a todos los argentinos en un proyecto de nación, en la cual 22 años antes enla sesión que se celebró en la junta de gobierno el 15 de junio de 1796, expuso cómo un país podía ser próspero y con instituciones fuertes.  

“Nadie duda que un Estado que posea con la mayor perfección el verdadero cultivo de su terreno; y en el que las artes (oficios) se hallan en manos de hombres industriosos con principios, y en el que el comercio se haga frutos y géneros suyos es el verdadero país de la felicidad; pues en él se encontrará la verdadera riqueza…”.

Belgrano pensaba incluir al pueblo bajo el concepto de ciudadanía, en la cual la gente pudiera cambiar su realidad a través de sus propias manos, siempre con un Estado comprometido con la infraestructura educativa, servicios crediticios y relaciones internacionales que permitiera un comercio exterior pujante y una migración que trajera nuevas tecnologías y formas de labrar la tierra.

Belgrano predicó con el ejemplo. En 1813 donó el premio de 40.000 pesos fuertes, que había recibido de la Asamblea General Constituyente, para el sostenimiento de cuatro escuelas públicas. Por qué nuestra clase política en tiempos de pandemia, no da este tipo de señales, y deciden percibir lo mismo que gana un médico intensivista en la terapia Covid del Hospital Centenario, o un enfermero que atiene a los pacientes internados en la sala de  moderados o leves de Covid en el mismo nosocomio.

La falta de una clase dirigente que sepa entender la gravedad que nos toca vivir como país, hace que a 201 años de su muerte, aquel sueño de Belgrano está lejos de alcanzarse. Hoy nuestra vida está amenazada por una guerra virológica y nuestro futuro es incierto

Hoy hablamos de exclusión. Las calles de nuestra ciudad se convirtieron en las mañanas y las tardes de la tracción a sangre, cartoneros con carros a caballo, carros armados artesanalmente empujados con su propio esfuerzo, en busca de cartones, hierros y chapas para venderlos en los centros de acopio.

Antes era un panorama que se observaba de noche, hoy se ve a toda hora y la competencia por un pedazo de cartón parece ser feroz. 

La palabra excluido significa dejar a algo o a alguien afuera. Con solo recorrer las avenidas comerciales y ver la cantidad de locales cerrados por el mal manejo de la pandemia al cerrar actividades ya protocolizadas y en la que no fueron la causa del aumento de la circulación viral en la ciudad, debemos preguntarnos cuántos empleados de comercio y comerciantes quedaron excluidos del sistema laboral formal.

El haber cerrado los espacios escolares de la primera infancia, cuando sus docentes fueron vacunados con las dos dosis, condenará a toda una generación a la debilidad cognitiva con la que esos niños ingresarán a la escuela primaria.

Ciudadanos excluidos de construir un futuro con su esfuerzo personal porque ahora peligra el concepto de la propiedad privada. En la sociedad hay un cambio cultural profundo, las cadenas del pobrismo comienza a amañar las mente de las agrupaciones sociales. En 2001, marchaban para pedir trabajo y surgieron los Planes Trabajar, en 2021los movimientos sociales comienzan a pedir por más módulos alimentarios e incremento de los planes sociales, ante una inflación que lo devora todo.

 

Excluidos de un salario digno

 

La pérdida del poder adquisitivo del salario de los trabajadores en el último trienio fue equivalente a entre 3 y 7 salarios, da cuenta un estudio elaborado por el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf).

Un trabajador percibe hoy un salario que ha perdido entre un cuarto y un quinto de su valor real comparado con tres años atrás. La mayor caída real se dio entre marzo 2018 y marzo 2019.

La compleja situación macroeconómica de los últimos tres años ha provocado una significativa caída en los salarios reales. La actividad económica inició una caída en 2018, que siguió en 2019 y 2020, año de inicio de la pandemia. Entre 2017 y 2020 la economía terminó cayendo un 12,3%.

En marzo de 2021 el IPC nacional tuvo un crecimiento interanual del 43%, mientras que lossalarios del sector privado registrado y del sector público (nacional y subnacional) crecieron 32% interanual. Por su parte, los salarios del sector privado no registrado (informales)crecieron 37% interanual.

Nuestro mundo no es tan diferente al que hace dos siglos atrás le tocó vivir a aquellos patriotas, que renunciaron a todo para salvar la Revolución y comenzar el largo y sangriento camino de la construcción nacional. Hoy como ayer nuestro sistema de vida está en peligro, nuestra democracia está en peligro.

La diferencia  entre el ayer y el hoy está en la fortaleza moral de aquellos revolucionarios y de pensar en grande aunque ellos no pudieran estar vivos para verlo. Debieron gestionar la enorme crisis de vacío de poder que generó la caía del Rey de España por las invasiones napoleónicas en Europa.

Hoy vivimos una crisis de poder ante el despedazamiento de la institución Presidencial por la falta de credibilidad.

Belgrano pregonaba con el ejemplo, nuestro político se acercan más a la casta del Virreinato que extraía los recursos de su pueblo para su bienestar personal.

Don Manuel durmió en los mismos catres que sus soldados, se alimentó de los mismos “ranchos” durante su campaña al Paraguay, lo dio todo para incluir a los argentinos bajo una misma bandera y el ideal de la libertad.

La dirigencia actual, se aumenta la dieta, votan más incrementos de impuestos, algunos más descarados se colaron en la fila con la vacunación VIP y otros marcados con un gran prontuario de corrupción, son premiados con nuevos cargos en el Gobierno Nacional.

Belgrano murió en la pobreza a pesar de que su familia había sido una de las más acaudaladas del Río de La Plata antes de que Manuel se comprometiera con la causa de la independencia. Hoy sus valores morales y su entrega al ideal de Nación nos siguen iluminando ante tanta oscuridad.