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Diario El Argentinosábado 20 de abril de 2024
Opinión

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Raza, racismo y afroargentinidad

 Raza, racismo y afroargentinidad

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Por Federico Pita

Resulta fundamental rescatar la centralidad del concepto raza para abordar el entendimiento de la realidad nacional y latinoamericana. En palabras del intelectual Aníbal Quijano: "En América, la idea de raza fue un modo de otorgar legitimidad a las relaciones de dominación impuestas por la conquista. La posterior constitución de Europa como nueva identidad después de América y la expansión del colonialismo europeo sobre el resto del mundo llevaron a la elaboración de la perspectiva eurocéntrica de conocimiento y con ella a la elaboración teórica de la idea de raza como naturalización de esas relaciones coloniales de dominación entre europeos y no-europeos".

La raza se convirtió en el eje organizador de las sociedades coloniales, sustentado en la ideología de supremacía racial blanca/ inferioridad racial negra, haciendo lugar a la clasificación social de la población y la división racial del trabajo, lo cual redujo mayormente a los pueblos originarios a la servidumbre y a la población africana y afrodescendiente a la esclavitud, quedando inaugurado así, lo que algunos intelectuales llaman colonialidad del poder.

El racismo continúa inserto en las estructuras del sistema-mundo, y es parte nodal de las relaciones sociales, culturales y políticas con las que se organizan nuestras sociedades capitalistas modernas. En su dimensión estructural, el racismo es el conjunto de procesos, prácticas y estructuras que producen y reproducen la inequidad racial.

Argentina no fue la excepción en este derrotero. El puerto de la Ciudad Buenos Aires, en algún momento capital del Virreinato del Río de la Plata, fue la puerta principal de acceso de los africanos y africanas traídos como mano de obra esclavizada durante el período de la trata transatlántica. Para 1810 diversos estudios consideraban que la población de negros y mulatos constituía más del 30% de la población total del Virreinato.

Cuando todavía la organización del Estado-Nación estaba por concretarse, calaron en las élites criollas, ideas vinculadas al darwinismo social y al racismo científico de la época; así se difundió rápidamente la idea de que la civilización y la modernidad serían posibles sólo a través del blanqueamiento de nuestra población; había que deshacerse de las llamadas "razas inferiores" (los indios, los negros y los gauchos) importando masivamente cuerpos blancos europeos, los cuales mejorarían la raza argentina purificando nuestra sangre. Así lo expresa el artículo 25 de nuestra Constitución Nacional: "El Gobierno federal fomentará la inmigración europea (...)"

Hacia mediados del siglo XIX se comienza a instalar de la mano de intelectuales y políticos destacados de la época, que la población afrodescendiente o de origen africano ha mermado al punto de su casi extinción. Además de la invisibilización simbólica, se procedió a la promoción sistemática de inmigración europea, el negacionismo historiográfico y de la eliminación de la variable racial en los datos estadísticos.

 

(*) El autor de este artículo es director de la Comisión para el Reconocimiento Histórico de la Comunidad Afroargentina.

 

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