Jóvenes y adultos mayores: segmentos clave en la antesala de la campaña

Los dos extremos etarios de la sociedad han padecido de una forma especial las consecuencias de la pandemia

 

Por Gonzalo Arias (*)

 En su viaje de regreso a Ítaca, Ulises se ve flanqueado por dos grandes calamidades. El estrecho pasaje marítimo por donde el héroe de la guerra de Troya tenía que navegar estaba vigilado por dos bestias marinas. Escila era un monstruo de seis cabezas con afilados dientes que, apostado en una ladera rocosa, asediaba y devoraba a quien se acercara lo suficiente. A pocos metros de ella una segunda calamidad vivía sumergida en el lecho marino. Desde la superficie se la distinguía por generar un vórtice de agua, el cual arrastraba todo lo que estuviese a su alcance, para ser subyugado por su inmensa boca. Valiente y calculador, Ulises decide -siguiendo el consejo que le obsequió la hechicera Circe- que sería mejor arriesgarse a enfrentar a Escila, aun pudiendo perder a parte de sus hombres, que sacrificar su navío por completo ante las devastadoras fauces de Caribdis.

A lo largo de estos casi 3 mil años desde que se estima fue escrito la Odisea, ese monumental poema épico atribuido al griego Homero, se ha concluido que este pasaje tuvo la intención de representar la importancia de tomar las decisiones correctas, aun en contextos adversos, y con la perspectiva de que algunas pérdidas son casi inevitables.

En la antesala de una campaña electoral en la que las estrategias ya comienzan a definirse e interactuar dialécticamente entre ellas, un conjunto de decisiones trascendentales adquiere jerarquía. En particular, en el contexto de una estrategia atravesada por el fenómeno de la comunicación, una de las decisiones más relevantes consiste en definir a quién, por qué, para qué, cómo, cuándo y sobre qué se va a hablar.

Distintas encuestas realizadas en todo el país comienzan a delinear, cada vez con mayor precisión, los desafíos que la oferta electoral -es decir, los candidatos y candidatas- tendrán de cara a persuadir a los distintos grupos sociales. De las múltiples segmentaciones que se suelen hacer en el marco de las estrategias electorales, la más sencilla por la que se suele comenzar es la que distingue tres grandes grupos etarios: los jóvenes, los adultos y los adultos mayores.

Durante el ascenso de Cambiemos hacia mediados de 2015 y durante gran parte del gobierno de Mauricio Macri, los adultos mayores se habían consolidado como el grupo etario que más respaldaba al gobierno y que mayor imagen positiva expresaba respecto a la figura del presidente. Con el paso de los años y sobre todo tras la debacle económica que se produjo luego de 2018, los apoyos a Juntos por el Cambio en este segmento de la sociedad fueron horadándose sistemáticamente. Como contrapartida, los jóvenes fueron un factor esencial en el triunfo electoral de la fórmula del Frente de Todos hacia 2019. La tendencia que se veía por entonces en las encuestas consistía en que, cuanto mayor la edad, más explícito el apoyo a Macri, cuanto más jóvenes, mayor el respaldo a Alberto Fernández.

 

Si bien en la actualidad el presidente Alberto Fernández tiene mayor respaldo entre los jóvenes que el que se registra para Macri, y logró “perder” menos apoyo entre su grupo etario predilecto que el que se le escurrió a Macri, cabe ser precavidos por los fuertes efectos que la pandemia generó en ambos grupos.

Los dos extremos etarios de la sociedad han padecido de una forma especial las consecuencias de la pandemia. Los adultos mayores tuvieron que aislarse de una manera más estricta ya que su condición etaria los hacía más vulnerables ante los contagios y la muerte. Por lo general, con reducidas habilidades en lo que respecta al manejo de las tecnologías de comunicación -videollamadas, WhatsApp, internet, etc.- el aislamiento y la distancia respecto a seres queridos, en el tramo final de sus vidas, hicieron que las cuarentenas sean mucho más difíciles de sobrellevar. Por otro lado, los jóvenes, en la primavera de la vida, en un momento asociado a la libertad, la socialización y encuentro con amigos, la consolidación de la personalidad, y la formación educativa, también padecieron las medidas de aislamiento y el no poder desarrollar su vida social en los ámbitos de socialización afuera de los límites del hogar familiar.

La segmentación en el planteo de cualquier estrategia electoral presume que nunca se les puede hablar a todos en todo momento. Como Ulises enfrentando a Escila y Caribdis, es necesario que cada espacio electoral en pugna analice y decida no sólo cómo enfrentar a sus adversarios sino, sobre todo, cómo va a comunicarse con los distintos segmentos sociales. Tal y como ocurrió cuando el héroe de la Odisea se decidió enfrentar al “mal menor” y resignarse a perder algo, pero no tanto como hubiera perdido frente a la otra calamidad, estos son tiempos en los que el pragmatismo y las decisiones muy meditadas y basadas en exhaustivas y rigurosas investigaciones, determinaran aparte de la suerte de los candidatos de cara a unos comicios que ya se encuentran a la vuelta de la esquina.

 

(*) Sociólogo, autor del libro "Gustar, ganar y gobernar" (Ed. Aguilar)