Antes tabla de lavar hoy lavarropa automático

Simplemente una tabla acanalada en uno de sus lados, sin manijas, sin relojes que se colocaba dentro del fuentón en que se lavaba la ropa de la familia.

Inclinada con el pan de jabón y con un cepillo se fregaba la ropa a la cual se le quería quitar alguna mancha.

Este elemento tan simple era muy apreciado y estimo que en cada hogar había una tabla con la cual se lavaban, sobre todo, los pantalones de trabajo

El pan de jabón se deslizaba por la prenda, y luego el cepillo usado con mucha práctica dejaba la ropa impecable.

Un truco que daba buenos resultados para secar la ropa rápidamente (porque no había secarropas) era que luego de enjuagar la prenda, entre dos personas tomaban, por ejemplo, el pantalón, uno de la boca manga y otro de la cintura y lo retorcían, haciendo como un torniquete hasta escurrir toda el agua y luego lo extendían en la cuerda para que se secara totalmente.

Al finalizar el lavado se colocaba la tabla recostada en la pared para que escurriera el agua.

El jabón, el cepillo, el fuentón y la tabla eran imprescindibles en cada hogar.

Me gustaría saber si alguna vecina conoció la tabla de lavar, y si tiene algún recuerdo para compartir por este medio.

Me contó una amiga que hizo colocar una pileta de patio que casualmente tiene en un costado como si fuera una tabla, pero es totalmente de plástico y a ella le da mucho resultado pues ahí restriega las medias de su nieto que quedan impecables.

Con la evolución del hombre y el uso racional de las tecnologías se ha producido un cambio extraordinario en las formas de mantener la vestimenta en condiciones óptimas para su uso, en poco tiempo y con menos esfuerzo.

Uno de los oficios importantísimos en esa época, era la contratación de lavanderas, las cuales se encargaban solo de lavar la ropa. En algunos lugares no había agua corriente por lo que esta persona debía ir al arroyo más cercano para realizar su trabajo, aunque en algunos hogares existía una reserva de agua llamada aljibe o también tenían bombas de agua y eran utilizadas para este fin.

Con este recuerdo quiero homenajear a todas aquellas personas cuyo oficio fue muy sacrificado y que hoy en día queda solo eso, el recuerdo...

Con el advenimiento de los lavarropas las familias se han beneficiado enormemente con estas máquinas que hacen más fácil la tarea doméstica, pero a su vez, como ya he dicho en otros relatos, solo los memoriosos recordamos oficios que ya no existen.

Pobre tabla de lavar, elemento casi desconocido por las nuevas generaciones, quizás haya alguna colgada en algún lavadero adormecida por el tiempo.

 

(*) Amalia Doello Verme decidió en esta pandemia traer e la memoria “muchas de las historias vividas, y me pareció que sería bueno compartirlas con los vecinos que fueron protagonistas de estos relatos”, sostiene la autora y agrega: “Mi intención es sacarles una sonrisa y hacerlos viajar en el tiempo para revivir de alguna manera momentos dramáticos y otros humorísticos”.