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Diario El Argentinojueves 28 de marzo de 2024
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La política “está feliz”

La política “está feliz”

      


¡Se los ve excitados!. Prometen,  se muestran felices, critican al pasado como si nada tuvieran que ver. Las campañas previas a alguna elección devuelve a la vida a los políticos: pueden contrastar la realidad que se vive con la que construyen, prometiendo lo que será cuando ellos se electos. En tiempos de campaña, pareciera rompen el chanchito con los ahorros que venían preparando para el momento oportuno donde todo se hace posible: las obras postergadas, lo subsidios negados en otro momento, la respuesta a viejos reclamos. Se firman convenios, se hacen reuniones donde las fotos muestran diálogo y futuro, aunque no cuenten al final la misma versión. Todo sucede en el momento oportuno, como pretendiendo decir a los escépticos y opositores: “vieron que teníamos razón, cumplimos lo que habíamos prometido”. La economía mejora, la pandemia se va superando, abrimos puertas a la nueva vida. Términos tales como: “estamos trabajando”, “vemos una clara recuperación”, “dialogamos con todos los sectores”, recibimos una pesada herencia”, “nunca antes en la historia se hizo esto” crean la sensación  que las promesas se volverán realidad; total siempre habrá una excusa que justifique el retraso, el fracaso o el incumplimiento, excusa que nunca los tendrá como protagonistas sino como víctimas de otros.

Estas elecciones son legislativas, es decir que permitirán elegir a los representantes del pueblo, no a los gobernantes que ejecutan políticas. Fotos muchas: saludando gente, conversando con sectores, trayendo fondos para obras para una intendencia que han conseguido, justo a tiempo, para el lugar donde necesitan conseguir votos. Lindos slogans: trabajo, producción, distribución de la riqueza, educación y uno que se repite: solucionar los problemas de la gente, representar los intereses de la provincia, escuchar las necesidades. Para poder escuchar y luego proponer hay que tener cierta independencia y libertad interior: para disentir aún con el espacio y el conductor político, para  votar en contra de lo que te piden porque se ha escuchado al pueblo, para exponerse y explicar al electorado lo que se piensa sobre un tema,  para pensar si está representando al electorado o votando la política del gobierno del que forma parte. ¿Cuándo escuchan a la gente? La representación de sectores que puede hacer una cámara, un gremio, una comisión, un centro de estudiantes, una mesa de enlace es siempre parcial y de alguna forma condicionada por intereses, participación, aspiraciones de los que las integran. Todas estas características hacen visible que no expresan la amplitud de ideas que hoy se expresan.

En campaña los candidatos eligen un estadio, un club para hacer un acto adónde van los que los siguen para mostrar que la cantidad hace la fuerza: gritan, aplauden, prometen, denuncian pero dejan en claro de qué gobernante son candidatos. ¿Cuándo escuchan a la gente común? No sería mejor presentarse sin tanta pompa en el salón del Consejo Deliberante de la ciudad y recibir todas las ideas o necesidades de la comunidad, además de hacer explícitas las ideas que tienen? Después de todo una Casa Municipal no es del partido que gobierno, sino del pueblo.

Cómo escuchan las necesidades de la educación? Le preguntan al Consejo de Educación? , ¿hablan con los gremios?. Tal vez visitar las escuelas les dé una panorama más amplio; pero solitos, sin compañía de ningún funcionario que contradiga, justifique o prometa algo sobre la realidad que pueda escuchar y ver. ¿Tendrá la libertad de proponer y cuestionar algo mejor para sus representados o apoyará votando lo que le dice el partido?

Cómo toman decisiones sobre lo que se vive en el mundo del trabajo ¿hablan con el empresario, escuchan a los gremios? Tal vez visitar un día los lugares de trabajo y vivir las situaciones cotidianas les permitan escuchar a la gente, pero solitos sin nadie que explique, justifique o prometa algo.

Cómo decidirán temas como el debate, “ya ley” sobre la despenalización del consumo de marihuana: consultarán a la comunidad científica, que apoya esa teoría?, ¿escucharán a los organismos del gobierno que ya tienen postura tomada? Tal vez visitar los Hogares de Cristo, los barrios donde se agrava esta situación les haga escuchar la realidad. Pero solitos, sin comitivas, sin fotos armadas: para escuchar a las madres, a los acompañantes, a los que sufren las adicciones. O Terminará votando la ley que mande el ejecutivo o uno del partido siendo fiel más a la ideología que a la realidad? Ya lo hicieron con el aborto, por qué pensar que van a hacer algo diferente con otros temas.

Escuchar complica porque te enfrenta con el dilema de imponer tu criterio o tomar en cuenta lo que te dicen. Exige ser claros, argumentar, revisar, convencer y asumir las críticas de quienes te votaron. Me llama la atención cómo muchos representantes se quejan de las críticas del electorado o de la indiferencia para con ellos de la ciudad que los vio crecer luego de que, lejos de representar al pueblo, fueron funcionales al partido. No debe ser fácil cuando llegaste a ese lugar de reconocimiento que siempre buscaste volverte un paria del partido, un expulsado por contradecir lo que te piden que votes siendo fiel al electorado que representás. Antes que preferir al electorado que luego te olvida, se responde al partido que al menos te hace ser alguien. ¿ Será por eso que después de un tiempo buscan mejor destino en puestos de mayor rango. Incomprendidos, nos mirán con lástima porque no entendemos que lo que hicieron ha sido lo adecuado: ellos construyendo el país del mañana, nosotros aferrados a tradiciones de pueblo chico. Cuándo se proponen como candidatos surgen de lugares que los vieron crecer y luego escuchan a otros: quienes cambiaron: ¿los electores o el elegido?

Ellos están entusiasmados, nosotros desanimados. Ellos construyen la realidad, nosotros la vivimos. Ellos prometen escucharnos para luego desoír a su gente, nosotros no perdemos la memoria. Ellos debilitan la democracia, nosotros la sostenemos a pesar suyo,  cuando votamos. La política “está feliz”…la ciudadanía triste.

Guillermo Régoli

 

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