Secciones
Diario El Argentino
Secciones
Diario El Argentinoviernes 19 de abril de 2024
Ciudad

.

Maratón Nacional de Lectura: actividades realizadas en la Escuela Técnica Nº1

Maratón Nacional de Lectura: actividades realizadas en la Escuela Técnica Nº1

Maratón de Lectura 2021: relatos se oyen al pasar.


La  semana pasada, en diferentes escuelas, bibliotecas e instituciones de la ciudad se llevaron a cabo jornadas de lecturas y otras actividades a fines, en el marco de la Maratón de Lectura. La Escuela Técnica Nº1 quiso compartir con los lectores de: EL ARGENTINO, el trabajo realizado en este contexto.

 

La Maratón Nacional de Lectura es una celebración que invita a todas las instituciones educativas a que se sumen a una jornada de lectura. Este año la 19.a Maratón Nacional de Lectura se llevará a cabo desde la escuela o desde los hogares. El lema de este año es Relatos se oyen al pasar. Una Maratón con la literatura en boca de todos.

La Maratón Nacional de la Lectura se celebró el 24 de septiembre: ese día millones de chicos, jóvenes y adultos estuvieron conectados en todos los rincones del país -desde las instituciones o desde casa- leyeron y disfrutaron de actividades de lectura.

 

Un cuento a partir de “Obsesionario en la mayor”

Andrea, bibliotecaria de la Escuela Técnica Nº1, dialogó con EL ARGENTINO y relató cómo se vivió la maratón en institución:”  Esta semana se hizo la maratón de lectura, en la escuela se trabajó durante toda la semana con los chicos de Ciclo Básico, específicamente con tercero. La consigna era elaborar cuentos y de ellos se elegiría al ganador”

Luego agregó: “Era un competencia en la cual había requisitos: partiendo de la canción  “Obsesionario en la mayor” de Tan Biónica, debían escribir un cuento de terror o policial. Debía tener como máximo cinco hojas, y contar con tapa y contra tapa”.

“Los chicos se entusiasmaron mucho, nos entregaron las producciones y se eligió un ganador, el cuál recibirá un premio y reconocimiento. El ganador decidió leer su cuento en la entrada con toda la escuela”.

 

El cuento ganador

Lo conocí cuando entramos a la secundaria. Se llamaba Daniel y entró a la escuela becado. Vivía con sus tíos porque sus padres habían muerto en un incendio, pero no se encontraron rastros de los cuerpos.

Un día nos tocó hacer un trabajo práctico, así que aproveche esa oportunidad para acercarme a él. Nos organizamos para hacerlo en mi casa y llegado el día, pasamos horas compartiendo ideas y pensamientos. 

Empecé a notar que mientras más nos conocíamos, más sentimientos encontraba en mí y que a él le pasaba lo mismo, pero no podía parar de pensar en el que dirán mis padres y los vecinos.

Con el paso de los tiempos el amor que sentíamos era cada vez más fuerte y me decidí a confesárselo. Su reacción fue la que yo esperaba, me puse muy feliz, podría comenzar una nueva etapa, a la vez no sabía qué hacer, ya que recordaba las palabras de mi padre: “Honra el apellido y no me defraudes” y el corazón se me partía en dos. Quedamos en mantener una relación en secreto, mis padres ni amigos sabrían de ella, éramos solo nosotros dos, era nuestro secreto…

Tras un año, nuestra relación era perfecta. Pero, más adelante empezaron las discusiones no era fácil para mí, yo estaba muy enamorado de Daniel, a él no le importaba quien sabría de lo nuestro, pero a mis padres no les gustaría la idea de estar con otro chico, no era lo correcto para ellos ya que sus principios no lo permitían.

Una noche nos tomamos las cosas en serio y decidimos contarles a mis padres sobre lo nuestro, Nos preparamos para afrontar la situación y al llegar la hora de la cena, mis padres se comportaban de manera rara y asquerosa, ya que no les caía bien Daniel porque decían que lucía “afeminado”. En el transcurso de la cena, mis padres comenzaron a hacer preguntas sobre la vida amorosa de Daniel, No lo soporté más, me armé de valor y les conté como lo conocí, lo que sentí cuando lo vi y cuando decidimos llevar a cabo la relación. Al escuchar la noticia, mi padre se levantó bruscamente diciendo “había rumores de que esto pasaba pero no quería creer que fuera verdad”. Daniel se puso de pie y dijo, “el ser distintos al resto no es una decepción, deberían estar orgullosos de que Jackson confía tanto en ustedes al punto de contarles algo que íbamos a mantener en secreto”. Empezó una gran discusión, Daniel se puso de pie y se fue a encerrar en el baño. Le di su espacio y luego fui a buscarlo, pidiéndole que me comprenda, porque la situación no era fácil, que lo amaba y que iba a hacer todo lo posible por llevar adelante la relación pese a mis padres. Logré tranquilizarlo, pero empezó a llover y decidimos escondimos en el sótano para pasar la noche. Nos quedamos dormido y, de repente, un fuerte ruido me despertó.  No le di importancia porque pensé que Daniel había ido a observar lo ocurrido.

Al día siguiente me desperté y Daniel no estaba a mi lado. Rápidamente fui a su casa, pero nada.  Busqué en toda la ciudad, sin éxito en la búsqueda. Me hundí en profundo dolor porque tampoco le llegaban mis mensajes.

En la desesperación, recurrí a los tutores de Daniel, sus tíos. Los cité en el centro y cuando nos encontramos, lucían con miedo y frustración. Les conté nuestra historia y ellos nos apoyaron tal y cuales éramos y eso me dio esperanzas para seguir buscando a Daniel y  sin dudarlo llevamos el caso a la policía, quienes no le prestaron mucha atención ya que al igual que mis padres una relación entre dos chicos no era correcta, pero igual lo tomaron. Pasaron semanas y Daniel no aparecía, lo buscamos por todos los sitios pero nada. Después de un año de búsqueda la policía decidió darlo por muerto y cerrar el caso.

Estaba decidido a seguir con la búsqueda, no me iba a rendir porque todavía teníamos muchos sueños por cumplir.

Empecé a sacar conclusiones y buscar más pistas, pero nada me cerraba. Una noche decidí afrontar la realidad e ir a la casa de mis padres, a quienes no veía desde aquella noche funesta. El ama de llaves me dijo que ellos habían salido. Me dirigí hacia la oficina de mi padre para dejar un sobre en el que le avisaba que haría un viaje para seguir buscando a Daniel. Al entrar encontré muchos papeles en el suelo, algunos estaban quemados, en una se podía llegar a leer que eran cheques destinados a un centro de rehabilitación para homosexuales y otros de ellos eran dirigidos a un asilo para ancianos. Por mi mente pasaban muchas preguntas y me empezaban a cerrar muchas cosas, así que decidí investigar.

Al llegar al asilo me confundieron con mi padre ya que éramos muy parecidos. Aproveche la situación y les seguí la corriente. Me llevaron a una habitación donde había una anciana que, un poco perdida, me dijo:

-¡Hijo! ¡Tanto tiempo! ¿Recibiste mi carta?

Confundido, respondí:

-¿Cuál carta?

- No te hagas el tonto -dijo- la carta que te envié hace tiempo sobre mi cáncer.

- Ah claro, esa carta.

- Y cuéntame, ¿Cómo te va en tu relación con Williams? Me imagino que después del problema quedaste devastado.

- ¿Qué problema?

- ¿Acaso no te acuerdas? Sobre tu internación, Samuel…

Después de horas de conversas por fin entendí todo: Mi padre y el de Daniel habían tenido una relación amorosa, pero sus padres los separaron y enviaron a cada uno a diferentes clínicas de “rehabilitación”. Tras salir de la clínica, Williams volvió a buscar a mi padre y tuvieron una fuerte discusión que terminó en una pelea. Williams conocía muchas cosas de mi padre, cosas que lo podían llevar a la quiebra y a quedar mal al frente de la sociedad si se enteraban que era homosexual y que su matrimonio con mi madre había sido una farsa.  Esto lo llevo a la desesperación y, sin pensarlo, fue a la casa de Williams y lo  apuñaló, tanto a él como a su esposa. Mi padre ocultó bien todo y lo disfrazó con un terrible incendio que él mismo comenzó.

La verdad, quedé devastado con todo eso porque estaba viviendo con personas que no conocía. Inmediatamente fui a mi padre y le exigí que me llevara con Daniel, si no quería que confesara lo que había hecho en el pasado. Él, sin dudarlo, aceptó. Al llegar a la clínica donde se encontraba Daniel, corrí a abrazarlo y nuestro amor seguía siendo mutuo e incondicional. Salimos de ese lugar horrible y fuimos a las autoridades a contarles toda la verdad. Después de un tiempo, mi padre fue llevado a prisión.

Después de contactar varios doctores y psicólogos para superar lo que vivimos, nos fuimos a vivir juntos y formamos una hermosa familia, ya que adoptamos un bebé. Empezamos una nueva etapa y éramos muy felices.

Nuestra historia salió en todas las noticias y se hizo muy reconocida, gracias a eso dejamos una gran enseñanza en la sociedad: “No tengamos miedo de mostrar nuestros verdaderos colores”

    ComentariosDebés iniciar sesión para poder comentar