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Diario El Argentinojueves 28 de marzo de 2024
Opinión

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Obsesionado con la deuda, Alberto debutó en G20 de manera presencial

Obsesionado con la deuda, Alberto  debutó en G20 de manera presencial

Entre las consecuencias inesperadas que sumó la pandemia, Alberto Fernández debió limitar en extremo sus contactos internacionales, que ahora retoma con la vuelta a la presencialidad en el G20, donde hasta se cruzó con Bolsonaro, al que solo había visto por Zoom y siempre con el ceño fruncido.


Por José Angel Di Mauro

 

Generó cierta inquietud la reunión del miércoles pasado entre Juan Manzur y Marco Lavagna. Fue en Casa Rosada, duró una hora, y el titular del INDEC se retiró sin hacer declaraciones. No ha habido objeciones por el papel del organismo encargado de manejar las estadísticas desde su normalización durante el anterior gobierno, ni tampoco en el actual.Pero a pocos días de una elección trascendental y siendo la inflación el principal problema que aflige a los argentinos, ese encuentro generó suspicacias.

Como la que sugirió la diputada de la Coalición Cívica Paula Oliveto, que tuiteó: “Parece que Manzur llamó a Lavagna para darle instrucciones sobre el control de precios. Otra vez estamos empezando a ver cómo se pretende manipular las estadísticas y ocultar la inflación”. Lo hizo para meter presión, sobre todo a Lavagna, quien ha dejado trascender a través de allegados que se irá, antes de que le pidan hacer cualquier dibujo. No es que se lo hayan sugerido tampoco; en rigor, solo se dijo que en ese encuentro se habló de los precios. “Fue una reunión de seguimiento de los distintos indicadores que maneja el INDEC para ver cómo viene la evolución de cada uno de ellos”, dijo el propio Lavagna a través de un audio que difundió la Jefatura de Gabinete.

Eso sí, aunque Manzur acostumbra a subir a su cuenta de Twitter fotos con todos los que lo visitan, esta vez no hubo una de su encuentro con Lavagna.

La inflación de octubre se revelará el 11 de noviembre, según el cronograma adelantado por el INDEC. El congelamiento de precios dispuesto por Roberto Feletti apunta fundamentalmente a ese dato que se conocerá tres días antes de ir a votar. Pero no puede hacerse magia y el número que se conocerá ese día no sería muy distinto de los que vienen registrándose. Una consultora tiene medido 3,2 puntos. El gobierno espera menos, pero nadie garantiza milagros.

Ni siquiera el Papa Francisco, con el que el mandatario no pudo verse en su visita a Roma, a pesar de haber hecho ingentes esfuerzos: primó la postura pontificia de evitar esas fotos en plena campaña electoral. La razón más poderosa -dicen quienes mantienen aceitados contactos con el Vaticano- está en el enojo de la Iglesia por la legalización del aborto. Bergoglio acepta que era una promesa de campaña del Frente de Todos, pero no justifica que se haya impulsado su tratamiento en plena pandemia.

Tampoco encontró milagros el Presidente en su corta gira europea. Ese asiento ganado en el G20 en tiempos de Carlos Menem les asegura a los mandatarios argentinos un contacto periódico con los líderes mundiales, pero por la pandemia Alberto Fernández había debido resignarse a la virtualidad. Por fin tuvo su debut presencial en ese organismo, donde pudo cruzarse con Joe Biden y hasta se saludó afectuosamente con Jair Bolsonaro, con el que había tenido siempre un trato distante, limitado al Zoom. Perjuicios de la pandemia, que afectó también las relaciones bilaterales.

Allí Fernández volvió a hablar con sus colegas de la obsesión argentina: la deuda. No la tiene sencilla el Presidente, que debe expresar afuera un discurso que tiene como precedente el endurecimiento del tono que en esa materia vienen exhibiendo los principales dirigentes del oficialismo. No solo ellos: en vísperas del encuentro de Alberto Fernández con Kristalina Georgieva, la CGT emitió un comunicado en el que respalda un endurecimiento de parte del gobierno: “Acompañamos y apoyamos decididamente la firme posición de nuestro Presidente de no sumar nuevos impedimentos o postergaciones a la reparación del tejido social”, expresa el texto que enfatiza a continuación que “los acuerdos deben alcanzarse teniendo presente las consecuencias sociales provocadas por el irresponsable endeudamiento externo”.

La referencia a la deuda es solo una parte del comunicado difundido luego de un encuentro que Héctor Daer mantuvo el viernes con el jefe de Gabinete -del que sí hubo foto-, y allí la central obrera se despacha con advertencias hacia los empresarios a los que exige “asumir la responsabilidad y no esconderse detrás de la inasible cadena de producción”. La central obrera se encolumnó así detrás de la campaña oficial contra la inflación a través de un controvertido congelamiento. Y en tren de sintonizar con el gobierno es que también se alinearon con el discurso sobre la deuda.

Aunque ante los empresarios a los que citó en Casa Rosada para contarles cómo avanza la negociación con el FMI, el Presidente se esforzó en dejar claro que está buscando “el mejor acuerdo posible”, y que se cerrará en diciembre, ya no hay quienes descarten la posibilidad de que al final no haya acuerdo. Eso se piensa a partir de la decodificación de los discursos del ala más poderosa del frente gobernante. A pesar de que en esos mismos mensajes se insista en recordar que ellos “siempre pagaron las deudas que dejaron otros”.

Parte de la campaña endurecida del oficialismo incluye chisporroteos con Estados Unidos. En vísperas de que Alberto Fernández buscara una foto con Biden, el senador Oscar Parrilli la emprendía en la Cámara alta contra el futuro embajador norteamericano en la Argentina, Mark Stanley, quien durante la audiencia que mantuvo con el comité evaluador del Senado norteamericano hizo declaraciones sobre la situación de nuestro país y en ese contexto señaló que -palabras textuales del senador Parrilli atribuidas a Stanley- “es responsabilidad de los líderes argentinos llevar adelante un plan macroeconómico que devuelva estabilidad al país, y la consagración de un acuerdo con el Fondo”.

Para el senador que sin duda expresa el pensamiento vivo de la vicepresidenta, son declaraciones inadmisibles y llegó a comparar a Stanley aun antes de su designación con Spruille Braden. Lo cierto es que el futuro embajador habló de la necesidad de conocer “un plan”, precisamente cuando al presidente Fernández no dejan de recordarle que supo vanagloriarse por no creer en los planes.

¿Acaso previendo una derrota más severa el 14 de noviembre es que el kirchnerismo se repliega, tratando de consolidar su discurso para los propios? Es la pregunta que muchos se hacen. Porque en el oficialismo parecieran dar por descontada la derrota electoral, lo cual se transmite con una campaña electoral desarticulada y en la que los resultados del Ejecutivo no llegan. Con sobreactuaciones como la de Martín Guzmán tildando de “antiargentinos” a la oposición, o la candidata principal bonaerense atribuyéndole a JxC impulsar un “golpe blando”. Ningún manual de campaña oficialista sugiere alentar la posibilidad de que el gobierno propio puede caer… Fuente: (El Parlamentario).

 

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