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Diario El Argentinoviernes 29 de marzo de 2024
Opinión

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Un ancho falso, un cuatro y una sota

Un ancho falso, un cuatro y una sota

Les cuento que el domingo pasado fui el ganador de un partido de truco. Un verdadero e indiscutible triunfo.


Jorge Pedro Jurado (*)

 

Les cuento que el domingo pasado en el club del barrio definí las buenas con esos naipes con que titulo la nota. Fue un triunfo importante que deseo compartir con todos los lectores de El Argentino.

¿No me creen? Pues créanme que es la pura verdad. Por eso luego invité a mis seguidores, amigos y otros a festejarlo.

Esto es parecido o igual a lo que el oficialismo logró en las elecciones del 14 de noviembre pasado y lo festejó el llamado día de la militancia.

¿Me pregunto si acaso no entendieron el resultado de las urnas, viven de la falacia o son adeptos a Maquiavelo o sobrevivientes del Titanic?

El frente gobernante a nivel nacional, de muchas provincias y municipalidades debió soportar perder en más de una docena de ellas, en muchas comunas, la mayoría automática en la cámara alta y un par de diputados más que la oposición. Aún así festejaron como si sus votos hubieran sido aplastantes. El gobierno dejó entrever que ahora mejorarán el poder adquisitivo de salarios y jubilaciones, que van a generar puestos de trabajo y bajarán la inflación controlando precios y mercado externo. Insólito relato. Tan hartante, reiterativo e ineficaz históricamente hablando.

En tanto un exjuez garantista afirmó que el resultado de las elecciones salvó la democracia evitando así un golpe de estado. Más relato, más falacias, más de lo mismo.

Cientos de militantes seguramente dependientes de planes y obligados a asistir a la Plaza de Mayo, con la complicidad de los sindicatos, movimientos sociales que una semana atrás criticaban al oficialismo y una agrupación que insólitamente llegó después a la histórica plaza, asistieron a un discurso extraterrestre que se limitó a pedir aire para el bienio que se aproxima, echaron culpas a otros con lo cual los ensalzaron y dieron cháchara como siempre ausente de contenido sólido y si de barata ideología.

En tanto los ciudadanos que trabajamos, que pagamos los impuestos y sin prontuario, mirábamos perplejos esa alocución viendo cómo se apuraron en aprobar  más de cien decretos de necesidad y urgencia que ignoro, más bien estoy casi convencido, que si se trataran con la nueva composición parlamentaria algunos serían observados o por ser un poco más severo en la afirmación, serían rechazados in límite.

Mientras tanto el país sigue en caída libre, desconcertado, inseguro, con salarios y jubilaciones depreciadas y sin moneda. Los más centrados esperábamos una voz presidencial que reconociera la derrota y solicitara un diálogo democrático, franco, abierto y sincero. Ello no sucedió y no advertimos que suceda en este contexto. Así pienso que no tenemos salida por lo menos a corto y mediano plazo. Nuevamente el optimismo que deposité el día de las elecciones se convirtió en pesimismo.

No tiene nada que ver, pero me hicieron recordar al memorable poema de Almafuerte. Cuanta vigencia tiene.

(*) El autor de este artículo es abogado, escritor y director del periódico digital Grupo de El Censor de Gualeguaychú que se edita en la red social de Facebook.

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